A la mañana siguiente, Álvaro llevó a Atike de vueltas al departamento, Julianne estaba preparando el desayuno cuando llegaron.
— Buenos días Julián, que bueno que hoy si estás de mejor ánimos para desayunar, mira te traje unos croissant calientes y chocolate.
— Gracias Atike, adivinaste mi antojo del chocolate. — Julianne se quedó paralizada ante lo que dijo, se olvidó por un momento de Álvaro y está la miró luego a Atike.
— ¿Antojos? ¿Acaso tú?
— Acaso nada Álvaro, ¿acaso no puedes tener ganas de comer un Croissant caliente con chocolate?
— Disculpa, no quise ser indiscreto, pero no te preocupes, no diré nada, total quien se lo pierde es él, por ser un grandísimo imbécil y casarse con el doble de.
— ¡Álvaro! — Atike lo interrumpió y Álvaro quedó de piedra al sentirse idiota por lo dicho.
— Desayunen ustedes, ya se me quitó el apetito.— Julianne miró a Álvaro, dio vueltas y salió de la cocina.
— Julián, perdóname, te juro que no fue mi intensión.
— Tranquilo Álvaro, tienes razón, es el quien se lo pierde... Disfruten su desayuno.
Atike fulminó con la mirada a Álvaro, dejo todo sobre el mesón y salió tras de Julianne.
— Amor, espera.
— Eres un insensible, ¿Como pudiste decir algo así?
Álvaro se apresuró y agarró el brazo de Atike.
— Espera mi vida, perdón no fue mi intensión, de verdad, discúlpame.
Álvaro rodeó su cintura y la apretó a su cuerpo.
— Ya no quiero estar lejos de ti nunca más, saber que la embarre y que estás enojada conmigo por eso. No me castigues mi vida.
Atike lo miró acunó su rostro y habló sobre sus labios.
— Ya se me pasó el enojo, pero no vuelvas a decir algo de esa mujer delante de Julián, ella está muy sensible, y no me gusta verla triste. Ahora voy a llevarle el desayuno tiene que alimentarse, por dos.
— Ve mi vida, ve, yo me marcho tengo que ir a la oficina y te llamo para almorzar juntos.
— Si, te estaré esperando.
Álvaro dio un beso apasionado y se marchó Atike preparó una bandeja con el desayuno y subió a la habitación de Julianne.
— Julián, te traje tu desayuno, por favor no le hagas caso a ese loco de mi prometido.
— No te preocupes Atike, el tiene razón. Y me alegra que estén comprometidos, tu mereces ser feliz, disfruta tu felicidad, ya sabes que estoy aquí para apoyarte en lo que desees.
— Gracias Julián, ¿sabes? Nunca imaginé que el amor fuera así de hermoso y placentero.
— Lo sé, mi niña, y disfrútalo, te lo mereces.
Julianne abrazo Atike, pero ella sintió pesar de saber a Julianne triste muy en el fondo de su corazón.
— ¿Sabes? Yo tambien me voy a casar pronto, ya no tengo esperanzas con Jórdan, el está casado con otra mujer, y no me voy a quedar esperando lo que jamás llegará.
Atike miró a Julianne y vio tristeza en sus ojos.
— Julián, tu alma está unida a la suya así el y tú estén casados con personas diferentes, ustedes estarán unidos por siempre.
— Ya no estoy muy segura de eso Atike, lo único que me une a Jórdan es mi hijo, nada más.
— Julián, ¿Estás segura de lo que vas hacer? ¿Y si te arrepientes después?
— No lo haré Atike, Sergio Alexander Bright será mi esposo, ya no hay vuelta atrás.
Atike hizo un gesto de negación, y salió de la habitación dejando a Julianne sola." Se que fue rechazada, pero eso no es escusa para unirse a otra persona." — Pensó.
Luego de un tiempo, Julianne salió para irse a la oficina.
Subió al ascensor, luego a su auto y se fue.
Llegó a la oficina y ya estaba esperando Sergio en ella.
— Buenos días cariño, ¿Cómo estás hoy?
— Hola Sergio, estoy mucho mejor, los malestares que siento son normales en mi estado. Pero pasará.
— Bien, ahora el trabajo, aquí un caso de un piloto de helicóptero que requiere de nuestros servicios.
— ¿Cual es la causa?
— El asesinato de su esposa, lo están culpando, aquí están toda la información, la pregunta es ¿Llevarás el caso tú, o delegaras a alguien?
— Lo llevaremos tu y yo, Virginia y Paulina están con el caso de la estudiante del ciberacoso.
— Entonces a trabajar.
Julianne y Sergio pasaron la mañana y parte de la tarde trabajando en el caso del piloto, con entrevistas a su cliente y recaudación de pruebas e información.
— Julián, vamos, no puedes pasarte una comida, no le hará bien tanto a ti como al bebé, vamos a comer algo. — propuso Sergio cerrando la portátil y poniéndose de pie. Ayudó a Julianne y salieron de la oficina.
Salieron del ascensor y subieron al auto, fueron al restaurante para comer lo que era insaciable para el antojo de Julianne, lasagna.
— Esa pequeña es una golosa. — Expresó Sergio sonriendo de ver a Julianne comer con tantas ganas.
— Puede ser un pequeño, mañana tengo cita con el médico y veremos el sexo.
— Perfecto, no me lo perdería por nada del mundo. — Habló muy animado Sergio tomando la mano de Julianne.
— Gracias por estar conmigo, Sergio.
— Cuenta conmigo siempre, mi bonita.
— Sergio, yo.
— Shii, no digas nada Julián, se que algún día, ganaré tu corazón.
Sergio unió sus labios a los de Julianne en un tierno beso, y ella respondió, Sergio sintió su corazón latir fuertemente, pegó su frente a la de ella y susurró sobre sus labios.
— Algún día será, mi bonita, algún día seras mía sin reservas.
Julianne lo miró y suspiró profundo.
— No quiero lastimarte, no me lo perdonaría jamás.
— No pasará nunca mi amor, nunca.
Escuchar la palabra mi amor, Julianne sintió estremecer su corazón, recordó a Jórdan, ¿dolía? Pues claro que dolía, sentirse desplazada del corazón del hombre que amaba no era algo con lo que ella contaba, siempre se hizo a la idea de que estarían juntos, y ahora el casado con otra mujer, y ella a punto de hacerlo con Sergio.
La tarde pasó y saluieron del restaurante subieron al auto y Sergio manejo tomando su mano entrelazando sus dedos. Dejó un beso en ellas y le dijo de la sorpresa que tenía par ella.
— ¿A donde vamos? — Interrogó al ver el desvío del camino.
— A la playa, tengo una sorpresa para ti. — Le respondió sonriendo le.
Julianne siguió en silencio, llegaron a la playa y todo estaba iluminado con luces led en forma de un corazón y en el sentro estaba lleno de pétalos rosa.
— Es hermoso, Sergio.
— Mi reina se merece lo mejor del mundo. — Respondió cogiéndola en brazos y caminando con ella, la dejó en el centro del corazón y los fuegos artificiales se encendieron, y formaban la palabra TE AMO. Se puso de rodillas sacó la cajita roja del bolsillo y la abrió.
— Julianne Ferrari, formalmente te pido que aceptes ser mi esposa.
Julianne sonrió estiró su mano y Sergio colocó el anillo con la toca de diamantes.
— Acepto Sergio, acepto ser tu esposa.
Sérgio la tomó por la cintura y dió vueltas con ella.
— ¡Ya, ya Sergio! Recuerda que estoy embarazada y no puedo dar ese tipo de vueltas, me vomitaré.
— Estoy feliz, quiero que nuestra boda sea lo más pronto posible, no quiero que nuestro hijo nazca fuera del matrimonio.
— Sergio...
— Ya se mí vida, ya lo sé, el conocerá a su padre y compartirá con él, pero será mi hijo de corazón y lo amaré como tal, así como amo a su madre.
— Sergio, te mereces un amor bonito....
— Lo tengo, y lo viviré a tu lado, te amo Julianne, eres la mujer de mi vida, te amé desde que éramos chicos.
— ¿Y por qué nunca me lo dijiste?
— Por qué siempre te vi centrada en tus estudios, y no dejabas que nadie te desviara de tu propósito.
— Y entonces eras tú, mi novio de mentiras.
— Para mí lo fue de verdad.
— Sergio.
— Julianne, vamos a casarnos pronto, ya.
— ¿Estás loco? — Respondió riendo.
— ¡Siii, estoy loco por ti! ¡Te amo! Acompáñame en esta locura.
— Sérgio..
— Dime qué siii. Vamos. Arriesga te, no te arrepentirás.
A Julianne por un momento se le olvidó todo el estrés y se carcajeo tanto y terminó aceptando en casarse ya.
— Esta bien nos casaremos cuando tú quieras, hoy, mañana, no se, esto es una locura.
Sérgio subió al auto y llevó a Julianne a casa de sus padres, les daría la noticia de que pronto se casarían.
Llegaron a la mansión de la familia Bright y fueron recibidos por el padre de Sergio, Alexander y Mariza Bright.
— Padre, madre. — Habló a modo de saludo sosteniendo la mano de Julianne.
— Les presento a mi futura esposa.
— Hijo, ya sabíamos que terminarían casándose. — Respondió Mariza abrazando a su único hijo y luego a Julianne.
— Felicidades hijo, y a ti también Julián.
— Gracias, señores Bright.
— Nada de señores, dime Mariza.
Julianne sonrió y continuaron conversando y planeando la boda para esa semana.
Mariza abrazando a su hijo, sus lágrimas rodaban por sus mejillas.
— Mujer, no llores, debes estar feliz, nuestro hijo se casará con la mujer que siempre amó.
— Lloro de felicidad, ya sabes lo sentimental que soy con mi hijo, y más ver qué ...
— Mariza, por favor, no más lágrimas esposa, nuestro hijo está feliz.
Mariza seco sus lágrimas, después de compartir y planear la sencilla boda, se despidió de Julianne y su hijo y salió para ir a su habitación.
— Vamos te llevaré a tu departamento.— Dijo Sergio.
— Ya es muy tarde, y es muy peligroso quédense aquí. — Propuso Alexander.
Sergio miró a Julianne y ella asintió aceptando la invitación.
— Bien entonces vamos. — Expresó Sergio tomando su mano y para subir las escaleras.
Entraron en la habitación de huésped donde se quedaría ella.
— Gracias Sergio, gracias por darme el tiempo necesario.
— No voy a obligarte mi mujer bonita, todo pasará cuando tú lo desees.
Sérgio abrazó a Julianne y dejó besos en su cabeza.
Julianne lo miró fijamente y vio tristeza en sus ojos.
Acarició su rostro y Sergio unió sus labios a los suyos.
"Por qué esa tristeza en sus ojos? — Pensó mientras respondió a ese dulce beso.
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Apuesta Por Una Noche (6to Libro De La Saga Cielo Eterno)
Roman d'amourJulianne Charlotte Ferrari, una joven multimillonaria tiene una noche de chicas en la que se aventura en una apuesta, tener una noche fugaz con un apuesto desconocido. Jórdan L'Blank, un viudo solitario apuesto, que se encuentra en la mira de una a...