CAPÍTULO 19. MAL ENTENDIDO

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Tres horas antes.
Karen escuchó hablar a Jórdan sobre la cena y vio que ya existía alguien en la vida de Jórdan.
— Estás con alguien, y por lo visto nadie lo sabe, tengo que averiguar quién es, y mientras tanto, tú no irás a esa cena de revelación de relación, no di yo lo impido, primero tengo que ver cuál de los dos me conviene.
Karen dio un fuerte golpe a su pierna enyesada causándose más daño, tanto que su pierna se inflamó tanto causando mucho dolor.
Se aguanto lo más que pudo y cuando vio la hora de la salida empezó a quejarse fuerte.
Jórdan escuchó y fue a ver lo que sucedía.
—  Karen, Karen ¿Estás bien?- Llamó removiendo la, pues según ella estaba profundamente dormida.
— Mmm, ¿que sucede? ¡Ay! Me duele, ¡Ay por dios! mi pierna está muy hinchada, ¿Que me sucedió?
— No lo sé, paró tenemos que llevarte al hospital, y pronto.
Jórdan cogió a Karen en brazos y la llevó al auto para ir al hospital, dejando a Julianne esperando con todo preparado.
Jórdan llegó a emergencias vi Karen que lloraba por el dolor que sentía en su pierna.
— Lo siento, siento mucho molestar, causarte incomodidad veo que estás a punto de salir a un compromiso, déjame aquí, yo veo como hago, no faltes por mi culpa. Me siento mal por ti.— Fingió disculparse.

En la mansión Ferrari.
Julianne salió de compras con Atike, Virginia y Paulina, habían hecho una gran amistad con Atike.
— Chicas, esta, esta noche haré una cena, y quiero que como casi mis hermanas que son, estén presentes.
— ¿Como es eso que también sin tu hermanas? Si solamente soy yo. — Se escuchó una voz tras de ellas.
Julianne se giró y era su hermana menor Ornelas y su amiga.
— ¡Hola Ori! ¿Papá sabes que estás por acá? .
— Pues claro, les dije que tú me estabas esperando. Ya me viste, ya me voy.
Todas rieron al ver a esa chiquilla loca salir corriendo y desaparecer en el centro comercial.
Julianne sonrió haciendo un gesto de negación y continuaron hasta encontrarse con Sergio.
— ¿Como están las .interés más hermosas de Capri?
— De compras. — Contestaron riendo y continuaron en compañía de Sergio.
Pasaron la tarde y regresaron cada uno a su residencia.
— Te espero Sergio.
— Ahí estaré, no me lo perdería nunca, quiero conocer al hombre que no corriste con mi presencia.
— Serán buenos amigos, ya lo verás.
Se despidieron, Julianne entró a la mansión y Sergio se marchó.
Mericci vio la es Ena de la despedida, y lo que entendió no fue la despedida de dos amigos.
" Sergio es el dueño de la camisilla."— Se dijo mentalmente y fue al encuentro de Julián y Atike.
— ¡Hola mamá!
— ¡Hola mis niñas! Están muy lindas, será una noche especial.
— Si madre, esta noche les presentaré a mi novio, mi prometido, mejor dicho, les presentaré a mi futuro esposo.
— Vaya, que calladito lo tenías hija, ¿y que vas a querer para la cena?
— De eso tú sabes mamita, ya sabes que la cocina no es lo mío.
Entre risa y charlas subieron a la habitación, y Mericci a ordenar la cena para la noche especial.
Julianne marcó el número de Jórdan y respo dio al momento.
— Mi amor, puntual está noche.
— Claro que si mi vida, di por mi fuera no hubiera esperado tanto tiempo.
— Se acabó la espera, ahora compartiremos cada amanecer sin que te gas que saltar las baterías de mi terraza.
— Te amo. Ahí estaremos puntuales vida mía.
Colgó la llamada y cayó de espaldas a su cama, sonriendo y abrazándose así misma.
— Atike, amo a Jórdan, LO AMO.
Atike reía de verla tan feliz, y se sentó a su lado.
— Algún día espero tener un amor tan bonito como el de ustedes.— Expresó Atike y a su mente vino la imagen de Álvaro.
— Lo tendrás amiga ya verás que lo tendrás. — Respondió abrazándola.
— Ahora ve y empieza a embellecer te más de lo que ya eres.
— Te ayudaré con tu cabello, voy al jardín a conseguir margaritas blancas.
— Esta bien, te espero.
La tarde pasó entre baños de tina y pétalos perfumados, y cuando llegó la hora todos estaban listos esperando, Virginia y Paulina habían llegado, el timbre sonó y Julianne corrió a abrir la puerta frente a ella estaba Sergio Alexander Brighton, su mejor amigo.
— Hola mi chica linda. — Saludo entregando una rosa.
— Álex, creí que era.
— ¿Tu prometido? ¿Aún no llega?— Preguntó en voz baja .
— No, y no responde el teléfono, no se qué pasa.
— Ya vendrá, vamos.
— Si, ya vendrá.
Pasaron y Sergio entregó el ramo de rosas a Mericci.
Sentados esperando ya una hora más de charla y espera, Mericci hizo señas a Julianne de que ya era hora de paras a la mesa.
— Ya la cena está servida, pasemos que se enfría.
Julianne y los demás pasaron al comedor y la cena pasó entre conversas que Julianne jamás presto atención, su mente estaba en saber que pasó con Jordan.
La cena terminó, las horas pasaron, y todos dieron por hecho de que el prometido de Julianne era Sergio Alexander Brighton.
Sergio se despidió de todos y Julianne lo acompañó hasta el parqueadero.
— Mujer bonita, ¿que fue lo que sucedió allá dentro?
— Un desastre Álex, un desastre.
— ¿Y que pasó con tu prometido? ¿Te respondió?
— No y eso es lo peor, será mejor que vaya a ver qué pasó.
— Te llevo, ya es muy tarde para que andes sola.
— Está bien, voy por mi bolso y vuelvo.
Julianne fue a traer su cartera, y diciendo que valdría un momento.
— Vamos, debe haber sucedido algo muy grave para que no allá venido.
Sérgio encendió el auto y salieron en dirección a la mansión L'Blank.
Sérgio estacionó el auto, y justo ahí Jórdan llegaba con Karen del hospital, Julianne vio la escena de cuando la cogió en brazos y la llevó a dentro, su corazón sufrió un estrujón tan fuerte que su mundo tembló, su vista se nublo y se sostuvo sobre la parte delantera del auto.
Ver que esa mujer rodeo el cuello de Jordan y posar su cabeza en el pecho de ella, era algo con lo que no contaba.
Sérgio salió del auto y la ayudó a subir, le abrió la puerta del copiloto y la sentó.
— Mujer linda, ¿Que te sucede.
— Ahí está la razón por la cual no fue a la cena. Vamos Álex, no tengo nada que hacer aquí.
— Bonita, habla con él, debe haber una explicación para todo esto.
— Ahí está la explicación Alex, una mujer.
— Lo sé pero..
— Álex, vamos por favor.
Sergio subió, encendió el auto y salió de ahí llevándose a una Julianne con los ojos llenos de lágrimas.
— No quiero ir a casa Álex.
— Esta bien, vamos a la playa, asi el aire de la noche se lleva tu tristeza.
Llegaron a la playa se bajaron, quitó sus zapatos de tacón y caminaron por largo rato, después  se sentó en la arena mirando la olas ir y venir.
— Sabes qué cuentas conmigo para lo que sea.
— Lo sé Alex, y gracias por estar conmigo.
— Quieres contarme para entender cómo es que estás con un hombre mucho mayor que tú, ¿Es en serio? Julianne¿lo amas?
Julianne lo miró y con un movimiento de cabeza afirmó.
— Con toda mi alma.
— ¿Quieres contarme?
Julianne lo miró y contó todo lo que sucedió, desde la apuesta en el club hasta ahora. Sergio la miró y sonrió, la abrazó tratando de consolarla.
— Nunca me imaginé que vivieras esa aventura tan apasionante mujer bonita, eres tan reservada en tus cosas que.
— No pienses mal Álex.
— No bonita, nunca, si me alegra que tengas algo emocionante y excitante en tu vida, eso es vivir, no solo estudios y ahora trabajo, y ya sabes aquí estoy para ayudarte a que ese ves que hay otros que te pretenda, aún que sea de mentira lo nuestro eso  es un  secreto entre nosotros
— Lo sé Álex, sabes me dolió verlo cargar a esa mujer, y por favor nadie sabe de esto más que tú y Atike.
— Tranquila mi bonita, de mi boca, nadie sabrá nada.
Hablaron por mucho tiempo, le llegó el amanecer y vieron salir el sol. Julianne se levantó sacudió la arena y se fueron de ahí.
— ¿Te llevo a casa?  ¿O al departamento?
— Al departamento por favor.
Sérgio condujo hasta llegar al edificio, estacionó el auto, ayudó a salir a Julianne y ella se mareo nuevamente, Sergio logró sostenerla apretándola a su cuerpo.
— ¿Te sientes bien mujer bonita? Vamos te llevo a tu departamento, no puede ir sola, no quiero que te me desmayes y te lastimes.
— Solo me sentí un poco mareada, talvez es por la noche fría que pasé.
— Como puedes decir que pasaste frío, eso folio eso significa que en mis brazos no sentiste calor, y yo creyendo  toda la noche, que te calentaba. — Expresó mientras caminaba con ella en brazos y dejaba besos en su cabeza, y ella rodeaba su cuello con sus manos.
— Ya déjame aquí.
— Claro que no, ¿Como crees que voy a dejar a mi mujer bonita sola? Eso nunca.— Habló mientras dejó un beso en su mejilla.
— Vamos abre la puerta que te prepararé un té. — Habló al oído.
Julianne abrió la puerta, entraron la dejó sobre el sofá y Sergio fue a la cocina a preparar el té.
— Toma esto te hará sentir mejor. Julianne, ¿y si estás embarazada? Mirá que según me dijiste tus encuentros no fueron planeados.
— No lo creo, el doctor me dijo que tardaría mucho para eso, la infección que me fío la perdida de mi bebé por poco y me deja consecuencias graves.
— Bueno, no está de más salir de dudas, te haces una prueba y así sabré si te diré sobrinos o ahijados.
Julianne sonrió, acarició du vientre, imaginando un bebé crecido di de tri de ella.
Todo eso ocurrió mientras eran seguidos por Jórdan, todo lo que sucedió, lo mal interpretó, salió de ese edificio con el corazón roto en mil pedazos, subió a su auto y salió sin saber dónde ir.
— No entiendo nada Julianne, anoche me invitaste a tu cena, no comprendo nada, ahora escuchó que pasaste la noche con ese imbécil, Sérgio, tu novio para  nada de  mentirá. Te acostaste con él, me traicionaste Julianne, jamás lo creí de ti, creí en ti, en tus promesas, falsa, mentirosa, traidora.
Jórdan endureció su corazón, ante la aparente traición de Julianne.

Apuesta Por Una Noche  (6to Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora