CAPÍTULO 9

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Mericci pidió a Fabrizzio ir al jardín con Álvaro, salió de la oficina y fue por Ginevra y Georgia Beatrice.
Tocó la puerta de Giorgia y esta estaba dormida, fue a la habitación de Ginevra y pidió ir al jardín.
— Cariño, te gustaría compartir un momento con nosotros en el jardín, hay alguien que desea conocerlas. Llama por favor a Giorgia.
— Está bien tía, ya vamos.— Respondió Ginebra camino a la habitación de Georgia.
Las gemelas bajaron las escaleras y fueron al jardín, vieron al hombre sentado junto a Fabrizzio .
— ¿Que hace el aquí? — Interrogó sorprendida Giorgia.
— Se enteró de la muerte de nuestro padre y viene por nosotras, — Respondió una enojada Ginevra.
— ¿Que haremos, Gin?
— ¿Deseas irte con ese desconocido padre? — Respondió con otra pregunta.
— Claro que no, pero que haremos solas, papá lo declararon muerto junto a Julianne. ¿Que haremos solas?
— No estamos solas, sabes que nuestros tíos no nos abandonarán.
Llegaron y saludaron mirando fijamente a Álvaro.
— Tía, tío aquí estamos. Buenas tardes señor Sánchez. — Saludó Ginevra levantando una ceja.
Todos se quedaron sorprendidos, al ver que ellas conocían la existencia de su verdadero padre.
Álvaro se puso de pie y extendió su mano, pero fue Giorgia quien la tomó.
— Hola, mucho gusto, yo soy Giorgia Beatrice y ella Adrianne Ginebra.
— ¡Hola! Por lo visto saben quién soy.
— Si, lo sabemos, entre las cosas de mi madre que mi padre guardó encontramos una foto tuya donde decía lo mucho que te odió, y que nunca sabrías de nuestra existencia, y fue ahí cuando entendimos el por qué mi padre nos protegió.
— Eso fue secuestro, después de la muerte de su madre el debió buscarme.
— No te atrevas a decir que mi padre nos secuestró, más bien dime por qué mi madre no quería que supieras de nuestra existencia, ¿Que le hiciste? Algo debiste hacerle para que ella escapara de ti.
— Hija..yo yo.
— No tienes ese derecho, no somos tus hijas.
Fabrizzio y Mericci estaban en silencio, no sabían si marcharse o quedarse ahí, pero era doloroso lo que presenciaban.
— Hija, por favor, todos cometemos errores, escucha al señor. Por favor.
Pidió Mericci al ver la tristeza en los ojos de Álvaro.
Álvaro era un hombre mayor, a sus cuarenta y cinco años era de buen ver, tenía un cuerpo atlético y su barba en corte candado y sus cabellos platinados lo hacían ver muy sexy, tuvo muchas mujeres, pero cerró su corazón al amor, una, por enamorarse de su mejor amiga Kiara De la Rosa quien jamás le correspondió, y otra, por el recuerdo de Carla, cuando descubrió que era a ella a quien realmente amaba.

— Está bien tía, aquí estamos para escuchar la historia de él con mi madre, mi padre murió creyendo que nosotras no sabíamos nada, y respetamos su silencio, ahora ya que está aquí frente a nosotros el protagonista de la tristeza de mi madre quiero escuchar la.— Exclamó Ginevra mirando fijamente al hombre frente a ellas
Álvaro tragó el nudo en su garganta, como le contaría a sus hijas que le prohibió a su madre amarlo, y que ellas fueron producto de un juego erótico que el inició.
Fabrizzio y Mericci salieron de ahí dándole privacidad
— Bien, cualquier cosa estamos dentro. — Dijo Fabrizzio levantándose.
— Bien empieza, te escuchamos.
— Hija, yo, bueno es una historia muy triste, yo no sabía que ustedes venían en camino cuando Carla desapareció,  y cuando me enteré empecé a buscarla, Jórdan desapareció y entonces caí en cuenta que se había ido con él.
— ¿Quieres decir que mi madre jugó contigo? ¿Que te traicionó?
— ¡No! No nunca, ella fue una gran mujer, y Jórdan también la amó, pero él fue más inteligente al aceptar todo sin cuestionar.
— Entonces el del error fuiste tú, y mi padre fue su salvación, ¿Verdad? Tu jamás la amaste, ¿es eso?
Álvaro las miró, y ellas pudieron ver el sufrimiento en sus ojos.
— Cuando la perdí, me di cuenta de que la amaba, y todos estos años, la busqué deseando encontrarla y pedirle perdón, pero fue muy tarde.
— Señor, ¿y que pretende ahora? — Preguntó Ginebra, mirándolo fijamente.
— Yo sé que es mucho el tiempo, una vida entera, la que me perdí de ustedes, quiero recuperar el tiempo perdido, quiero que nos demos y sobre todo que me den el tiempo para conocernos y que me conozcan.
— ¿Quieres que vivamos contigo?
Álvaro se acercó a ellas y tomó sus manos.
— Creo que lo merezco. Jórdan está muerto, y ustedes están solas.
— No estamos solas, nos tenemos nosotras. Y no sé a encontrado el cuerpo de mi padre, eso significa que están perdidos en algún lugar.
— Me mudaré aquí, para vivir con ustedes mientras hago los trámites y hacer el cambio de apellido.
Ginevra miró a Beatrice y luego a Álvaro.
— Estoy consiente de que genéticamente somos tus hijas, pero con mi apellido no te metas, al menos yo soy una L'Blank Moreno, y así me quedaré cambiarlo sería una traición a mi padre si acepto el tuyo. — Respondió con determinación Ginevra y Giorgia la respaldó.
— No me interesa cambiar mi apellido, si tú nos quieres en tu vida será así.
Álvaro las miró y comprendió el error que cometió hacia años atrás y justo ahora otro más.
"Es lógico, como pretendo de buenas a primeras hacer algo así, seré más cauteloso" Pensó.
— Lo siento, no me expresé bien.
Genevra y Giorgia decidieron darse la oportunidad de conocer a Álvaro, este se radicó en Capri para no sacar a sus hijas de su entorno donde habían crecido, compró una lujosa mansión, y así los días pasaron convirtiéndose en semanas y estos en meses.
— Hijas les tengo una sorpresa, su hermana mayor está aquí.
— Que bueno, así pasaremos tiempo con ella. — Expresó con alegría Giorgia, mirando a una indiferente Ginevra.
— Si tardó dos meses en venir, es por que está muy ansiosa de conocernos.
— Gin, ¿No seas tan sarcástica, verás que cuando llegue el tiempo seremos nosotras las que estaremos al frente de los negocios de papá y no tendremos tiempo para reunirnos.
— Así es, mis princesas, la vida de adulto es complicada.
Álvaro se acercó a Ginevra y trató de abrazarla, pero ella siempre  evadir el abrazo.
— No me sientas un extraño hija, dame la oportunidad.
— Te la estoy dando, y eso no significa que deje de lado toda una vida sin ti, lo siento, no es tu culpa ni mía pero eres un extraño para mí.
— La culpa es de...— No continuó por qué la mirada intensa de Ginevra detuvo sus palabras.
— Nunca se te ocurra decir que la culpa es de mi padre, por qué aún hay algo que no nos has contado, y es el por que mi madre se fue de tu lado,¿cuál fue esa razón?¿Por qué ella dió por terminada la relación contigo y aceptar a Jórdan?. ¿Dime, que le hiciste para que no quiera saber de ti?.
Álvaro sintió estrujar su pecho, como decirle que rechazo ese amor, y le exigió no enamorarse cuando inició el juego con su madre.
— Se que es mi error, y nadie más que yo soy el culpable. — Habló con tristeza.
Salió de la sala, subió a su auto y salió al aeropuerto en busca de Jisso.
— ¿Por qué tienes que ser tan dura con el? — Preguntó Giorgia.
— Por qué no me dice todo lo relacionado con nuestra madre, entonces si el cuenta las cosas a medias, a medias lo trataré.
Dos horas después Jisso Sánchez aterrizaba en el aeropuerto y su padre la esperaba sonriente.
— ¡Papá! Me alegra verte. — Saludó jisso muy emotiva, dando un fuerte abrazo.
—  Hija, que gusto que estés aquí, Camus quiero que conozcas a tu hermanas, quiero a mi familia completa. — Jisso sonreía feliz de ver que por fin su padre había encontrado a sus hermanas.
El recorrido a la mansión de Álvaro fue rápido, cuando llegaron Ginevra y Giorgia estaban en el jardín con Estefanía y Yaneth.
— Hola chicas, me alegra que estén divirtiéndose, les presento a su hermana, Jisso. — Habló Álvaro, mientras que las chicas respondiendo se salían del agua.
—  Hola, yo soy Ginevra.
— Y yo Giorgia. Y ellas nuestras amigas , Estefanía y Yaneth. — Dijo señalando.
— Mucho gusto chicas.
La tarde pasó, jisso estaba contenta por sus hermanas y su padre ahora sí daba un respiro de tranquilidad.
— Ahora sí padre, ya estás completo, ahora piensa en ti, tienes que formar una familia, tener una mujer que te ame y cuide.
Álvaro miró a sus pequeñas hijas, tenía la esperanza de correr con la misma suerte de su amigo, pero sería muy bueno como para que la historia se repita dos veces, encontrar a sus hijas dieciséis años después , como Donatello encontró a Salvatore.
— No creo que exista una mujer para mí, a esta edad.
— Padre, ¿Como dices algo así? Mira, cuántas mujeres desearían estar con un hombre muy experimentado, sexy, guapo, como dice el dicho, entre más canoso más sabroso. — Rieron con esa ocurrencia de ella.
— Yo siempre le dije a papá que se volviera a casar, y nunca quiso. — Habló Giorgia y Ginevra la miró.
— Es verdad, pero mi padre dijo que se dedicaría a cuidarnos hasta que seamos grande, entonces ahí si dedicaría tiempo a buscar esposa.
La tarde pasó, al igual que los días, y de pronto una llamada alertó a Álvaro.
— Dime Fabrizzio, ¿Que sucede?
— Aparecieron, Jórdan se comunicó conmigo.
Álvaro soltó el teléfono, ¿Como era posible que apareciera, miró a través del cristal de los ventanales y vio a Ginevra y Giorgia en el jardín junto a Jisso, su corazón se aceleró, apretó sus puños y realizó una llamada.

Apuesta Por Una Noche  (6to Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora