CAPÍTULO 6

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Luego de aceptar caminaron por tres días en compañía de esa pareja de nativos, ellos llevaron todo lo que podían llevar en sus hombros, Jordan también hizo lo mismo.
— ¿Cuanto  tiempo más caminaremos? — Preguntó Julianne agotada de caminar.
— Falta poco. — Respondió Atike, era el nombre de ella y era  la esposa de Hunno.
Subieron caminando medio día más y llegaron a una aldea, tenían pequeñas cabañas y en el centro una gran fiesta, todos los nativos salieron a recibirlos los niños corrían y tocaban a Julianne, la veían tan embelesado, sus cabellos resplandecían en el sol y su piel dorada la hacían ver muy exótica.
— Ellos ser amigos de Hunno. — Habló el nativo a su jefe de tribu.
— Sean bienvenidos a nuestra aldea, desde que nos separamos de nuestra tribu estamos en esta parte.
— Gracias por recibirnos a mi mujer y a mí. — Expresó Jordan haciendo la venia al jefe.
— Construiremos una cabaña para que  ustedes duerman, aquí  los hombres nos vamos de caza y recolección y las mujeres cocinan.
— Gracias, ¿será que el río nos puede llevar algún pueblo?
— Cada seis meses viene una lancha a intercambiar productos, ellos traen alimentos y nosotros damos toda clase de tejidos, es por eso que ellos vienen cada tiempo.
— ¿Y cuando estarán aquí? — Pregunta Jórdan esperanzado en que será pronto.
— Hace tres días vinieron y llevaron todo lo que encargaron. — Jórdan miró a Julianne y la abrazó.
— Tranquila mi vida, construiré una balsa y nos iremos antes de ese tiempo.
— Ser muy peligroso el río, muy lejo, viaje muchas horas en lanchas rapidas, haber animales peligrosos en río. No llegan en un día remando, ello vienen duermen y salen al nacimiento de la madrugada para llegar casi noche.
— Jórdan, nos tocaría dormir en el río, y no quiero eso, esperemos a ver si pasa otra lancha, por favor.
— Esta bien mi vida, será como tú digas, nos quedaremos.
Construyeron la choza, bailaban y cantaban al rededor de la fogata, las mujeres tejieron más prendas para ellos, mientras Julianne les enseñaba a escribir y a leer.
Los niñas aprendían más rápido, vieron y ayudaron también a la elaboración de tejidos.
Los días Pasaron, convirtiéndose en semanas, cinco semanas habían pasado junto a la tribu, todos compartían en completa armonía.
— Hoy iremos de caza, hoy tendremos una celebración de la luna
— Dijo Hunno a Jórdan.
— Muy bien, hoy aprenderé algo nuevo. — Respondió muy contento.
— Cuidate mucho mi vida, te amo — Declaró Julianne su amor una vez más a Jórdan.
— Yo te amo más mi baby. —Se despidió y salió con los hombres.
Julianne salió y vio a las mujeres de un lado a otro, colgando flores silvestres, y preparando antorchas por todos lados.
— ¿Que se festeja está noche?
— Una unión, la luna se unirá al sol.
— ¿Un eclipse? ¿Ustedes saben cuándo sucede eso?
Atike sonrió la cogió de la mano, caminaron hasta que llegaron a una cascada.
— Que hermoso todo esto, viviría aquí para siempre.
— Tenemos un espíritu libre y tú ya perteneces aquí, tu espíritu siempre volverá a este lugar, está noche haremos un ritual de pertenencia.
— ¿Y que es un ritual de pertenencia?
— Ya lo verás y lo vivirás. Ahora entra al agua está cascada es sagrada te limpiará no solo el cuerpo, ella te purificar el alma.
Atike empezó a lanzar flores silvestres que recogió mientras iban de camino.
Julianne se sumergió en el agua y por mucho rato estuvo ahí.
— ¡Ven! Ya es hora de volver tenemos que seguir con la preparación.
Julianne y Atike llegaron al campamento y fue recibida con un cántico muy originario de la tribu.
Ella sonrió al verlos a todos lanzarle hoja y pétalos de flores.
— Vamos, tienes que darle un baño de esencias, raíces y miel.
— ¿Todo eso?
— Si, para que la unión sea fuerte y eterna tiene que ser así.
— Woow no lo hubiera imaginado nunca.¿Y ustedes también lo hacen?
— Si, todas aquí hacemos ese ritual de unión.
— Gracias por incluirme en sus costumbres, es muy valioso para mí.
Entró a la choza de la anciana madre de la tribu que estaba sentada en el centro, y la hizo señas a Julianne para que se sentara frente a ella y las demás mujeres sentadas formando un círculo.
La anciana tomó sus manos y cerró los ojos.
— Eres una mujer con mucha vibra positiva, te adaptas  a toda situación y lo has demostrado, y más si está a tu lado el amor, perderás algo que marcará tu vida, pero jamás olvidarás esa pérdida, lo llevarás en tu corazón hasta el último día  de tu respiro, sufrirás y  serás feliz, nada es perfecto, la vida en todo tiene un equilibrio la balanza jamás se inclina a la felicidad total ni al sufrimiento parcial. Llevas una vida en tu vientre.
Julianne sintió un vuelco en su corazón y se llevó las manos a su vientre, una enorme sonrisa que llegó a sus ojos iluminando los de alegría.
— ¿Un hijo? Un bebé de Jórdan y mío, gracias por darme esta maravillosa noticia.
— Ahora arrodilla te para que el agua sagrada te dé una vida fértil.
Las mujeres vaciaron sobre ella un chorro de agua dulce con pétalos blancos.
Le colocaron una túnica blanca, y una corona de florecillas del mismo color, no tenía un espejo, pero se imaginó lo hermosa que se veía, marcaron sus manos con puntos rojas y negros, y luego su rostro.
El día pasó de un ritual a otro y les llegó la tarde, el campamento estaba iluminado por las antorchas encendidas.
Todas salieron y formaron una fila y  con ramas de toquilla formaron un arco.
— Es hora de salir, tu destino te espera para sellar esta unión según nuestras costumbres.
Julianne entendió que lo que se estaba realizando no era una unió del sol y la luna, era su boda al estilo indígena, ella sonrió y abrazó a la anciana.
— Gracias por este maravilloso día.
La anciana sonrió y se hizo señas de que saliera, caminó muy despacio caminó por el pasillo con arco de toquilla y vio la Jordan frente a ella, con una túnica blanca y caminando al centro del campamento.
Se miraron y sonrieron se tomaron de las manos y se pusieron frente al jefe y los ancianos de la tribu.
— La historia de unión entre la diosa luna y el rey Sol, era imposible pero cada cierto tiempo se juntan, y se demuestran el amor que sienten a pesar de vivir distanciados, con su unión les recuerdan  al mundo que no hay imposibles, y ellos lo confirman.
Según nuestras costumbres hoy estamos aquí para unir a este sol y a esta luna por siempre, no hay nada ni nadie que pueda separar esta union, por qué queda sellada con sangre.
El jefe hizo una incisión en la mano de ambos y sus sangres cayeron a la tierra.
— Este suelo es testigo de esta unión, y nada los separe,  ahora unan sus manos para que su sangre sea una sola.
Jórdan y Julianne unieron sus manos, su sangre se mezcló, y mientras se miraban a los ojos ella llevó sus manos unidas a su vientre.
— Nuestra sangre se mezcló en nuestras manos, pero aquí en mi vientre nos unió para siempre.— Le dijo en voz baja.
— ¿Acaso estás? — Preguntó sintiendo su corazón latir fuertemente mientras veía a Julianne afirmar con un movimiento de cabeza y sonriendo feliz
—  Te amo, mi baby, te amooo. — La tomó por la cintura y dió vueltas con ella, mientras los miembros del consejo hacían su grito de honor.
— Están unidos en la luna en el sol y para siempre en la tierra.
Unieron sus labios, se habían casado según las leyes y tradiciones de una tribu.
La noche pasó entre bailes, gritos de buenos  augurios y cenando.
Ya entrada la madrugada casi amaneciendo fueron a su choza la cual habían decorado con flores blancas, e inciensos, Jordan la tomó en brazos y la entró a la que es su habitación.
La dejó sobre cama, quitó su ropa y luego la de ella.
— Me gusta verte así, desnuda vestida con el aroma de tu piel, envolverme en ti, sentir el calor de tu piel.
Decía mientras dejaba besos en todo su cuerpo, bebió de sus pechos y de ese elixir que lo embriagaba de pasión, se metió entre sus piernas y con su lengua se deleitaba en ese punto sensible que la hacía  estremecer, subió por su vientre, lo besó, lo acarició y siguió su camino hasta llegar a sus pechos, los mordió suavemente, los succionó tan fuerte que un gemido salió de la garganta de Julianne.
—¡Mmmmmm! Jórdan.
Arqueaba su espalda mientras sus manos agarraban los cabellos de Jórdan. Abrió sus piernas y Jórdan se apuntó en su entrada, se abrió camino en su interior muy lenta y placentera mente.
—¡Aaaagh! Más, más. — Pedía entre gemidos. Las embestidas eran fuertes y profundas, sus cuerpos bañados en sudor, sus respiraciones agitadas, Julianne con sus movimientos de caderas  salía a su encuentro, mientras Jórdan se hundía en ella, mordía sus labios, su lengua, y seguía entrando y saliendo de ella hasta que Julianne sintió tensar sus piernas y contraer su vientre, su cuerpo se estremeció, y un fuerte orgasmo recorrió su cuerpo, Jordan siguió penetrando la, hasta que también sintió estremecer su cuerpo, siguió adentrándose más profundo en ella  que se vació todo completamente en su interior.
Cayó lentamente a un lado de ella, salió muy despacio, mientras la cubría de besos y sus respiraciones se normaliza ban.
Poco a poco, cayeron en los brazos de Morfeo.

Apuesta Por Una Noche  (6to Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora