Julianne estaba en la habitación con la familia, esperaba por su bebé y fue Álvaro y Atike los que entraron a la habitación, saliendo Fabrizzio y Mericci, para dar espacio a la demás visita.
- Mi Julián, tu pequeña bebé es muy linda, es hermosa, ya quiero tener a mi Álvaro en brazos.
- Es la experiencia más hermosa que puedas vivir Atike, tener por primera vez a tu hijo en brazos, ya falta poco para que mi sobrino nazca.
- Estoy muy ansioso y nervioso, por cuánto llegue ese día, será una inolvidable experiencia, y será mi primera vez, la primera vez que esté presente en el nacimiento de uno de mis hijos.
Julianne miró a Álvaro y vio una expresión que no supo descifrar, tristeza, alegría.
- ¿Y jisso?
- No sabía de ella hasta que su madre la dejó en la puerta de mi casa siendo una recién nacida.
Así el momento pasó y la enfermera llegó con Arielle. Julianne sonrió y estiró sus brazos para que se la pasarán.
- Por favor, dámela, les presento a Arielle Anastasie, la razón de mi vida.
- Es hermosa, ya la vimos.
Mientras Julianne presentan a Arielle Anastasie, Sergio era sometido nuevamente a una quimioterapia.
Mariza y Alexander, esperaban impaciente para estar ahí en la recuperación de la intervención como siempre, las náuseas y los mareos lo dejaban totalmente debilitado.
Los días pasaron convirtiéndose en semana, una semana y Julianne aún no sabía de Sergio.
- Mariza, ¿por favor dime dónde está Sergio? - Preguntó algo exaltada.
- Hija tranquila, surgieron unos inconvenientes y tuvo que viajar
- ¿A donde Mariza? ¿A donde viajo Sergio?
- Hija..
- Mariza, dime en qué hospital tienen a mi esposo, yo se lo que le está pasando, y quiero estar con él dime dónde lo tienen.
Mariza quedó en silencio al escuchar lo que Julianne le dijo. ¿Desde cuándo lo sabe? Se preguntaba, y decidió responder.
- Estamos en el hospital general Gemelli, en Roma.
- Voy inmediatamente para allá.
Julianne contó la verdad de todo lo que sucedía con Sergio a Fabrizzio y el por qué no estaba ahí con ella.
- Pero que poca consideración de parte de Alexander, como no puede decir algo así, nos vamos inmediatamente para allá.- Manifestó algo melesto Fabrizzio.
Y se preparó el viaje a Roma, y tres horas después Julianne estaba caminando a toda prisa para ver a Sergio antes de otra sección está de radioterapia.
Entró a la habitación como un vendaval arrasando con todo a su paso, pasó a lado de todos sin mirar y saludar, y fue directo a donde estaba Sergio.
- Sergio, mi amor estoy aquí contigo, se fuerte cariño, Arielle Anastasie y yo te queremos junto a nosotras. Por favor.
- Julián, mi mujer bonita, perdóname, no quería que pasaras por esto, no creí que tendría una recaída así de severa. Felicidades mi amor por nuestra pequeña.
- Me hiciste falta todo este tiempo sin ti, recupérate por favor, debemos volver a casa.
Los médicos llevaron a Sergio a la sala donde se realizaban los procedimientos para alargar un poco más su vida.
Julianne no dejaba de llorar, sentía impotencia al ver que no podía ayudar a Sergio, caminó a donde se encontraban Mariza y Alexander.
- Ahora, ya no más secretos, tengo derecho a saberlo todo. Escucho.
Mariza contó con cada detalle de todos los procedimientos realizados y crisis que Sergio a tenido desde hacía tres años cuando se le descubrió el tumor. Sergio vivía como si fuera el último día de su vida, por qué en un ataque de cefalea (dolor de cabeza) podía dejarlo en coma. Julianne no podía creer la magnitud de lo que le detallan de la gravedad del asunto, lo que escuchó aquella noche en el balcón le impactó, pero ahora que lo sabía bien sabía que la vida de Sergio corría peligro.
- ¡Dios! No lo creo, Sergio no... ¿Y cuando me lo pensaban decir? Si no me entero por casualidad, justo ahora estaría creyendo que no le importo a Sergio .
- Perdóname hija, el no quería que tú supieras.
- ¿Y como me lo iban a ocultar? Mintiendo me.
Mientras las horas pasaban en espera de que Sergio salga de ese nuevo tratamiento. Muy lejos de ahí, y sin que nadie supiera a donde,Entretanto en Roma, habían pasado dos semanas en las que Sergio estaba recuperándose de las secciones que ya no eran necesarias por el momento.
- ¿Listo para ir a casa? - Preguntó Julianne sonriendo.
- Si, nos iremos a casa de mi madre.
- ¿Creí que iríamos a nuestra casa?
- Tú irás a la tuya y yo a la mía. - Respondió Sergio fríamente.
- Sérgio, ¿Que pasa contigo? Hace días está indiferente conmigo, ¿Que pasa?
- Julianne vamos a divorciarnos.
- ¿Qué? - Julianne quedó sorprendida ante tan repentina propuesta.
- Lo que escuchaste, te daré el divorcio.
- ¿Y quien lo está pidiendo? Sérgio, en las buenas y en las malas,¿Recuerdas? En la salud y en la enfermedad. No te voy a dar el divorcio.
Sergio la miró y vio decisión en su mirada.
- Julianne, tienes derecho a ser feliz, tener a tu lado a un hombre sano, cometí un error creyendo que si dejaba la medicina unos meses no me afectaría en nada.
- Perdóname Sérgio, creí que las tomabas a escondidas, como te encerrabas en el baño, creí era eso u respeté esa privacidad.
- Todas esas veces me sentí mal, mi nariz sangraba, y el día de nuestra boda, me fío una crisis convulsiva, por eso fue el retraso.
- Sérgio, déjame estar contigo, mi amor por favor.
- No quiero tu lástima, creí que te casaste conmigo por qué en verdad querías intentarlo.
Julianne abrió y cerró boca como un pez fuera del agua.
- Tu no tienes derecho a decidir sobre mis sentimientos.
- ¿¡Me amas!? Contesta ¿me amas?
- Sergio..
- Ves, no me amas, me quieres talvez, pero no me amas.
Las lágrimas rodaban por las mejillas de Julianne. Ahora estaba ahí parada frente a él con sentimientos encontrados.
- ¿Crees que si no te amará me hubiera entregado a ti?
- Estabas despechada.
- Sergio, ¿Que pasa contigo?
- Vete Julianne, déjame solo.
Sergio le dio la espalda ahí acostado en la cama, Julianne salió a paso lento llorando a mares. Mericci la abrazó y sus sollozos se hicieron más fuertes.
- Hija mía.
- Me pidió el divorcio mamá.
- Dale tiempo hija, talvez es el efecto de todo lo que ha pasado estos días.
- Lo vi tan seguro, mamá.
Julianne sentía que había algo más.Sergio sintió salir a Julianne, miró la puerta cerrada y sus lágrimas rodaron por sus mejillas, sentía que ya no podía retenerla a su lado, su recuperación era momentánea.
"Perdona mi mujer bonita, pera ya no puedo retenerte a mi lado, no pudo encadenar te a mi sufrimiento, creí que superaría esta recaída." - Pensó mientras tocó el timbre para que la enfermera entrara.
- ¿Se le ofrece algo señor Bright?
- Por favor, un papel y lápiz, necesito escribir una carta.
- Enseguida le traigo.- respondió la enfermera mientras salía en busca de lo que Sergio pidió, cinco minutos después estaba nuevamente de regreso y le entregó.
- Por favor, que nadie me interrumpa.
- No se preocupe, señor Bright.
La enfermera salió y Sergio empezó a redactar la carta, su corazón dolía por cada palabra escrita ahí en ese papel y sus lágrimas rodaban por sus mejillas.
Suspiró profundo, cerró los ojos y continuó hasta finalizarla.
Sergio dobló muy despacio el papel y lo guardó en el sobre, escribir esas palabras le llevo mucho tiempo, lloró por que sentía pesar de saber que no podía darle un abrazo de consuelo cómo siempre lo hacia, llamó nuevamente a la enfermera y ella volvió.
- Dígame señor Bright.
- Cuando sea el tiempo, por favor, entregarle esto a mi esposa.
- Muy bien, será como usted deseé.
La enfermera guardó el sobre y se dispuso a salir.
- Ahora haga pasar a mis padres por favor.
Ella asintió y salió, y al momento entraron Mariza y Alexander.
- ¿Esta todo listo?- preguntó mirando a sus padres.
- Si hijo, ya todo está listo para el viaje, saldremos en el momento en que no estén aquí, el avión ambulancia está listo para el momento en que sea necesario, iremos a Rusia, en busca de una nueva esperanza. - Habló Alexander.
- Hijo, Julianne es tu esposa, ella merece....
- No madre, y si la cirugía no funciona, no quiero verla sufrir más, no creí que esta recaída fuera tan grave, imagina si no lo logro.
- Pero hijo, sufrirás más.
- Ella entenderá madre.
Las horas pasaron, Julianne entró a la habitación y lo vió dormir le fío un beso en la frente, acarició sus pálidas mejillas y salió de la habitación.
Estaban en cambio de turno los médicos, Julianne salió del hospital, y fue cuando Mariza y Alexander sacaron a Sergio del hospital, lo subieron al avión y se salieron de Italia sin decir su dirección.
La habitación fue desinfectada reorganizada y utilizada por un paciente en estado crítico.
En la madrugada los médicos y enfermeras corrían para tratar de reanimarlo, haciendo el último intento por salvarle la vida.
- Hora del deceso. Cinco y treinta minutos de la madrugada del sábado y mes.- fueron los datos que le fueron entregados a Julián la enfermera novata cuando pregunto por el paciente de la habitación seiscientos cincuenta del quinto piso del área de UCI.
- ¡Nooooo! Sergio, Tu no. - un grito desgarrador salió de su pecho lleno de dolor cuando recibió la mala información. Mericci la abrazó y Fabrizzio, logró sostenerla al momento de desvanecerse en sus brazos.
Julianne luego de de estar un poco más serena intentó comunicarse con Mariza y Alexander, din tener respuestas.
- No comprendo, ¿Por qué no responde?
- Señora Bright, esto es para usted.
Entró la enfermera encargada de entregar la carta.
Julianne miró el sobre y luego a su madre, y tragó el nudo formado en su garganta.
- Léelo hija. - Pidió Mericci, pues no quería verla así devastada.
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Apuesta Por Una Noche (6to Libro De La Saga Cielo Eterno)
RomanceJulianne Charlotte Ferrari, una joven multimillonaria tiene una noche de chicas en la que se aventura en una apuesta, tener una noche fugaz con un apuesto desconocido. Jórdan L'Blank, un viudo solitario apuesto, que se encuentra en la mira de una a...