CAPÍTULO 17. ALUCINACIONES

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Ella se puso de pie y el la tomó en brazos, la llevó a la cama y la dejó ahí.
Delineó su cuerpo con las yemas de sus dedos, ese roce le estremeció todo su ser, los dedos de Jordan llegaron a la boca entre abierta de Julianne y los introdujo dentro, y ella succionó esos dedos.
—  Abre las piernas. —  Ordenó.
—  Harás lo que te pida, vas a complacerme. ¿Lo harás mi baby?
—  Lo haré mi daddy. Ordenarme que yo obedezco y te complazco.
—  Tócate para mí, imagina que son mis manos las que están ahí en tu cuerpo.
Julianne mordió su labio inferior y muy despacio fue bajando sus dedos por su vientre.
—  Y con la otras apreta tus pezones.
Julianne lo hizo, apretó cada uno de sus pezones mientras mordía su labio y acariciaba su punto más sensible de su intimidad. Sentía arder su cuerpo con la mirada penetrante de Jórdan, sus ojos estaban fijos en los de ella, amaba a su mujer y ella a su hombre, él le regalaba experiencia y ella juventud, Julianne seguía masturbándose mientras apretaba sus pechos con una mano y la otra empezaban sus dedos a entrar y salir de ella, su cuerpo se estremecía y sus piernas temblaban, agitó más el movimientos de sus dedos en su punto ya hinchado por la excitación y fue cuando sintió sus piernas temblar, mordió sus labios mientras con la otras se provocaba la corrida más excitante
—  ¡Aaaah! Jórdan, Jórdan. —  Pronunció su nombre entre gemidos.
Jórdan no dejó de mirarla ni un solo instante, la vio convulsionar por el orgasmo que la invadió y como se fue calmando.
—  ¿Me sentiste.?
—  Si, eras tú en mi.
Jórdan se acercó y besó sus labios, ella lo giró y se sentó a horcajadas sobre él, Jordan estaba tan duro que ella se empaló en él muy despacio.
—  ¡Aaah! —  Gimieron los dos al sentirse compenetrados.
Julianne tiró su cabeza hacia atrás mientras lo sentía totalmente todo dentro de ella.
Jórdan apretó sus pechos, pellizcó sus pezones y Julianne empezó a cabalgar lo, él apretaba sus caderas para estar más dentro de ella, en un movimiento sincronizado quedó sentado y ella continuó con sus movimientos mientras el bebía de sus pechos.
—  Jórdan, te amó, te amo vida mía.
—  Y yo te amo más mi mujer hermosa, te adoro, eres mi vida entera.
Unieron sus labios mientras seguían moviéndose, sus cuerpos estaban bañados en sudor, sus respiraciones eran muy agitadas, Julianne sintió su cuerpo estremecer nuevamente, pero ahora con más intensidad, Jordan aceleró sus movimientos y un gemido fuerte salió de la garganta de Julianne.
—  ¡Aaaagh! Jórdan, Jórdan, hazme sentir, más, más. — pedía entre gemidos fuertes.
Jórdan se dio la vuelta dejándola debajo de él, ella abrió más sus piernas y el se hundía en ella cada vez más profundo y fuerte,
Julianne volvió a estremecerse sus piernas se tensaron y se dejó llevar por la vorágine de un orgasmo más fuerte y placentero, Jórdan la embestia profundamente y terminó corriendose dentro de ella, juntos llegaron al clímax de su amor, Jordan se dejó caer sobre ella u pico a poco fueron recuperando su respiración.
—  No soporto estar lejos de ti mi Charlie, deseo anochecer y amanecer amándote, hoy, esta noche iré hablar con Fabrizzio, le diré que eres mi esposa, mi mujer, mi novia.

Julianne reía al escuchar su desespero por no ocultar su amor, y poco a poco salió de ella, se acostó a su lado y la abrazó.
—  Yo tampoco quiero ocultar más nuestro amor, te prometo que mañana hablaré con mis padres y organizaré una cena y entonces les digo que estoy casada en una ceremonia sagrada con el hombre más maravilloso del mundo, osea seguido del primero.
—  Con que esas tenemos, yo en segundo lugar en la vida de mi mujer. Se quejó Jordan haciendo cosquillas a Julianne.
—  Promete que siempre será así nuestro amor, que jamás habrá nadie que se interponga entre los dos, que tendremos muchos hijos y que no verás mis años. —  Expresó Jórdan
—  Jamás te dejaría, yo te elegí, eres mi amor, mi vida entera, te amo. —  Respondió Julianne, acunando su rostro entre sus manos. Unió sus labios a los de Jordan sellando esa promesa de amor que se hicieron en ese momento. Jórdan respondió y se volvieron amar como si el mundo se acabara mañana.
El amanecer los sorprendió amándose nuevamente.

Mientras en Medellín Colombia.
Uno de los clubes nocturnos más exclusivos de la cuidad, no solamente era un centro de diversiones, también se encontraba la oficina del club de damas de compañia de mujeres muy elegante que los multimillonarios solteros contrataban para una noche.
Era administrado por una exuberante mujer llamada La Madame, llamó a Masha París, una hermosa pelirroja de ojos verdes, no una jovencita, rondaba los veintiocho años y a la vista previa de mucho menos
—  ¿Como que es a mi a quien quiere para ese viaje.? —  Protestó Masha
—  Si, tú eres la que desea, no a esas chiquillas. —  Respondió la madame, otro lado del teléfono.
—  No es mi trabajo.
—  Un millón de dólares para que tú le aceptes.
Masha quedó muda al escuchar esa oferta, ni trabajando toda la vida, en lo que hacía podía juntar esa cantidad.
—  Acepto. —  Respondió sin imaginar el viaje que haría y con quién se encontraría.

MIENTRAS.
Masha París, viajó en plan de negocios a Italia, especialmente a Capri, era dama de compañía del multimillonario colombiano, su nombre era Karen Medrano, y era la hermana menor de Carla, muy parecida a ella, tan parecidas que a simple vista era Carla más joven,
—  No es posible que a mí me pase esto, como puedes ser que a este estúpido se le ocurra morirse justo conmigo, y ahora yo haciéndome pasar por su novia tengo que ir a ese sepelio, ¡Carajo! —  Protestaba Karen enojada por lo que tenía que hacer, se vistió de negro, subió a la limusina y fue al cementerio.
Todos los familiares de César Escobar, estaban ahí y la vieron acercarse.
Karen llegó y ocupo su lugar.
—  ¿Que haces aquí mujerzuela? —  Preguntó la ex esposa de César.
—  Lo mismo que tú, "señora" —  Respondió haciendo comillas con sus dedos.
—  Déjame en paz, y continua tu actuación. —  Continuó Karen diciendo a Sofía Pinzón la exesposa de César que también fue una de las damas de compañia.
Todos dieron el último adiós a César y Karen quedó de última ahí sentada, esperó a que todos desaparecieran y fue cuando se dispuso a irse de ahí y justo fue cuando su teléfono sonó y mientras caminaba buscó en su bolsa y sintió que alguien chocó con ella.
—  Lo, Lo siento, fue sin.....— Álvaro quedó con la boca abierta sin poder articular palabras, sus ojos se abrieron como plato por la impresión.
—  Tu...—  Fue lo único que pudo decir cerró los ojos tambaleándose.
Karen se hizo a un lado y corrió a esconderse entre las lápidas.
—  ¿Quien es este loco? ¿De donde me conoce? ¿Será a algún cliente que no recuerdo? Dios, que no sea por favor.
Lo vio mirar a todos lados y se alejó en cuanto el hombre siguió su camino.
—  No está nada mal, veré a él apellido en el nombre de la lápida.
Karen vio irse a Álvaro y caminó hasta la tumba donde imagino que estaba, vio una botella vacía y se aproximó, y lo que vió ahí le impactó tanto que se tambaleó llevándose las manos a la boca para cubrir un grito del susto que se llevó.
—  ¡Por dios! Soy yo en esa tumba, ¿Estoy muerta? Esta mujer es idéntica a mí, Carla Moreno de L'Blank.
Tomó fotografía y escribió enviando la fotografía a su mamá.
"Me puedes explicar esto mamá, me puedes decir, ¿como puede existir una mujer tan parecidas a mí?"
Esperó respuesta y no llegó, salió del cementerio y se apresuró a seguirlo.

Álvaro después de estar sumergido en el alcohol y producto de eso tener alucinaciones, como creer que vió a Carla parada frente a él, decidió, volver a la mansión.
—  Ya no más vasos de whisky por ahora, tengo que estar cuerdo para afrontar el rechazo de mis hijas.- se dijo así mismo, fue a su auto y se quedó ahí, pero de su mente no salía esas alucinaciones que tuvo, de creer ver a Carla,

— ¿ Viste a un hombre desaliñada por aquí? —  Pregunto al chófer.
—  Ahí esta aún, está muy ebrio y no creo pueda conducir.
—  Perfecto, vamos a llevarlo. —  Ordenó.
— Filippo, debes conocerlo ¿verdad? Tu eres de aquí.
—  No señora pero puedo investigar, y ver de quién se trata.
—  Hazlo, por qué la tumba que el visitó es de una mujer, y parece mi gemela, si no fuera por la edad diría que lo es.
Filippo ayudó a subir a Álvaro y este durmió en es asiento de la limusina.
— ¿Y a donde se supone que lo llevaremos señora.
— Llevemos lo al departamento, no se dónde dejarlo.
— ¿Esta segura? no lo conocemos, ¿Y si es un sicópata?
— ¡Por dios Filippo! se te ocurre cada cosa.
— No es seguro llevarlo señora.
-— Obedece Filippo, no discutas y no inventes, míralo, está ebrio, no se ve mala persona.
— Como diga soñora.
Karen se llevó a Álvaro a su departamento, te la que saber quién era la mujer de la tumba llamada Carla Moreno.

Apuesta Por Una Noche  (6to Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora