🔥CAPITULO 25🔥

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SIN EDITAR.

Dos días después...

😍<<{Enzo}>>😍

Llevamos dos días en el mismo lugar en que nuestra madre, nuestro padre Massimo y la tía Ekaterina estuvieron presos hace tantos años, la llevamos bastante bien a pesar de que no estamos en las mismas celdas, salvo por los pocos encuentros con algunos reclusos que vienen contra nosotros, sabemos que alguien les esta pagando, porque estúpidamente todos ellos dicen lo mismo antes de "matarnos", es por venganza, la de quien o porque no tengo idea, pero no nos importa mucho sabemos defendernos.

Máxime: ¿Por que no habrá salido aun?

Enzo: No sé.

Esperemos que sea porque se haya quedado dormido el pendejo.

Seguimos caminando por los pasillos en dirección a su celda, varios reclusos pasan corriendo por nuestro lado haciendo que frunzamos el ceño y nos miremos, algo anda jodidamente mal, corremos hacia la celda, vemos un círculo de reclusos rodear algo frente a la celda del fosforito, empujamos a las personas y vemos a nuestro pelirrojo favorito tirado en el suelo con un recluso pateando su vientre, otro agarrando sus piernas y dos apretando un fierro en su cuello mientras intenta sacarlos.

me voy hacia la espalda del que lo estaba patean y paso mi brazo por su cuello rodeándolo y alejandolo, el fosforito patea el rostro del que sostenía sus piernas y mi hermano sacó a uno de los que tenía el fierro para que se pueda poner de pie, le quiebro el cuello al que tengo en mis manos y me acerco a mi hermano y al fosforito, ponemos espaldas contra espaldas para cubrir todos los frentes, al parecer solo son esos tres los que están pagos para matarnos porque el resto da un paso hacia atrás.

Espero que mi hermana no esté mirando esto, necesito que sea paciente hasta que salgamos de aquí, ella sigue lastimada y ahora tiene puntos más recientes.

El que está frente al fosforito vuelve a agarrar el fierro, el que tengo frente a mi saca una navaja y el de mi hermano una cuerda, si serán inútiles, ya hubieran matado al fosforito con esas cosas, pero los imbéciles se querían lucir frente a todos los reclusos.

Compartimos una mirada con los chicos por encima del hombro antes de asentir con la cabeza y separar nuestras espalda para acercarnos a los hombres que tenemos en frente, golpeo el rostro del hombre, agarro su muñeca con una mano y con la otra pateo su pecho para que se desestabilice, la navaja cae de su mano cuando mi codo golpea su brazo y la tomo con rapidez, me deslizo hasta su espalda con la facilidad y el sigilo que los entrenamientos militares nos dieron.

Clavo la navaja en la parte baja de su columna vertebral, escucho como grita el muy condenado y los reclusos que nos rodean jadean, levanto la vista cuando cae de rodillas, mi hermano tiene la cuerda en el cuello del hombre que lo quería matar, el fosforito rompió la cabeza del hombre con el fierro y sigue golpeandolo dispersando sus sesos por el suelo, saco la navaja de la columna y le abro la garganta de par en par, cae cubierto de sangre, el suelo se cubre de ese color precioso a carmesí y el olor metálico cubre el pasillo.

Christopher: Gracias.

Máxime: ¿Desde cuándo eres tan fácil de atrapar?

El fosforito rueda los ojos y señala a su espalda con el pulgar.

Christopher: Hay tres más muertos en la celda.

Enzo: Salgamos de aquí, por como lo veo los guardias no van a ayudarnos a nosotros.

Si no aparecieron para detener a los hombres que querían matar al fosforito, no tengo porqué pensar que nos ayudaran con alguna mierda.

Christopher: Pasemos por la enfermería para ver si me pueden acomodar el brazo, me lo disloque.

Máxime: Puedo ponerlo en su lugar.

Enzo: Prefiero que no nos arriesguemos a joderle el brazo, la preciosa pondrá el grito en el cielo.

Ambos asienten con la cabeza y caminamos hacia la enfermería, el guardia de la puerta nos deja pasar cuando ve el hombro de mi primo y que puta sorpresa nos llevamos al entrar, allí parada con una estúpida sonrisa arrogante está nuestro tío.

Elijah: Hola princesos.

Máxime: No empieces con tus chistes tío, no estamos de humor.

Christopher: ¿Puedes acomodar mi brazo? si lo hacíamos nosotros Alina nos mataría.

Elijah: Puedo hacer todo por ustedes pequeños demonios, tu madre me mandó, seria muy obvio si venia ella o Artem y Alina ya está dando vuelta toda la casa.

Christopher: ¿Cómo está?

Elijah: Tuvimos que ponerle un rastreador debajo de la piel de la nuca, se escapó y lo volvió a hacer cuando los japoneses le dijeron que su madre está intentando matarlos aquí dentro, lleva veinte cadáveres en lo que va de lucidez.

Enzo: ¿Cómo que lucidez?

Elijah: Tuvimos que volverla a sedar, con una dosis más pequeña.

Mierda.

Christopher: Hijo de...

Le gruñe cuando sin aviso le coloca el brazo en su lugar y nuestro tío se ríe.

Elijah: Listo demonio, ya se pueden ir.

Christopher: Gracias.

😈<<{Alina}>>😈

Alina: Por favor...

Caigo de rodillas llorando frente a mi padre Massimo, es la primera vez que alguien me ve de rodillas rogando, pero la situación me esta sobrepasando, me duele el pecho, cada día caigo más en un pozo de desesperación e ira, cada día tienen que drogarme para que deje de golpear, matar, destruir todo a mi paso, he llegado a un punto sin retorno en el que estoy a nada de golpear a Var, a Mischa, a mi mamá y eso no me gusta.

Massimo: Levántate princesa y no llores, no me gusta verte así.

Me levanta abrazando mi cuerpo y lo separo de golpe.

Alina: ¡Los están golpeando! ¡Meteme allí adentro!

Massimo: No, no puedo permitir que otro de mis hijos resulte herido allí dentro, yo viví lo que tu madre paso, no dejaré que a ti te pase lo mismo, suficiente tengo con lo que ellos tres están pasando.

Me acerco a su rostro con los puños cerrados y la respiración errática, mi cuerpo se siente caliente.

Alina: Meteme o me meto a la fuerza.

Massimo: Lo siento princesa, pero eso no pasará.

Kirill: ¡Alina no!

Alina. 5°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora