Capítulo 13: El diablo

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Los labios de Nicolas dejaban besos húmedos por todo mi cuello, mis dedos se enredaban en su cabello medianamente largo mientras que le daba el espacio suficiente haciendo mi cabeza hacía atrás. Mi teléfono no paraba de sonar desde hace un rato pero desde que me di cuenta que era Joe decidí ignorarlo.

¿Estás bien? -dijo subiéndose a besarme- ¿Quieres responder?

No es importante -dije viendo sus ojos-

Bien, entonces puede sonar todo lo que quiera... -dijo separándose para quitar su camisa-

~Me detuve a observar su cuerpo, Nick era demasiado alto incluso más que Joe, o Donovan. Su piel blanca resaltaba con la luz azul de la habitación, su abdomen apenas trabajado dejaba a la vista algunas gotitas de sudor. Ayudé un poco a la situación por lo que me deshice de mi vestido dejándome en el conjunto color negro; al hacerlo su vista se posó en mis pechos...~

Mierda, eres aún más perfecta -dijo sonriendo-

Ven aquí... -dije mordiendo mis labios-

Se arrodilló sobre la cama y comenzó a gatear hacia mi, trato de subirse encima de mi pero decidí invertir los papeles. Me senté sobre él, junte mis labios a los suyos mientras que sus manos se deslizaron a mi espalda para después tomar mi cintura. Mi lengua entró a su boca mientras que la de él peleaba por el control; sentí su erección crecer por lo que comencé a moverme sobre él, lo hacía lento provocando placer a ambos. Nos separamos un poco para poder tomar aire por lo que no desaprovecho para lamer, besar y morder la piel de mi pecho. Sentí sus dedos subir por mi espalda, algo nerviosa al sentirlos por la infinidad de cicatrices que los años siendo la Empusa me habían dejado, pero al parecer Nick ni siquiera le prestó la suficiente atención.
Mirándome a los ojos desabrochó mi sostén, al que poco a poco fui retirando por completo. Con una de sus manos tomó mi espalda y con otra una de mis piernas, para ágilmente levantarse conmigo encima para recostarse sin dejar caer su peso sobre mi.
Su dureza chocaba con mi parte más sensible, sus labios me besaban con agresividad mientras mordía los mismos haciendo que mi excitación fuera aumentando, tomé una de sus manos y la llevé a entre mis piernas; pasó sus dedos sobre encima de mi ropa interior haciéndome jadear en el proceso.

¿Tienes un condón? -pregunté-

Si.. -dijo algo agitado- Lo siento, lo había olvidado -soltó una risita mientras que estiró su mano para abrir uno de sus cajones-

Te ayudaré con esto -dije riendo mientras me deshacía de mi ropa interior-

Algo desesperado abrió el condón, trató de encontrar el lado correcto mientras me veía con una media sonrisa; al tenerlo del lado correcto bajó sus bóxers por completo dejándome ver el buen tamaño y grosor que tenía, cuando se lo logró poner se masturbó un poco, tocó con sus dedos mi feminidad y al darse cuenta de lo humeda que estaba decidió hundir su cara entre mis piernas...

Oh mierda... -jadeé mientras estiraba un poco su cabello-

Su lengua lamía lentamente, sin desperdiciar ni una gota de mis fluidos se ayudaba de sus dedos; mi espalda se curveaba al sentirlo succionar mi clítoris mientras que a la vez lamía con la punta de su lengua, y dejaba suaves besos sobre él; sabía justo dónde tocarme, pues estaba perdiéndome en el placer.
Gemí sin cuidado, mis ojos estaban cerrados, mis dedos apretaban mis pezones para de alguna manera lidiar con lo que sentía, sus dedos cada vez me embestían más fuerte y cada vez me era imposible callarme lo suficiente.

« Nigromante »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora