...Lo siento... -limpié mis lagrimas-
No, no te disculpes -se cruzó de brazos- No sabía que te afectaría que Miriam viniera a cenar
¿Miriam?
Creí que Joseph te lo había dicho, falleció su madre y estuvimos juntos en el funeral
-cerré los ojos- Si, debí haberlo olvidado
Es madre soltera, no tiene familia en Londres así que quise ser amable pero de saber que ibas a ponerte así mira...
No señora, ¿sabe? Yo jamás he tenido problemas con usted, yo la adoro porque sé que me quiere a su manera y ama a mis hijos por igual
Elvi...
Pero ahora entiendo todo -me crucé de brazos- Miriam entrando a su vida, no necesita contarme más
Es que... -suspiró- Lo lamento, pero debieron contarme, o decirme al menos para que no me tomara por sorpresa lo que ella me dijo sobre tu trabajo y...
Yo era una mujer soltera, trabajadora, su hijo fue quien se acercó a mi no yo; yo no tenía compromisos con nadie
¡Los tuviste con Donovan!
Mami... -habló Damiano- ¿Estás bien?
Si mi amor -limpié mis lagrimas- Sólo, no es nada
Ya pondremos la mesa, ¿vienes a cenar conmigo?
Por supuesto -le sonreí-
Hablaremos después Elvira... -escuché a mi suegra-
Siempre estoy disponible señora -dije caminando hacía el comedor-
Me senté a un lado de Joseph, tomó mi mano pero me quité de su agarre; si algo odiaba eran las mentiras. Anthony alimentaba a Zyan, el hijo de la prima de Joe y al menos eso me hacía quitarme un poco el mal sabor de boca. Damiano me sonreía, me sorprendía lo maduro que era mi chocolatito para intentar calmarme aún cuando debía ser yo quien lo hiciera con él.
Bonito día para hacer dramas... -dijo entre dientes la madre de Joe-
Amor... -acarició Joseph mi espalda- Me puedes acompañar por el regalo de Damiano
Joe...
Elvira, por favor -dijo viéndome directamente a los ojos-
¡Lamento la tardanza! -dijo Miriam llegando con un montón de bolsas de regalo, su hijo venía tras de él-
Pasa Mar, apenas Ibamos a cenar -le respondió la madre de Joe, su padre me vió y elevó las cejas-
Vamos mi amor -dije besando la mejilla de Joe-
Joseph se sorprendió pero no desaprovechó la oportunidad de esa muestra de cariño, me levanté de la mesa y me siguió. Tomé su mano, hasta llegar a la que era su habitación, al cerrar la puerta le di una bofetada.
¡Eres un pendejo!
Elvi... -cerró los ojos-
¿Con Miriam? ¿En serio?
Mi amor, déjame explicarte
No hay nada que explicarme, no es posible que Damiano tenga mas huevos que tu Joseph Quinn
ESTÁS LEYENDO
« Nigromante »
RomansaPt. 1: Un trato con el diablo Pt. 2: Bienvenido al infierno ¿Qué tan rápido puedes ser cuando se trata de huir del pasado?