Capítulo 89: ¿Malentendido?

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...

Buenos días... -dijo sonriendo-

Hmm, ¿qué hora es? -dije entrecerrando los ojos-

Las 10am, ¿te desperté? -bloqueó su teléfono y me acercó a él-

Tuve un sueño muy extraño... -me acurruqué en su pecho-

¿Una pesadilla? ¿Volvieron?

No... -suspiré- Era demasiado extraño, era como si nada de mi vida hubiera pasado y estabas tú con un bebé en los brazos

Hmmm... Eso suena más a una pregunta seria, que a un sueño

Mi amor, no dije eso -sonreí-

¿Quieres que intentemos tener un bebé?

No -reí- Sólo, fue raro es todo...

Porque si me lo preguntas a mi -acarició mi espalda- Yo estoy seguro que quiero pasar todos mis días a tu lado -besó mi cabeza- Así que podemos intentarlo

Ya lo hablamos cariño, además le llevarían demasiados años a mis hijos

Bueno, pero eso no es un problema en si

Hmm, ¿cómo dormiste? -cambié la conversación-

De maravilla, mientras duerma contigo no hay nada que me despierte

¿Ah si? Pues a mi me duele todo... -subí sobre él- Estoy cansada, y no quiero ir a trabajar...

Quédate aquí, yo hago tus pendientes... Pero vístete o querré quedarme contigo -mordió sus labios-

¿Acaso no te fue suficiente anoche? -sonreí y me puse de pie-

¿Suficiente? -se paró de un brinco de la cama- Contigo jamás, soy un maldito adicto a ti

Ya, basta -reí- Debemos ir a hacer el desayuno -dije poniéndome una bata-

Y si empezamos por el postre -me abrazó por la espalda y llevó sus grandes manos a mi pecho-

¡Mamá! ¡Anthony está molestándome! -escuché la voz de Damiano desde la parte de abajo de la casa-

Creo que se cancela el postre... -dije quitándome de su agarre-

Tienes razón, lo tendremos después -besó mis labios- Te alcanzo mi vida, debo ir al baño

Haré el desayuno... -dije mientras me ponía ropa interior-

Me hice una coleta despeinada, una bata de seda me cubría las múltiples marcas que Nick anoche me había dejado, me vi en el espejo, no pude evitar sonreír y sentirme algo apenada, a mi edad era algo incluso indecente salir con eso a la calle así que no dejaría que nadie las viera.
Me puse una camisa de Nick encima, salí de mi habitación y caminé hasta la cocina, donde Damiano y Anthony manoteaban.

¡Buenos días! -dije con algo de sarcasmo-

Anthony empezó... -lo señaló Damiano-

« Nigromante »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora