Una cita

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Una  cita

A esa hora, los pasillos estaban llenos de alumnos por todos lados. Hoseok estaba cambiando sin compañía ya que sus amigos, Zelo y Chanyeol, se habían ido a clases de reforzamiento dejándolo solo. Por lo que al final el azabache decidió buscar a Jimin a su clase pero no lo encontró.

Hoseok cruzó el patio de afuera y se fue por las zonas verdes de la escuela. De repente—¿Jimin?—Hoseok reconoció la espalda de su amigo castaño.

Jimin estaba de pie detrás de un árbol gigante de tronco grueso. Algo sobresaltado, el menor se volvió hacia Hoseok, y su expresión fue un poco conflictiva, como si lo hubiesen atrapado haciendo algo malo.

—¡Oh Jimin! Te estaba buscando ¿Por qué estás aquí afuera...?—exclamó Hoseok yendo hacia el menor, cuando de pronto se dió cuenta de algo extraño. Preguntó —¿Qué estás viendo?

—Nada—balbuceó rápidamente Jimin, sonando algo nervioso, parecía como si estuviera escondiendo algo en su espalda, no era el tronco, sino lo que había más allá de este.

Hoseok se adelantó hacia Jimin, curiosamente divertido, y de la misma manera que estaba el castaño hace un rato, se posicionó y miró a lo lejos.

—¿Qué-qué haces? —Jimin quiso interponerse y obstruirle la vista para que no pudiera ver más allá, pero Hoseok ya dibujaba una cara prodigiosamente asombrada cuando sus ojos divisaron a Suga a cierta distancia.

El pelinegro yacía sentado en una banca con una postura recta y solemne, cruzando las piernas elegantemente.Tenía los audífonos puestos en los oídos mientras cerraba los ojos y disfrutaba del ambiente tranquilo.

Hoseok se fijó en Jimin y este esquivó rápidamente su mirada. Entonces sus labios se ampliaron con una sonrisa gigante. Molestó al castaño. —¡Jimin-shi! ¡De ti nunca me lo habría imaginado!— exclamó con fragante picardía.

Las mejillas de Jimin se colorearon de un ligero rojo vivo. —No-no sé de lo que estás hablando.

—¿Sabes? Esto es mejor de lo que pensé—dijo Hoseok, apresurado, como si se le hubiese ocurrido una gran idea.

—¿Qué?—murmuró Jimin confundido.

—Ven conmigo—Hoseok lo tomó del brazo y lo llevó consigo. —¡Hey! —gritó hacía pelinegro.

Jimin había estallado de horror al reparar las intenciones de Hoseok. —¡Oh no, no, por favor, por favor, no! —se apresuró a rogar, tratando de detenerlo.

—No tengas miedo—Hoseok tiró de él nuevamente. —¡Hey, Suga! —volvió gritar. La mirada del pelinegro finalmente se posó sobre ellos.

—¡Hola!—saludó Hoseok muy animado. —¿Estás muy ocupado?

El chico pálido contestó: —Demasiado. Si no les importa—su voz sonó tan fría y cortante que deshizo la sonrisa de Hoseok, pero no fue lo suficiente para desanimar sus energías.

—¡Oye!—Hoseok se atrevió a darle un ligero golpe en el hombro. —Se me ocurrió una gran idea, ¿qué tal si salimos los tres y pasamos una tarde inolvidable?—jaló y abrazó a Jimin por los hombros —Jimin y yo planeamos salir y comer carne asada ¿Quieres venir?—invitó animosamente, mostrando nuevamente sus perfectos dientes.

Sin embargo, el desconcertado ahí había sido Jimin ¿Salir?: —Pero yo no...

Hoseok exclamó fuerte para que Jimin no dijera más palabras: —¡Cielos, que insistente! ¡Bien, bien, tú ganas, Jimin-shii, entonces serán unos helados! ¡Unos helados deliciosos!

Por otro lado, Suga que se expresaba neutral, estaba asimilando dos puntos en su mente acerca de Hoseok, primero, el tipo había osado a interrumpirle, dos, a tocarle, y tres, a invitarle deliberadamente.

El Mismo Cielo (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora