¿Malas decisiones?

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¿Malas decisiones?

La fresca noche los había alcanzado. Después de tocar el piano toda la tarde, Suga decidió acompañar a Jimin hasta su casa, y este no pudo haberse sentido más que cálido en su interior cuando el otro se ofreció a hacerlo. Sinceramente esto le hacía pensar que era alguien importante para el pelinegro.

Durante todos estos días, había aprendido muchos detalles sobre él. Sabía que Suga era demasiado reservado con sus cosas, sabía que el ruido lo molestaba y que evitaba hablar cuando un tema no era de su interés. Sabía que cuando se molestaba fruncía el ceño, se quedaba callado y hacía pucheros. También sabía que cuando estaba de buen humor era como un niño feliz, sonriendo ampliamente y a veces haciendo muchos berrinches para salirse con la suya.

Sin embargo, cuando Suga se mostraba demasiado pensativo, él se aislaba de todo el mundo y se olvidaba de todos. Era desconcertante, porque no sabia que pasaba por su mente, y ese día en especial, parecía más ausente que en cualquier otro.

—¿Quieres pasar?—Los dos se detuvieron en su caminata y se miraron al mismo tiempo. La calle lucía vacía y silenciosa, los faros de luz alumbraban débilmente. Suga se quedó suspendido por unos segundos.

Lucio sumamente extraño. Y aunque esa tarde sonrió un poco al tocar el piano, su expresión nuevamente perdió su brillo y volvió a apagarse como antes. Insistió gentilmente. —Mi abuela estará feliz de verte otra vez

—Lo siento, pero esta vez no puedo—. Era la primera vez que Jimin escuchaba un "Lo siento" decir a Suga, simplemente, tan fácilmente y en voz alta, nunca lo había hecho y hubiera deseado que no lo dijera en ese momento.

No debería sentirse desilusionado, el pelinegro ya había hecho tanto con solo acompañarlo hasta la puerta de su casa, pero el hecho de que se fuera tan pronto y con esa expresión, lo hacía sentirse ansioso y preocupado.

—Claro, se te hace tarde—inclinó la cabeza sintiéndose incapaz de hacer algo más por el pelinegro para que se sintiera mejor. Pero, entre la resignación, una suave mano tomó su barbilla y levantó su mirada hacia arriba. Sus ojos se conectaron con los de Suga una vez más. Hubo silencio, un eterno silencio, hasta que la mano del pelinegro ascendió y rozó suavemente su cabellera.

Jimin sintió escalofríos, y un cálido cambio en sus mejillas al sentir este afectuoso movimiento.

—Gracias, por todo. Descansa—dijo Suga en voz baja, antes de darse la vuelta y marcharse.

"¿Gracias...por todo?"Jimin se quedó inmóvil, pensando. —¿Por qué?

Suga se detuvo, volviendo a girar. Jimin lo miró confundido "¿Porque estas actuando muy extraño?" Él tenía una inquietud tan grande en su corazón que no pudo evitar contenerse por más tiempo.

—Hyung ¿Por qué...? ¿Por qué sigues mirándome así?

La pregunta pareció coger de imprevisto a Suga, ya que su mirada parecio congelarse al mismo tiempo. Después de mucho sin decir nada, hablo. —¿Así cómo?

Jimin se quedó callado, sin saber cómo responder, si estaría bien ser en ese momento sincero o no decir nada. Temía equivocarse, porque sabía cómo era Suga cuando estaba incómodo, molesto, pensativo, animado, pero no sabía cómo era si...algun dia llegara a odiarlo.

—¿Cómo podría mirarte yo?—volvió a preguntar Suga esperando pacientemente, dispuesto a escuchar. Jimin pudo llenarse de valor gracias a esto, y decir vagamente la verdad.

—Como si fuera alguien especial—hubo una intensa pausa, y pudo confesar algo más—...es como si eso te pusiera triste.

Ahí estaba, ese afecto mucho más penetrante que cualquier otro, resplandeciendo en los ojos de Suga, tan abrasador que hacía estremecer su corazón. — Quizá no te equivocas. —murmuró Suga, y Jimin se quedó muy quieto. —Es que tu...me recuerdas a alguien.

El Mismo Cielo (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora