Jimin

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Jimin

—"¿Ji-min? ¿Te gusta que te llame así?"

—"Si a hyung le gusta llamarme así, a mí también me gusta,"

—"Entonces, tú también puedes escoger un sobrenombre para mí."

—"¿En serio?,"

—"Sí."

—"¿Puedo llamarle Suga hyung?"

—"¿Suga?, de hecho, me gusta ese nombre..."

Las voces se fueron desvaneciendo poco a poco. De pronto, una voz diferente, una más suave, comenzó a abrirse paso a través de su sueño.

—Jimin, despierta.

Jimin sintió que alguien lo sacudía suavemente. Aquella voz le resultaba demasiado familiar, tan familiar que...

—¿Profesor...Seokjin?

—Sí, soy yo, parece que te quedaste dormido allí adentro.

Jimin parpadeó, sus ojos hinchados por el llanto.—Yo...no me di cuenta.

—Está bien. Vamos, ¿por qué no sales de ahí y tomamos un poco de aire fresco?"

Jimin asintió, aún un poco aturdido por el extraño sueño que había tenido. Se levantó, pero justo en ese momento, algo cálido y suave se restregó contra sus piernas. Miró hacia abajo y vio un pequeño ¡¡poodle blanco!!, perfectamente peinado, limpio y perfumado, mirándolo con unos tiernos ojos brillantes.

—Saqué a Reysi a pasear unos momentos y nos encontramos contigo— comentó Seokjin, sonriendo de manera suave.

El corazón de Jimin se llenó de una repentina calidez. Se agachó y acarició al perro con ternura, encontrando un inesperado consuelo en la presencia del animal. Después de unos minutos, ambos se sentaron en una banca cercana.

—¿Por qué estás aquí afuera? —preguntó Seokjin finalmente, al ver la expresión abatida de Jimin.

—Siento que... no quiero volver a casa —murmuró Jimin.

Seokjin frunció ligeramente el ceño, tratando de entender.

—¿De qué hablas?

—No lo sé, profesor. De repente me siento... perdido. ¿Qué hace usted cuando se siente así?

Seokjin suspiró, tomando un momento para pensar antes de responder.

—Intento encontrar el camino correcto —dijo con calma—. No es fácil, pero si sigues a tu corazón, eventualmente lo hallarás. A veces, aunque la mente tenga la razón, no siempre tiene la respuesta adecuada. El corazón es un guía más sabio de lo que solemos admitir.

—¿Y si mi corazón está confundido? —preguntó Jimin en voz baja.

Seokjin lo observó con paciencia.

—Entonces tienes que despejar la niebla que lo cubre —contestó suavemente—. No te apresures, solo siente. Confía en ti mismo y en lo que llevas dentro.

Jimin no estaba del todo convencido, pero la voz segura de su profesor le dio un poco más de confianza en sí mismo. ¿Confiar en sus sentimientos? La idea le parecía tan lejana como aterradora.

—¿Mucho mejor? —preguntó Seokjin, levantando una ceja.

—Sí—respondió Jimin, con un pequeño asentimiento.

—Entonces, ¿por qué no regresamos? No deberías estar tanto tiempo fuera de casa.

Jimin asintió y se levantó de su asiento. Mientras ambos caminaban hacia la salida, un automóvil negro, elegante y sobrio, se detuvo junto a ellos. El corazón de Jimin se aceleró de inmediato. Sin siquiera pensar, su mente lo llevó a suponer ¿Era uno de los autos de la familia Min? Si era así, eso no significaba nada bueno. ¿O tal vez... era Suga?

El Mismo Cielo (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora