Pesadillas

86 32 19
                                    

Pesadillas

Previo al anochecer, el cielo coloreaba un elegante atardecer. Jimin trataba de seguirle el ritmo a Suga, quién caminaba por delante con pasos moderados y silencios. Hasta entonces todo se había percibido tranquilo, y la muda situación le había transportado a Jimin en sus profundos pensamientos.

En su interior se sentía muy inquieto, con muchas preguntas en su cabeza. Después de haber tenido una conversación, ahora ¿Cuál sería la opinión de Suga acerca de él? ¿De qué manera podrían tratarse ahora? ¿Podrían considerarse amigos? Pero, si fuera así ¿Era normal sentirse extrañamente nervioso con un amigo? Cada vez que sus miradas se cruzaban, su corazón palpitaba más fuerte de lo normal ¿Sentirse así, era natural?

JungKook era su amigo, sin embargo con él era diferente, porque nunca antes se había sentido de aquella manera a su lado. Con nadie había experimentado ese sentimiento tan vibrante y tan confuso.

Jimin estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta que Suga había dejado de caminar. — "¡Ah!" — Se quejó en voz alta. Su frente había chocado contra algo duro. Jimin se dio cuenta que había tropezado con la espalda de Suga, porque a centímetros de él, percibió sus hombros anchos. Además, una fragancia exquisita, debido a la cercanía, lo envolvió agradablemente.

—¿Nunca miras por dónde vas?

—Lo siento— Jimin se disculpó dando un paso tambaleante hacía atrás.

Suga soltó un largo suspiró, desviando su mirada de aquella persona distraída sin remedio. —¿Tomas el autobús? —le preguntó.

Jimin se sorprendió al notar que se encontraban en el paradero de los autobuses públicos: —Sí ¿Tú también tomas el autobus?

—No, yo voy por otro lado—habló Suga sin mirarle. Al otro extremo, se acercaba un autobús. —¿Es el que viene?

Jimin asintió al reconocer su autobús.

—Bueno, adiós—dijo Suga fríamente, sin que le diera tiempo a Jimin para responder ni para despedirse.

—Adiós—murmuró Jimin al vacío, mientras veía como Suga se iba alejando de él.

Cuando llegó el autobús, Jimin subió, dirigiéndose hacia los últimos asientos. Escogió uno al lado de la ventana, y mientras se distraía mirando a través del vidrio, se vio consumido nuevamente en sus pensamientos. Después de todo, aquella salida no había resultado tan desastrosa como lo había imaginado. Los recuerdos le hicieron sonreír felizmente, un extraño sentimiento persistía en su interior, era tan agradable que podía inyectar una sublime sensación. Jimin dejó liberar un fuerte suspiro. ¿Qué era ese sentimiento?

En ese momento el bus frenó inesperadamente. Esto aturdió y ahuyentó todos sus pensamientos. Jimin levantó el rostro, y luego de comprobar que todo estaba bien y que solo había sido una parada inesperada, se calmó.

No obstante, después de percatarse de las tres personas que subieron al autobús, todos esos sentimientos agradables que anteriormente había sentido se oscurecieron violentamente. Su corazón se petrificó cuando reconoció a los tres hombres que habían entrado al autobús. Como un final aterrador, la puerta escalofriantemente se cerró.

Jimin jamás podría olvidarse de esos rostros. Tal vez no era importante para los demás pasajeros, pero para él era como si una de sus peores pesadillas estuviera haciéndose realidad.

"¡Jimin no mires atrás y vete de aquí, papá estará bien, ¿Escuchaste?! ¡Corre!"

Jimin desfalleció al oír esta voz. Aquellos hombres habían despertado sus recuerdos más oscuros. Su mente revivió el puro llanto de un niño. Los gritos se oían tan fuertes que todo su cuerpo empezó a temblar.

Con toda su voluntad sus pies se levantaron. Su mente había entrado en shock. En ese momento solo una palabra eufórica traspasaba por su mente ¡CORRE!...Tenía que salir de ahí. Y como si alguien hubiera escuchado su angustia, el autobús aterrizó e increíblemente se detuvo por segunda vez.

El movimiento hizo que su cuerpo nuevamente cayese sobre su asiento, pero Jimin no se quedó quieto, estuvo a punto de volver a ponerse de pie, pero antes de eso, sus ojos volaron hacia la entrada, y más que cualquier cosa, más que cualquier suceso increíble, Jimin se quedó atónito al divisar a Suga ingresar por la puerta del autobús.

Junto a este, una persona más subió, pero Jimin no podía apreciar a nadie más que no fuera Suga, quien se dirigió hacia él y se sentó junto a él. Jimin no hallaba juicio a lo que sus pequeños ojos estaban viendo. Fue imposible no quedarse entumecido y sin palabras.

—Tú...—dijo entonces Suga, haciendo conexión con su mirada. —Eres el chico del tren. ¿No es así?

El Mismo Cielo (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora