Yo...no lo valgo

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Yo...no lo valgo

Unos ojos negros y profundos, similares a los de Yoongi, pero con una intensidad más penetrante e indestructible, como los de un hombre que había vivido más y había visto las cosas más terribles. El hombre frente a ellos irradiaba una mezcla de autoridad y peligro que hacía que cualquiera a su alrededor se sintiera insignificante.

—Me complace ver que hayas decidido regresar voluntariamente a casa. Aunque, debo decir que desapruebo el hecho de que me hayas decidido regresar a Daeju, cuando recuerdo haberte claramente prohibido hacerlo.

Nadie en el salón se atrevió a hacer ruido.

—Es la primera vez que me desobedeces, y eso es inaceptable. ¿Lo entiendes?—exhalo un largo suspiro de humo—. He oído que tienes una razón especial para estar aquí, aparte de tu padre. Tal vez ese sea el verdadero motivo de tu rebeldía. Y ahora mismo tengo mucha curiosidad por saber quién es... ¿Por qué no te haces a un lado y me dejas verlo?

En la parte de atrás, Jimin estaba definitivamente consternado. La voz de aquel hombre producía una sensación tan oscura y aterradora que era difícil mantener la calma. Suga no se movió ni un centímetro, manteniéndose firme y enfrentando la mirada de su abuelo.

—¿Por qué ordenaste traerlo? —preguntó Suga, con una voz tan fría como la de aquel hombre mayor.

—¿No te lo dije? Porque quiero conocerlo—respondió el abuelo, tranquilamente.

—Él no tiene nada que decir, y no hay nada de él que pueda interesarte —replicó Suga con firmeza.

El abuelo esbozó una sonrisa gélida. —¿Es así? Creo que te equivocas. —Hizo un gesto con la mano y uno de sus hombres le entregó un sobre amarillo. Sostuvo el sobre y lo lanzó sobre la mesilla que yacía en medio del salón—. Creo que él es más interesante de lo que te imaginas.

Suga miró el sobre con desconfianza antes de alargar la mano para recogerlo. Lo abrió con cautela y sacó los documentos que contenía. Su expresión se endureció al ver lo que estaba allí.

—¿Qué es esto?

—Lo que tanto estabas buscando—respondió su abuelo, con fría calma—. La verdad que tanto deseabas encontrar.

Suga estrujó los papeles y los tiró al suelo con una fuerza. Exclamó lleno de impotencia: —Esto no puede ser verdad. Esas fotos no son ciertas.

El abuelo observó la reacción de Suga con satisfacción. —Claro que lo son. Esas son las pruebas que incriminan al padre del chico que tanto proteges detrás de ti. El hombre que has estado buscando con tanta obsesión que ha superado incluso tu deseo de encontrar a tu propio padre. Ahora, por fin, tiene un rostro y un nombre: Park HaeSook—dijo el abuelo.— ¿No es increíble?

Jimin sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. El miedo se apoderó de él al escuchar esas palabras junto al nombre de su padre.

Suga apretó los dientes y replicó: —Si eso es cierto, ¿por qué me lo estás diciendo ahora? ¿Por qué ocultaste esas pruebas todo este tiempo?—exclamó con cierta furia contenida.

El abuelo dejó escapar un suspiro, como si la pregunta le hubiera cansado. —Porque quería que dejaras ese asunto en el pasado y te centraras en vivir tu vida. Revivir el pasado solo trae desdicha. Tu mejor oportunidad para tener éxito es dejar atrás el pasado, no perderte en sentimentalismos absurdos como buscar a un padre que te abandonó sin miramientos. Te lo advertí, volver a este lugar solo te traería conflictos. Y ahora, aquí estás, frente a estos dos hombres ¿Qué harás ahora que los has encontrado? Uno ni siquiera sabe de tu existencia, y el otro ya está tras las rejas gracias a mí, porque fui yo quien se aseguró de que pagara por lo que hizo. A menos que tú prefieras lo contrario.

Suga sostuvo la mirada del abuelo, algo sorprendido por la reciente noticia. Entonces, sin sensibilidad, las palabras de su boca salieron por instinto: —No voy a suplicar por la libertad de ese hombre, si es lo que estás pensando.

El hombre mayor esbozó una sonrisa helada, sus ojos brillaron con crueldad. —Tal vez tú no, pero él sí —dijo, lanzando una mirada directa a Jimin.

Como si recién lo hubiese recordado, Suga se volvió para mirar a Jimin, cuyos ojos estaban llenos de pánico. Luego, con un gesto firme, dirigió su mirada nuevamente hacia su abuelo. —Déjalo ir —pidió finalmente.

El abuelo lo observó con calma y de forma calculadora. —Sabes que nunca fue tan sencillo.

—¿Qué es lo que quieres a cambio? —preguntó Suga, lleno de tensión.

—Mi oferta es simple, te vas al extranjero, lejos de aquí, y dejas a este chico atrás. Nunca más volverás a pisar este país sin mi autorización —dijo el abuelo con autoridad.

Suga negó con la cabeza. —No, eso jamás.

El abuelo dejó escapar un suspiro, como si estuviera profundamente decepcionado. —Yoongi, eres mi verdadero orgullo, digno de llevar el apellido Min, y mi único nieto. Todo esto será tuyo algún día, y no quiero que esos planes se arruinen por culpa de un chico insignificante como él.

—Jamás me interesó tu dinero—replicó Suga con firmeza. Dijo con expresión inquebrantable.— Puedo sobrevivir perfectamente bien por mi cuenta. No te necesito.

El abuelo lo miró fijamente. Su rostro se endureció por la decisión de su nieto. —Muy bien. Si esa es tu elección, entonces así será. Te desterraré de nuestra familia y borraré cualquier rastro de tu existencia. No tendrás a dónde ir ni con quién contar. Nunca más volverás a ser un "Min". Dime...¿él lo vale? —preguntó, con su voz cargada de desafío.

—Sí, él lo vale —respondió Suga sin titubear.

El abuelo esbozó una sonrisa cruel. —Veamos qué opina él. —Sus ojos se clavaron en Jimin, que seguía paralizado en la parte de atrás. Sus palabras se dirigieron a él—. Si logras que mi nieto cambie de opinión, dejaré a tu padre en libertad.

Jimin se quedó congelado, atrapado por la mirada inescrutable del abuelo. El miedo se reflejó en sus ojos, un miedo tan profundo que lo había dejado clavado al suelo.

—No lo escuches —la voz de Suga rompió el silencio y llamó su atención. —. Jimin, mírame.

Jimin desvió la mirada hacia Suga. La expresión en el rostro de Suga era desesperada, pero también mostraba firmeza.

—Solo quiere manipularte. No caigas en su trampa.

Jimin se sintió abrumado y lleno de incertidumbre. Cuando abrió los labios, apenas pudo murmurar: —Yo...no lo valgo.

El Mismo Cielo (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora