La primera vez

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La primera vez

Yoongi y Jimin salieron de la estación de trenes, caminando despacio, con las manos entrelazadas. Las calles estaban llenas de luces, y los letreros iluminaban el camino con colores vibrantes. A pesar del aire frío que los rodeaba, sentían un calor reconfortante en sus corazones. De repente, Jimin se detuvo, obligando a Yoongi a hacer lo mismo. Este lo miró con curiosidad, sus ojos oscuros reflejando las luces a su alrededor, esperando en silencio lo que Jimin tenía que decir.

—Hyung, ahora sé que nos conocimos desde hace mucho tiempo—dijo Jimin.

—Desde que tenemos memoria —respondió con suavidad, pero luego su tono se fue apagando, cubierto por una nube de melancolía—. Hasta que cumpliste seis años... fue entonces cuando nos separaron.

Jimin bajó la mirada, sintiendo una punzada de dolor en el pecho. —Hyung... no puedo recordar nada —admitió, con una voz triste apenas en el último susurro

Yoongi apretó suavemente la mano de Jimin, ofreciéndole un consuelo silencioso.

—Lo sé —contestó sin reproche, pero sus ojos reflejaban una tristeza profunda.

Jimin alzó la mirada, los ojos llenos de preguntas que no sabía cómo formular.

—¿Cuánto tiempo has sabido todo esto?

—No lo sabía —comenzó Yoongi—. En el fondo, algo me decía que tú eras diferente, que había algo en ti que me recordaba a alguien, alguien que fue muy especial para mí. Eras cálido y dulce... él era así también. Tímido, cariñoso... —soltó un suspiro profundo—. Al principio, no te vi realmente. Solo comencé a interesarme cuando supe que eras amigo de JungKook, el otro hijo de mi padre.

Yoongi hizo una pausa. —Pero entonces me di cuenta de que no era la primera vez que te veía. Con el tiempo, te convertiste en una parte importante de mi vida. Nada sucedio, hasta que mi abuelo me mostró esas fotos. En esas fotos, estaba tu padre. Y ese niño, el que estaba parado en medio de la carretera... eras tú. El niño que se llevaron... eras tú. —Yoongi alzó la mirada—. Tu padre no es Park HaeSoo, Jimin. Tu madre es Seo Yeon, y tu verdadero padre es Park Hayun.

—Los conocí esta tarde... No sé cómo sentirme al respecto.

—Jimin, tienes dos padres, una madre y una abuela que te quiere. ¿No es eso lo que muchos sueñan? Tener una familia completa... Ojalá yo tuviera un padre.

—Lo tienes —respondió Jimin.

—No —replicó Yoongi—. Él no es mi padre, es solo un extraño que comparte mi tipo de sangre. Eso no lo hace mi padre.

Jimin miró a Yoongi, sintiendo tristeza por él. Después de un momento, habló con cuidado.

—El señor JoonSuk es un buen hombre, hyung. No sabía de tu existencia. Y lamento profundamente haber insinuado que tu aparición en nuestras vidas fue un error. —Hizo una pausa, tratando de encontrar las palabras correctas—. Ahora sé que la vida también fue injusta contigo. Te mereces tener un padre y recibir su cariño. Tanto como cualquiera.

Yoongi lo miró en silencio.— No quiero hablar de eso en este momento —murmuró finalmente, desviando la mirada.

Jimin no se dio por vencido y, con esperanza y ternura, insistió:

—¿Podrías darle una oportunidad? —susurró, sus ojos brillando con una sinceridad que hizo que Yoongi lo mirara con resignación.

—Lo haré... si tú les das una oportunidad a tus padres —respondió Yoongi.

Jimin asintió lentamente, aceptando la promesa. Luego, sin decir más, comenzaron a caminar de nuevo, esta vez con una atmósfera más tranquila.

—Siempre pensé que la primera vez que te vi fue en aquel tren —hablo Jimin.—Aquella vez me ayudaste, desde entonces, no deje de pensar en ti.

Yoongi negó con la cabeza, y murmuró ligeramente: —No fue esa vez.

Jimin lo miró, desconcertado. —¿Cómo?

Yoongi recordó: —Esa vez llegué a Daegu. Jack tuvo inconvenientes para recogerme, así que decidí bajar a la estación de trenes. Entonces, alguien chocó conmigo. Fuiste tú. Cuando me miraste, tenías una expresión asustada y dijiste "lo siento" antes de salir corriendo. Pero tus ojos... —hizo una pausa, soltando un suspiro—. Vi tus ojos y, sin darme cuenta, te seguí.

El cuerpo de Jimin se estremeció.

—Por un momento —prosiguió Yoongi—, te imaginé, Jimin, pero sabía que no eras quien yo quería ver... porque esa persona estaba muerta. Te confundí con una ilusión. Fue por eso que después de aquel suceso, salí del tren sin mirar atrás.

—Hyung—susurró Jimin—... lo siento.

Yoongi detuvo su caminar y giró hacia él, sus ojos se encontraron.

—No digas más esa palabra. No eres tú quien debe disculparse —dijo Yoongi—. Soy yo quien te debe una disculpa. Te prometí algo cuando éramos niños, yo...no la cumplí.

—¿Qué promesa? —preguntó Jimin,

Yoongi respiró hondo:—Te prometí que siempre estaría ahí para tí, que siempre te protegería. Pero aquel día... me fui sin despedirme de ti. Recuerdo cómo lloraste sin parar, pero fui incapaz de consolarte. Te herí... porque te dije que te odiaba.—Yoongi hizo una pausa—. Y ahora que tú me dijiste que me odiabas... supe cuánto dolía esa palabra. Te hice llorar, y no sabes cuánto me arrepiento de haber dicho aquello.

Jimin vio la expresión decaída de Yoongi, como sus ojos brillaban con sincero arrepentimiento. No recordaba esos momentos, pero estaba seguro que de niño le dolió tanto que yoongi le dijera que lo odiaba que había llorado sin parar. Sin embargo, ahora puede escuchar esta disculpa.

Habían sucedido tantas cosas tristes, y Yoongi había sido el único que había soportado el peso de todos esos años en su ausencia. Jimin no sabía cómo remediar todo el dolor que le había causado, pero en ese momento, solo pudo inclinarse un poco. Entre la multitud que pasaba a su alrededor, sus labios rozaron los de Yoongi en un beso tan efímero como tierno, casi como una promesa silenciosa.

—Aunque el pasado esté borroso en mi mente, lo único que tengo claro es que no quiero volver a perderte —susurró Jimin.

Yoongi lo miró intensamente.

—¿No volverás a desaparecer frente a mí? —preguntó, con su voz temblando ligeramente.

Jimin negó con la cabeza.

—¿Ni siquiera si mi abuelo te pide que te alejes de mí?

Jimin volvió a negar con firmeza.

—No volveré a tener miedo, hyung. Te lo prometo.

Yoongi sonrió ligeramente, notando el suave sonrojo que cubría las mejillas de Jimin. Era una imagen tan dulce y genuina que hizo que su corazón latiera con fuerza. Alzó la vista al cielo y vio cómo las estrellas brillaban, resplandecientes junto a la luna en lo alto.

—Finalmente puedo verte —murmuró Yoongi, sus ojos llenos de infinita adoración al encontrarse de nuevo con los de Jimin—. "El mismo cielo" Jimin.

Y esta vez fue Yoongi quien lo besó, sin prisa, un beso profundo y lleno de amor. 



FIN

DEDICADO A:

Las maravillosas lectoras de Yoonmin.

El Mismo Cielo (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora