Los celos de Jimin

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Los celos de Jimin

Jimin frunció el ceño ante las palabras de Suga. "Esa decisión la tomé yo. El exclusivo cliente tiene todo el derecho sobre él" ¿Acaso había escuchado mal?

—¿Te quedarás ahí parado? ¿Por qué no te mueves y cumples con tus funciones correctamente? —dijo Suga, su tono altanero y su trato grotesco aumentaron la incomodidad en el aire.

Jimin se sintió desesperadamente furioso por dentro, incapaz de desobedecer la voz de Suga aunque lo intentara, porque pese a todo, aún seguía siendo un simple empleado que entregaba pedidos, lo que intensificó aún más su sensación de impotencia. "¿Suga estaba tratando de burlarse de él frente a todas estas personas?" Hubo silencio. Todos estaban curiosos, expectantes ante la respuesta que Jimin daría, mientras el aire se cargaba con una fuerte tensión.

—¿Qué? ¿No puedes caminar o es que soy tan feo que doy miedo? —se mofó Suga al ver que Jimin no decía nada y tampoco se movía.

—¿Feo? Oppa, eso es absurdo. Entonces, él no solo sería mudo y paralítico, sino también, un pobre ciego—soltó Suran con una sonrisa burlona.

El apelativo "Oppa" había llegado a los oídos de Jimin. A Suga le molestaba que él lo llamara "Hyung". Pero, ¿le permitía a ella llamarlo "Oppa" con un tono tan sugerente? ¿Qué tipo de juego era ese? Jimin estaba odiando a Suga sinceramente en ese momento. Consumido por la ira y la frustración, caminó decidido hacia donde estaba el pelinegro. Arrojó las bolsas sobre la mesa y le espetó con brusquedad:

—Son treinta mil Won, solo acepto afectivo. No tengo mucho tiempo. Podrías darte prisa —Suga, en realidad, sabía por qué Jimin estaba tan enfadado, y mentiría si dijera que molestarlo no había sido su principal objetivo. Sonrió con malicia:

—Parece que no has entendido muy bien. La cuenta ya está cancelada, tanto el pedido como tu servicio en particular para lo que sea que se me ofrezca en toda la noche.

—¿Qué? —Jimin no entendió. Tuvo que analizarlo dos veces, aunque en ese momento vibró una llamada en su bolsillo; ni siquiera lo había notado. —Mira, no sé de qué estás hablando. Ya lo dije, tengo prisa y no tengo tiempo para seguir lidiando contigo—añadió, con impaciencia.

—Creo que antes deberías contestar la llamada. Tal vez tu jefe pueda explicártelo mejor—contestó Suga, provocando más confusión.

Efectivamente, cuando Jimin miró su celular, el nombre de su Jefe estaba alumbrando a través de la pantalla. Contestó la llamada, y la estresada voz de su jefe se oyó al otro lado: "¡Lo había olvidado, chico, no te molestes en regresar, quédate con el cliente y has tus funciones obedientemente ¿Está bien? Te caerá buena propina, el cliente parece ser muy generoso!"

Jimin se había quedado paralizado con el celular en la oreja, pese a que el otro lado ya había colgado.

Suran habló: —Hyung, no lo necesitas, yo puedo hacer todo lo que tu quieras en esta noche, y si te complace, puedo hacerlo el resto de los días siguientes, te aseguro que nada me haría mas feliz que estar a tu lado—. Ella se acercó a Suga y sostuvo uno de sus brazos, sonriéndole de manera coqueta.

Al escuchar esto, Jimin no pudo soportar la desvergüenza de Suran. No pudo evitarlo, una oleada de celos surgió desde el fondo de su corazón, como si una llama ardiente de fuego rojo hubiera envuelto todo su cuerpo con solo ver a esta chica cerca del pelinegro. Su raciocinio le decía que se fuera y que Suga y Suran hicieran lo que quisieran, ya no le importaba, sin embargo, su corazón ardió celoso, y al darse cuenta, cogió una silla y la arrastró espeluznantemente hacia donde estaban ellos, se interpuso en el medio y con los ojos ensombrecidos le dijo a Suran. —Suéltalo ya. Y hazte a un lado. 

El Mismo Cielo (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora