—¡Sonya! ¡Ven es por aquí!
El jardín de casa, es tan grande que ya no lo recordaba, ya he pasado tanto tiempo en esa cede que incluso la calidez del viento se siente artificial, o incluso el toque del sol.
Desde que salí de ese lugar no he hecho nada más que llorar y disparar por mi vida. No he matado a una ni a dos personas, han sido más y sinceramente ya perdí la cuenta.
No soy la que ha matado a más, no he sido la que más ha defendido a mis compañeros por qué si, el miedo ha podido más conmigo y me quedo congelada en mi lugar, sin embargo, jamás los dejaría solos.
Me encuentro recostada en aquel pasto verde que tanto me calmaba en otoño, mi estación favorita, las hojas caen, el viento es fresco y mientras todos mis hermanos corren yo solo los observó.
—¿No piensas venir a jugar?
Sus gritos y pedidos son exigentes, se siguen escuchando sus risas, sus carcajadas y se pueden ver sus lágrimas saliendo de sus ojos por la risa que les causa toda la diversión que tienen.
Yo simplemente los veo de lejos, el viento empieza a soplar más fuerte y cierro los ojos haciendo que todo se quede en silencio y sin nada más a mi alrededor que me pueda distraer.
Mis ojos se abren nuevamente y me puedo ver a mi misma ahí, arriba de aquel muro del cual alguna vez sentí seria la mejor opción para acabar con ese infierno.
—”No hay salida, no hay salvación, no hay supervivencia, no hay nada allá afuera"
Me repito a mi misma aquellas palabras que alguna ves pensé serían las últimas. Miro un poco el gran abismo frente a mi y siento vértigo, quiero dar un paso para atras pero solo logro avanzar.
Tal vez al caer todo acabe.
—¡Sonya!
Pero entonces...
—¡Baja de ahí, ahora!
El grito de Violet me despierta, me causa escalofríos y miedo por toda la espalda. No solo ella, si no todos y cada unos de mis hermanos están ahí, aquellos con los que he crecido todos estos años, mis amigos incomparables, mis almas gemelas, mi familia, ellos lo son todo para mi.
—Sabemos que tienes miedo... Nosostros igual, pero este no es el final.
Sus manos tan pequeñas se estiran hacia donde me encuentro y sus ojos llenos de lágrimas me ven.
—Baja, tratemos de arreglar este asunto...
Más lágrimas salen y un escalofrío pasa por mi cuerpo.
—... Juntos.
Sus manos siguen al frente y yo no me muevo, solo estoy arriba del gran muro. El viento golpea mi pijama y hace que se mueva junto a mis dos coletas de un lado a otro, después me miró a mi misma.
Aquella pequeña tan aterrada, que temblaba de miedo y frío, aquella que no podía respirar por el aire frío, que no lloraba por que las lágrimas se le congelaban al salir, aquella tan aterrorizada me veía y entonces lo entendí.
—Ya veo... Entonces ahora estamos...
Mis lágrimas salen y a diferencia de ella las mías no se congelan, no se siente el frío, no se siente el vértigo por la altura, solo siento náuseas y un gran dolor de cabeza.
—¿Te vas a rendir?
Esa pregunta se sintió más interna que externa viniendo de mi yo pequeña.
—No lo sé...— miro hacia abajo a mis hermanos, todos y cada uno de ellos siguen llorando mientras me piden bajar desesperados —Si soy sincera, quiero seguir viviendo y lograr salir de este lugar.
Un suspiro se escucha, cierro los ojos y siento como todo pesa de un momento a otro, un sonido que me aturde sale de la nada, tengo frío, miedo y estoy confundida. Me quedo quieta y todo empieza a doler y a sentirse frío.
—Si esa vez no me rendí y no morí...
—Oh dios...
—¿Por qué... Por qué lo haría ahora?
Mi cabeza está aturdida, mi cuerpo se siente pesado, cansado y frío. La sangre gotea de mis brazos, mejillas y por supuesto del lado izquierdo de mi cabeza.
—¿Por qué te dejaría ganar?
—¡Sonya!
El grito del público me aturde, sin embargo poco a poco se vuelve nulo, no se si es por qué acabo de perder la audición por completo o es solo por la situación.
Las porras se dirigían a Jin, aquel que creyó haber ganado el juego.
—Oye...
Pero la verdad...
—Esto no se acaba hasta que completes tu barra...
Es que no pienso perder.
—O mueras.
Este juego es mío.
—Asi que presta más atención.
La pantalla detrás de el se actualiza y un número de mi numeración aparece, el está en shock, tal vez por la sangre que gotea de mi cabeza o por qué no sabe ni como carajos logre ponerme de pie o por qué estoy viva después de ese disparo en la cabeza. Pues si soy sincera, ni yo sé cómo, solo se una cosa.
—Este juego... Es mío... De mis hermanos.
Levanto mi arma y disparo. El sonido de la bala me aturde y siento como explotan mis oídos con la campana de victoria.
Con la última poca fuerza que me queda miro como Jin cae al suelo, la sangre sale y mancha el piso. Oficialmente gane.
—Lo logre...— trato de mirar hacia todos pero vuelvo a caer al suelo y solo puedo escuchar sus voces gritando mi nombre mientras sonrió y cierro los ojos para descansar.
—¡Sonya!— El haberla mandado a la arena de juego me preocupaba bastante debido a que sabía que esto podía ocurrir —¡Vamos! ¡Hay que ayudarla!
Mi herida duele, al igual que mi corazón. Mi relación con ella no está tan grande como los demás, sin embargo es parte de mi equipo y no pienso dejarla sola.
Oliver tiene a Sonya en su espalda y todos corremos hacia la salida para poder llevarla a la cede lo más rápido que se pueda y salvarla.
—Aguanta...— Aishe está ayudándome a caminar de poco en poco aún así vamos detrás de ellos por unos cuantos metros —Falta poco...
—Vaya, vaya.
Pero tal parece que aún no puedo irme.
—Quien lo diría, que gran giro hubo allá, sabes.
Todos siguen avanzando y solo Aishe y yo nos quedamos atrás mirándolo, desde el día de mi adopción no lo había tenido tan de cerca y ahora estaba frente a mi, y justo cuando estoy en desventaja.
—¿Que buscas? Peter.
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EL JUEGO DE LA SUERTE | TPN
FanfictionA los 10 años en esta casa se te hace ir a un lugar secreto para poder escoger entre dos cosas: ser adoptado, o poder servir a los horfanatos que están vinculados con Grace Field. -Yo no debo ser adoptado ya que hice una promesa con alguien. Una pr...