ו|CAPITULO 52 - SU TURNO|•×

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—¡Carajo! Con cariño Gillian.

—Pues si alguien fuera menos terco y hubiera aceptado la anestesia no estaría tardando sabes, no dejas de moverte y es más difícil.

Gillian está de rodillas con unas pinzas tratando de sacar la bala que estaba en mi pierna. Zack ya me había ayudado y vendado el costado que fue lastimado y ahora solo faltaba eso.

—¡Cuidado!

—¿¡Alguien quiere darle un golpe para que se calle!? Ya falta poco, cálmate.

Oliver está a mi lado, tomo su mano y la apretó fuertemente sintiendo como las pinzas están en mi herida.

—¡Aquí está!

—¡Mierda, sácala ya!

—Tranquilo.. De seguro a ti te grita igual— Gillian ve a Oliver quien solo suspira y besa mi frente —¡Listo!

Da el último tirón y la bala sale junto con un montón de sangre que mancha el suelo.

—¡Maldita sea!— Zack procede a empezar a curarme y junto a Violet sacan todo para poder coser mi herida.

—¿Seguro no quieres anestesia?— Oliver me mira y yo niego mientras apretó los dientes y siento como el líquido de una botella cae encima de mi pierna y empieza a arder intensamente.

—¡Carajo!— apretó más la mano de Oliver y por un momento siento como si me fuera a desmayar. Empiezo a suspirar poco a poco y puedo sentir como la aguja se entierra poco a poco el mi piel. Siento escalofríos, siento miedo y mucho dolor pero si no aguanto una simple herida de bala, ¿Que me hace pensar que de verdad estaré preparado para lo siguiente?

Siento el hormigueo que recorre mi pierna y más escalofríos pasan por mi columna, arqueo la espalda y veo a Oliver, el no me suelta. Parece preocupado.

—Estoy... Estoy bien— me escucha y simplemente me besa en los labios. Me hace sentir tranquilo, calmado y más cómodo.

—Ya está.

La cirugía termina y simplemente me dejó caer por completo en la mesa, respiró agitadamente mientras subo poco a poco la pierna a la camilla para reposar.

—Gracias y lo siento.

—Bueno, no creí que la cazadora fuera tan temperamental, para ser sincera sus golpes no son tan fuertes y su puntería no es tan buena como la tuya o la mía— Gillian va a mi lado y ve mi herida —Aunque claro, logro herirte, cosa que nunca había pasado antes. Esto es nuevo— vuelve a sonreír y toca mi pierna

—¡Aunch!

—¡Déjalo!

Gillian sonríe y se aleja después del regaño de Oliver.

—Bueno, dejando del lado eso, ¿No deberíamos empezar a tener más cuidado en nuestros juegos?— Nigel se cruza de brazos, está recargado en uno de los escritorios del cuarto y se ve algo confundido.

—¿De que hablas?— Gillian ladea la cabeza sentándose a mi lado —Se suponía que la razón de este juego era tocar un punto sensible de James.

—Y que mejor punto que la cachorra a la cual le confío su mayor tesoro— Violet habla burlona, la misión había sido un éxito.

—A lo que Nigel se refiere...— pero Aishe era la única que estaba con la misma preocupación que Nigel —Es a aquella granada de humo que lanzaron desde la nada. Alguien nos ayudó a escapar y eso es algo de lo que debemos cuidarnos.

—Pero nos están ayudando, ¿No es bueno?— Sonya se para a un lado de Violet y ve a Aishe —Si obtenemos ayuda está bien.

—Claro que lo esta— Aishe vuelve a hablar mirándome

—Pero si no sabes de quién es esa ayuda nos puede perjudicar, además de que nos da a entender que nos están vigilando y que cualquier movimiento que hagamos esa persona lo sabrá.

—Y si esa persona trabaja para Ratri estamos acabados.

Todos se quedan cayados un momento, se puede sentir la tensión y el miedo que recorre por todas y cada una de las espaldas de todos.

—Si es alguien exterior a esta cede entonces debemos de estar más al pendiente en el próximo juego— miro a todos y después miro a Sonya —Es tu turno, irás contra uno de los chicos de las múltiples cedes de Lambda, los orfanatos de Peter. Ten cuidado, no dudes...

—Y mátalo— Sonya termina la frase, no se ve muy convencida de lo que va a hacer.

—Se que es duro y lamento decirlo, sabes que no es por generarte más presión, pero te necesitamos en el campo de juego.

—No los defraudaré.

Desde que conocí a todos del grupo, supe que todos y cada uno tenía debilidades y la mayor debilidad de Sonya era su corazón débil, suele asustarse a menudo y no es alguien que esté a gusto en una guerra, pero en este momento tanto su vida como la muestra está en juego.

—Déjamelo a mi, es el turno del emperador de perder a alguien.

-

•|20 de junio - enfermería de la cede|•

1:46 AM

Después de la pequeña charla me quedé en la enfermería, no podía moverme mucho y cualquier movimiento brusco podría abrir mi herida nuevamente.

—¡Oliver!

Pero eso no impidió que Oliver se quedará a mi lado "cuidandome"

—Mas despacio, me duele.

—Lo siento... soportarlo un poco.

Las luces estaban apagadas y últimamente cada vez que nos quedábamos solos lo hacíamos sin pudor alguno.

—Sabes... sabes que los demás están en el cuarto de a un lado... Lo recuerdas... ¿Verdad? ¡ah!

—Eso me da igual... Ahora cállate un poco.

Mi jadeos y gemidos se escuchaban y por más que los movimientos de Oliver se sintieran como el cielo, no poda dejar de pensar en aquella pequeña conversación que habíamos tenido hace unas horas.

Aún es un misterio la persona que nos brindo ayuda, me preocupa ya que puede ser que incluso en este momento tan embarazoso nos estén observando.

—¡Ah! ¡Oliver, para un poco!

—Solo un poco más.

Mi pierna está por lo alto recargada en el hombro de Oliver quien me mira con lujuria, con la cara y cabeza sudadas por el ejercicio que está haciendo. Yo me aferró a las sábanas y lo miro con una cara llena de lujuria y dolor que recorre todo mi cuerpo.

—¡Voy a terminar!

Un último golpe de nuestros cuerpos se escucha y con el Oliver se queda quiero mientras yo tiemblo aferrándome a las sábanas.

El juego de Sonya es en dos días y con esta herida será imposible que asista sin ser una carga.

—Creo que la herida se abrió.

Y ahora menos podré presentarme.

EL JUEGO DE LA SUERTE | TPN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora