En la civilización

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Jimin despertó después de un largo tiempo. Sus ojos demasiado pesados, se abrieron a una realidad abrumadora. La habitación en la que se encontraba era amplia, pero no era su tienda, las paredes estaban decoradas con colores pálidos y la luz artificial le fastidiaba, tan diferente a la calidez de las lámparas de aceite. En el techo, una especie de ventilador giraba perezosamente, un objeto que le era completamente ajeno.

Se incorporó con cautela, sus sentidos agudizados por la adrenalina que se disparo en sus venas. Cada detalle de la habitación le resultaba extraño. El mobiliario, con líneas limpias y materiales desconocidos, parecían burlarse de él. Las texturas suaves de las sábanas contrastaban con la aspereza de las pieles y telas con las que estaba familiarizado.

Jimin se sintió invadido por una oleada de frustración y desorientación. Había sido arrancado de su hogar, de su elemento, y ahora se encontraba en un lugar que no comprendía, un lugar que representaba todo lo que no era él. Recordó cómo Namjoon lo había enviado contra su voluntad, y la traición que sentía se mezclaba con la ansiedad de estar en un entorno tan ajeno.

Mirando su reflejo en el espejo, vio a un animal atrapado, con su respiración agitada, su melena desordenada y los ojos abiertos en un estado de alerta inútil. Contrastaba como una mancha en la pulcritud y orden del espacio que lo rodeaba.

De repente la puerta se abrió, y la espiral descendente donde estaba atrapado, se detuvo por un momento.

Al ver a Yoongi entrar en la habitación, esperando para explicar lo ocurrido, catapulto a Jimin a volcar su frustración contra el Alfa. -¿Cómo pudieron hacerme esto? ¡¿Como pudiste permitirlo?!- Su voz temblaba de ira, con su bello rostro desfigurado en una mueca casi asesina. -¡Yo debería estar allá, el clan me necesita! ¡Como se atreve ese pedazo de basura Alfa, a decidir por mi! ¡No tiene ningún poder!

-Jimin, por favor, escucha. No es mi intención...- Pero sus palabras no llegaban al Omega enfurecido, que se negaba siquiera a mirarlo a la cara.

-¿Que podrías haber hecho? Eres solo un débil amaestrado, incapaz de defenderme. ¡No sabes nada sobre todo lo que hago!- Arremetiendo verbalmente, fue sorprendente que el salvaje no lo llevara al ámbito físico. O al menos no contra otro ser vivo.

Jimin, consumido por la rabia, empezó a desatar su furia en el cuarto. Con manos temblorosas pero llenas de fuerza, arrancó las sábanas de la cama, mientras lanzaba cojines contra las paredes en un acto desesperado de desahogo. Cada adorno delicado y pieza de decoración que encontraba a su paso no solo era derribada, sino también destrozada sin piedad, manifestando así que su furia no conocía límites. Simultáneamente, las lágrimas de ira y frustración brotaban de sus ojos, reflejando una tormenta interior que se expresaba a través del caos físico que generaba.

Yoongi, atónito, intentó acercarse para calmarlo, pero la barrera de ira de Jimin era impenetrable. -¡Déjame solo, no puedo controlarlo!- Rugió el león. Pronto la habitación, antes ordenada y tranquila, se convirtió en un caos reflejo de la tormenta interior que estaba experimentando.

El Alfa se quedó parado, su corazón se estrujaba al ver a su pareja en tal estado de desesperación. Sabía que no había palabras que pudieran calmar el dolor y la traición que Jimin sentía en ese momento. Y los Leones se caracterizaban por ser incapaces de contenerse cuando estaban furiosos.

Después de unos momentos de tensa hostilidad,  Jimin comenzó a desmoronarse, dando paso a una profunda tristeza. Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, una manifestación física del dolor y la desesperación que sentía por dentro. Su cuerpo temblaba con cada sollozo, a la par que se tiraba en medio del desastre.

Su respiración entrecortada por la intensidad de sus emociones. Sentía un vacío inmenso.

El civilizado se mantuvo todo el tiempo, observando desde una esquina. Cuando pensó que era idóneo, se acercó con cautela, esperando no provocar de nuevo al Omega. Se arrodilló junto a su pareja, extendiendo una mano con suavidad, pero sin tocarlo.  Viendolo tan quebrantado, intentó hablar de nuevo. -Jimin...,- pero su voz se ahogó en el aire, incierta y temblorosa.

El rugido salvaje /Yoonmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora