El rugido salvaje /Yoonmin (Omegaverse)

En la batalla (Primera parte)

La neblina es densa, el escenario propicio para los ataques sorpresa, y este tipo de campo de batalla, solo podía ser un caos absoluto. Por lo que tanto Leones como Tigres, se encontraban luchando casi a ciegas, sin saber si lo proximo que verían seria un aliado u otro enemigo.

Namjoon y Yoongi, en sus imponentes formas de leones, se habían convertido en una formidable barricada en el campo de batalla. Sus figuras robustas y poderosas eran como torres de fuerza y resistencia, arrasando con cada impuro que se atrevía a enfrentarlos. El Líder alfa mas experimentado es implacable, cada embestida suya era como un golpe de un martillo de guerra, derribando a los enemigos con una eficacia brutal. Su rugido, profundo y resonante, era un clarín de batalla que inspiraba a los guerreros a su alrededor.

Aunque Yoongi combatía con una ferocidad igualmente impresionante, se apoyaba más en sus garras que mejor que cualquier cuchillas, cortaba en tajos limpias la piel corrupta. Cada zarpazo suyo era un trazo de muerte, dejando a sus enemigos caídos en el acto.

Ambos se movían en perfecta sincronía, cubriendo las espaldas del otro, complementando la fuerza bruta de Namjoon con la agilidad letal de Yoongi. Los impuros que intentaban pasar por su lado eran rápidamente repelidos o derrotados, incapaces de superar la barrera que formaban.

Por su parte Taehyung, totalmente nuevo en esto de las batallas, se mantenía acompañado de Hoseok, quien ayudaba con barreras temporales para evitar que sus compañeros recibieron ataques sorpresas. El León Albino se concentro en invocar más seres como V. Era duro, pues no estaba acostumbrado a dejar fluir su energía, por lo que las formas etéreas que lograba canalizar, eran demasiado luminosas, por lo que aunque eran majestuosos leones de energía, solo servían como guías entre la niebla. Ayudaba un montón para que el grupo no se dispersara y quedaran vulnerables, pero Tae parecía frustrado por no poder materializarlos con mas sustancia.

Aún no era capaz de consumir completamente el cristal, pues este no se acoplaba en su esencia como debería. Aun le faltaba algo.

Los impuros eran numerosos pero el verdadero problema era los de gran tamaño. Justo SeokJin tenía uno de frente; este enemigo, un monstruo imponente y descomunal, se alzaba amenazadoramente frente a él, con una mirada que irradiaba pura maldad.

Con una voz clara y autoritaria, SeokJin emitió su primer comando: "Quédate quieto." Las palabras resonaron con poder. El coloso se detuvo abruptamente, como si una fuerza invisible lo hubiera inmovilizado.

Aprovechando la confusión del monstruo, el Tigre continuó con sus órdenes. "Baila," dijo, y el impuro comenzó a moverse torpemente, sus movimientos grandes y descoordinados, hirieron a los pequeños subordinados que acompañaban al gigante.

Finalmente, SeokJin ordenó, "Mira hacia el cielo." El impuro obedeció, levantando su mirada y exponiendo su vulnerable cuello y vientre. En ese momento hizo una señal a sus compañeros tigres, quienes habían estado observando y esperando la oportunidad.

Enfocándose en los puntos débiles, acabaron con el impuro sin problemas.

Jimin, transformado en su poderoso león, se abalanzaba sobre los impuros con una agilidad impresionante. Con cada salto y zarpazo, dejaba a los impuros heridos, mostrando por qué era considerado un líder formidable.

En medio de este torbellino de violencia, los guerreros mantenían una coordinación impresionante. Cada uno cubría al otro, formando un frente unido en contra de la marea de corrupción. El aire estaba lleno de gruñidos, golpes, hechizos y el choque del metal contra la carne. A pesar del caos, había una sensación de unidad y fuerza colectiva que impulsaba a los guerreros a seguir luchando.