Conviviendo en pareja

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Jimin se sentía abrumado; pensaba que ya había desarrollado buena resistencia en el acto, pero Yoongi era una bestia

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Jimin se sentía abrumado; pensaba que ya había desarrollado buena resistencia en el acto, pero Yoongi era una bestia. -Por favor, detente ya-, suplicó con un tono que sonó como el maullido quejumbroso de un gatito, lo que avergonzó al león.

-No quiero-, replicó el Alfa, aún afectado por el alcohol, sin contenerse en ninguna de sus acciones. Sus embestidas eran contundentes, implacables, sin dar tregua ni siquiera en medio del orgasmo.

El Omega gimió angustiado, sintiendo un nuevo par de lágrimas deslizándose por los senderos ya secos de las anteriores. -No puedo seguir así.

Pero Yoongi solo lo abrazó más fuerte, deteniéndose un momento, como si con solo ese descanso, Jimin pudiera recomponerse tras haber llegado al clímax cuatro veces. El Alfa había estado todo ese tiempo mordisqueando el cuello de Jimin, intentando hacer que desvelara la glándula de feromonas, pero el Omega se negaba.

Los Alfas de especies depredadoras tienen las glándulas de feromonas en los colmillos, así que su mordida sirve tanto para marcar de por vida a sus oponentes, dejando cicatrices pálidas, como para poseer para siempre a un Omega a través de la marca de apareamiento.

Sin embargo, desde la primera vez, Yoongi no realizó la mordida habitual, sino que chupó la glándula, mezclando lentamente las feromonas de ambos y creando efectivamente una marca de apareamiento. El problema para Jimin era que este procedimiento era tan intenso como el acto sexual en sí, demasiado prolongado, arrastrando el clímax a una agonía dulce que lo dejaba temblando por la sobreestimulación.

Por eso se había negado a someterse de nuevo al Alfa.

Claro que el león de Yoongi no estaba satisfecho; le gruñó y trató de darle la vuelta, pero Jimin luchó, mordiendo en la cara al insistente Alfa.

El encuentro de esta noche, estaba siendo particularmente sucio, y el Omega no sabía que había picado a su pareja para que se comportara así. Sentía que cada parte de su cuerpo tenía la marca de Yoongi, que manoseo y amaso con codicia, restregándose contra él como si de verdad estuviera en celo. 

-Quiero estar dentro de ti para siempre- Confeso el Alfa con un gruñido ronco, depositando besos húmedos por toda la cara del Omega.

-Voy hacerte pagar cuando acabes- Amenazo sin poder contener sus jadeos, que le quitaban el tinte de amenaza.

-Haz lo que quieras conmigo- Dicho esto, Yoongi agarro los tobillos del Omega y los subió hasta posicionarlo al nivel de los hombros, prensando al omega.

-¿Quien esta haciendo lo que quiera?- Indignado, Jimin no pudo oponerse, solo gritar cuando la siguiente estocado llego más profundo que las anteriores. La posición lo dejaba completamente vulnerable, incapaz de siquiera corresponder, solo un agujero dispuesto que el Alfa ataco sin piedad. 

Grito en vez de gemir, lloriqueo de forma patética y al final vio estrellas antes de sumergirse en la negrura. 

Pero todo solo fue una tetra, recobrando la conciencia luego del lapsus de agotamiento, se encontró con la cara enterrada en almohadas, con su glándula a merced del Alfa. -No...no.

El rugido salvaje /Yoonmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora