El rugido salvaje /Yoonmin (Omegaverse)

Volviendo a casa

La sabana se extendía ante ellos, un tapiz de tonos dorados que encantaba y desafiaba. El viento, portador de los secretos de la tierra, susurraba suavemente entre la hierba. Darren, un cambia-forma acostumbrado a la vida urbana, se movía con una inseguridad apenas perceptible al lado de sus hermanos menores, Chanmi y Jae, que caminaban con una familiaridad innata con el terreno.

A su lado, Chanmi, con la cola meneándose suavemente, irradiaba una mezcla de entusiasmo y serenidad, mientras mantenía su rostro en una expresión neutra. Darren, sintiéndose un poco fuera de lugar, decidió discretamente transformar parte de su cuerpo, dejando aparecer una cola, intentando emular la naturalidad salvaje de los Omegas.

Rompiendo el silencio, se dirigió al Tigre. -Jae, ¿cómo ha sido vivir con los tigres? ¿Puedes contarme más sobre eso? Siempre quise saber como sería...ese lugar.

El Omega se detuvo un momento, sus ojos reflejando un mar de recuerdos y experiencias. Comenzó a hablar, su voz tranquila y meditativa. -Es difícil resumirlo todo. La vida aquí siempre ha sido... simpática. Las celebraciones son divertidas y llenas de vida, aunque siempre hay mucho trabajo por hacer. Pero gracias a mi Don, puedo estar en varios lugares al mismo tiempo.

Sus ojos se iluminaron al describir su rutina: -Una vez a la semana, tengo que coordinar los yacimientos de Demons y estar constantemente pendiente de no agotarlos. También dejo una copia cerca de mi padre, para asegurarme de que al menos resuelva un crucigrama; de lo contrario, podría pasar la tarde entera mirando al vacío. Al menos dos de mis copias se mueven entre los residentes, ayudando o escuchando. Participo en los debates de las tardes, para acompañar a Dae. También trato de asistir a todas las presentaciones en la plaza, porque participan todos mis amigos, y vigilo de paso el mercado, porque disfruto ayudando a hacer los pedidos a la civilización..."

Chanmi interrumpió a Jae, claramente abrumada por la avalancha de información. -Wow, espera- dijo con una mano levantada. -Todo eso suena como el trabajo que deberías dividir con ese Líder provisional, ¿Jungkook? ¿Cómo manejas todo eso solo? ¿No son demasiadas copia?

-Me gustan todas esas tareas, son gratificantes. Ver a la comunidad prosperar y saber que contribuyo a eso... es lo que me motiva- No buscaba alardear, solo que así creció. 

Chanmi reflexiono sobre sus propias experiencias y responsabilidades. -Yo solo era otra Leona más, mi vida era más... despreocupada, supongo- Comenzó, mirando hacia la vasta extensión de la sabana, con una pequeña sonrisa en sus facciones. -Tres cazas nocturnas con el Líder Omega, lo cual siempre es una aventura, porque los yacimientos de Demons dan de forma aleatoria, a los gigantes. Una noche puedes conseguir lo suficientes para irte a dormir en la madrugada, pero luego aparecen estas bestias de dos metros, que tardas en vencer, pero con la excelente guía de Jimin, para media noche ya podías ir a dormir.

Es de conocimiento popular que los Leones son cazadores feroces, pero Darren ahora entendía porque las Leonas generaban tanto terror.

-En los días que no cazaba, contribuía al desayuno del clan. Después, me gustaba tomar los rayos del gran astro en la mañana, una tradición que siempre encontré relajante y revitalizante. Sus ojos se iluminaron con un brillo maternal al mencionar la siguiente parte de su rutina. -Por la tarde, me dedicaba a educar a los cachorros. Era gracioso verlos perseguir demons inofensivos. Y en las noches, cuando no participaba en la caza, cuidaba de ellos. Me encantaba jugar en especial con Aka, Anais y Bel, seguro deben estar extrañándome, yo era su favorita, ni con sus propias madres comían vegetales, solo conmigo.

De repente toda la penumbra en la mirada de la Omega desapareció. Ninguno sabia que la Leona que estaban presenciando ahora, era quien realmente era, no esa sombra meditabunda que habían estado presenciando todo este tiempo en la civilización.