TRECE

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Freen se preocupó seriamente por su salud mental cuando empezó a vigilar con detenimiento las palomas que sobrevolaban los alrededores de la librería, como si realmente alguna fuera a traer un mensaje de Becky. Habían pasado dos días desde que la chica apareciera proponiéndole aquella cena e insinuando que volvería, y Freen estaba empezando a volverse loca dando un brinco cada vez que escuchaba la puerta de la entrada esperando que fuera la chica.

Se enfadó consigo misma por quinta vez aquella misma tarde cuando de nuevo levantó los ojos expectante al escuchar la puerta. Pero nada, Rebecca seguía sin aparecer. Y Freen no entendía de dónde le venía esa necesidad por saber de ella. Sobre todo en la era de la comunicación donde podría encontrarla por cualquier red social y aún así, ahí estaba sin hacer nada ¿para qué?, ¿para mantener la magia y que realmente Rebecca tuviera que venir a verla para concretar la cena? ¿Qué tenía ahora, quince años haciéndose la interesante? pensó poniendo los ojos en blanco.

Y aún así, ¿qué se supone que estaba pensando? ¿que era una cita? solo de pensarlo un escalofrío le recorrió la espalda ¿acaso quería una cita con Becky? ¿ y acaso quería una cita en términos generales? ¿podría recordar cómo era una cita? Además, igual estaba tomándose muchas libertades pensando en que alguien como Rebecca podría fijarse en alguien como ella. El sonido de la puerta la volvió a sacar de sus pensamientos.

-No sé en qué estarías pensando pero me juego lo que quieras a que no es trabajo - dijo Nam haciendo su aparición en el local - ¿muy liada? -

- No, la verdad es que no - bostezó - voy a ir recogiendo para cerrar ya de hecho. ¿Lo tienes todo preparado? - preguntó Freen. Nam se marchaba esa misma noche en un vuelo.

- Sí, lo tengo todo listo en tu apartamento, En cuanto volvamos pediré un uber para ir al aeropuerto -

- Siento que tengas que coger un uber, creía que mi coche estaría arreglado para esta semana -

- No te preocupes, idiota - Nam, con sus muestras de cariño. - Voy a salir un momento a la tienda de aquí al lado para comprar una cantidad poco recomendable de porquerías para el camino mientras terminas aquí. Ahora te veo -

- Genial, dame cinco minutos - Dijo Freen mientras Nam salía del local con el tintineo de las campanitas de colores que colgaban cerca de la puerta.

Freen se agachó para desenchufar el cargador del móvil que tenía bajo el mostrador cuando volvió a escuchar las campanitas de la puerta.

-Dios mío eres rapidísima - dijo Freen incorporándose.

-Vaya, eso no me lo habían dicho nunca - contestó una voz que claramente no era la de Nam.

A Freen se le erizó todo el vello del cuerpo cuando la escuchó. Y terminó por frotarse los brazos para volver en sí cuando la vio en la puerta de la librería con su pelo suelto, unos vaqueros negros rotos y una sudadera ancha.

-Oh, Becky - la voz prácticamente no le salía del cuerpo - Hola.

- Hola Freen -

Otro escalofrío desde la nuca hasta la parte baja de la espalda sacudió a Freen al escuchar su nombre en los labios de Becky. ¿Qué narices le pasaba? Becky bajó los dos escalones que separaban la puerta del resto del local y empezó a caminar hacia el mostrador donde estaba Freen mientras se colocaba el pelo detrás de la oreja.

Freen seguía los movimientos de aquella chica como si estuviera avanzando a cámara lenta y todo fuera parte de la escena de una película. Últimamente su vida le provocaba esa sensación constantemente. De pronto no sabía dónde poner las manos, ni cómo se caminaba, ni qué estaba haciendo.

LEJOS  DE  ERIS  • FreenBecky •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora