DIECISEIS

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El camino de vuelta en el coche de Becky fue agradable y envuelto en un silencio cómodo, para sorpresa sobre todo de Freen. Tal vez Becky tenía razón y dejarte absorber el alma por los aviones es un buen método de terapia, porque ciertamente ahora se sentía mucho más relajada. Tranquila incluso.

A ratos se quedaba mirando las manos de Becky mientras se movían por el volante al ritmo de la música. Y a ratos también se quedaba mirando sus labios que murmuraban la letra de la canción que escuchaban.

Freen se dio cuenta entonces de que hacía mucho tiempo que no salía, que no cantaba, que no conducía golpeteando el volante y que no improvisaba planes descabellados como ponerse debajo de aviones. Y un miedo familiar le apretó el pecho. ¿Estaba tirando su vida a la basura? Porque bueno, había escrito un libro. Y estos dos últimos años todo, incluso las excusas para no salir con nadie giraban en todo a eso. Pero el libro ya no era una excusa ¿Cuál sería ahora?

-¿Qué tal va el libro? - preguntó Becky rompiendo el silencio. Freen levantó las cejas muy sorprendida ¿Acaso Becky podía leer la mente?

- Bien - carraspeó - supongo que bien. Me dijiste que te gustó ¿no?-

- Me encantó. Me parece una historia tristísima y preciosa. Es como tú. -

- Ah, ¿te parezco tristísima? - dijo poniendo los ojos en blanco.

- Mucho, sí. Las dos cosas. - dijo mientras seguía con la vista fija en la carretera.

- Bec...-

- Tranquila Freen no tienes que decir nada, no quiero incomodarte solamente estoy haciendo una apreciación objetiva. Podrías salir en anuncios de delineador de ojos y provocar desmayos colectivos. Y esa es una realidad. -

- Tú también podrías anunciar delineadores de ojos - fue lo primero que se le ocurrió decir a Freen ante aquella confesión. Becky no pudo aguantar la risa.

- Está bien entonces, si alguna vez nos proponen hacer algún tipo de anuncio tendremos que decir que sí. -

Freen rio, no sin sentirse algo avergonzada por la torpeza extrema para hacerle cumplidos a Becky. La chica le había dicho literalmente que era preciosa, y lo mejor que Freen pudo contestarle era que podría anunciar delineadores de ojos. Qué lástima estaba sintiendo de sí misma, y ese sentimiento sí que lo tenía perfectamente identificado.

Llegaron a la puerta del apartamento de Freen y Becky paró el coche -Ha sido divertido- dijo la chica echando el freno de mano -Y espontáneo - contestó Freen.- dos cosas poco comunes en mi vida últimamente. -

-No me puedo creer que no hagas cosas divertidas. Tú eres divertida.-

-¿Yo, divertida? Me parece que estás hablando con otra Freen-

- No seas idiota - sonrió - me lo he pasado genial contigo.-

Freen sonrió bajando la vista a sus pies. Se puso súbitamente nerviosa.

- Había pensado que si te apetece podríamos vernos algún día de estos, aunque Patty no esté. - continuó Becky.

- Claro, sí. Me encantaría - hizo una pausa para coger aire - Pero esta vez ¿podrías hacerme el favor de darme tu número de teléfono? Creo que las palomas están a punto de interponer una orden de alejamiento contra mí de tanto acosarlas creyendo que traerán tu mensaje - Becky se rio con ganas - No te rías. No sé qué es peor, si creer que eres Harry Potter o pasar este momento de vergüenza extrema contándote esto. Además. hace años que no le pido el número de teléfono a nadie. Tal vez de hecho esté envalentonada por estas horas de recarga social que me has dado y dentro de tres horas me arrepienta profundamente de haberte facilitado una vía de comunicación directa conmigo de la que no podré deshacerme sin ser terriblemente grosera contigo y por tanto despedirme de cualquier tipo de relación que pudiéramos tener. - Becky aguantó todo ese chaparrón estoicamente apenas sin parpadear. Cuando Freen terminó de hablar, Becky extendió su mano dándole a entender que le prestara su teléfono. Freen lo desbloqueó y se lo entregó.

-Está bien - dijo Becky - voy a darte mi número y no voy a guardar el tuyo hasta que me hables tú. ¿Te parece? así podrás decidir el momento en el que te apetezca volver a saber de mí. -

Freen sonrió mientras veía cómo la chica deslizaba sus dedos con pericia sobre la pantalla de su móvil. Había grabado su número con una B, el emoji de una paloma y un sobre. Freen volvió a reír - Siento todo esto Becky a veces tengo la sensación de que no es que lleve una mochila, es que soy un caracol arrastrando cosas y - Becky levantó la mano para que dejara de hablar -Te va a parecer una locura, pero lo sé. Y me gusta cómo eres - ladeó la cabeza achinando sus ojos haciendo que Freen suspirara. - Déjame decidir a mí el momento en el que no pueda aguantarte, ¿de acuerdo?-

Freen asintió, y con una sonrisa bajó del coche y se despidió de Becky con la mano. Cerró la puerta del portal y miró a la calle viendo cómo Becky había esperado a que se cerrara del todo la puerta para arrancar, y se giró hacia el ascensor con el móvil en la mano. El contacto de Becky seguía abierto con su paloma y su sobre. Volvió a reír. 




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LEJOS  DE  ERIS  • FreenBecky •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora