CINCUENTA Y DOS

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-Ni un mensaje, ni una llamada. Nada - dijo Becky sentada en el sofá de la librería - Dos días. Han pasado dos días y no sé absolutamente nada de ella -

- Nam te dijo que estaba bien, y que estaba en casa - contestó Irin mientras terminaba de meter unos libros en las cajas que tenía que llevarse al stand del festival - Te dije que Freen podía hacer este tipo de cosas -

- No lo entiendo - bajó la mirada - No he querido ir a buscarla porque siento que realmente no quiere saber nada de mí. Y eso me está consumiendo -

- Dale tiempo. Estoy segura de que Freen terminará por volver de donde sea que se ha ido su mente - dijo Irin sentándose a su lado - Va, anímate - chocó su hombro con el de Becky - ¿sabes que yo estuve un poco colgada por ella cuando la conocí? - Becky abrió los ojos con sorpresa - Sí. Pero me duró poquísimo, no te preocupes. A ver, tengo ojos en la cara ¿sabes? Es Freen. - ese comentario consiguió hacer reír a Becky - Pero no, no era chica para mí -

- ¿Y cómo llegaste a esa conclusión? - preguntó Becky.

- Porque un día, ella vino hasta el mostrador cuando estaba a punto de cerrar y me preguntó si me importaría leer los primeros capítulos de una cosa que estaba escribiendo -

- ¿Te dejó leer algo de 'Lejos de Eris' antes de terminarlo? - Becky estaba asombrada.

- Por aquel entonces ella me tenía en una alta estima literaria - suspiró - o más bien pienso que no tenía a nadie a quien pedirle una opinión imparcial - Becky volvió a sonreír - La cuestión es que yo me emocioné bastante porque pensé que Freen finalmente estaba intentando ligar conmigo, pero nada más lejos de la realidad - añadió poniendo los ojos en blanco - Me leí los cinco primeros capítulos de su libro, y supe que Freen ya estaba enamorada de alguien -

A Becky se le erizó la piel cuando Irin dijo esas palabras. - Pero realmente el libro no trata de una relación romántica, ¿por qué pensaste eso?- preguntó con curiosidad.

-Porque ese libro es una carta de amor a alguien. Es una declaración profunda de lealtad. Y la forma en la que la protagonista le habla al agua pidiéndole que por favor le devuelva lo que perdió, bueno, si alguien preguntara así por mí, créeme, me agarraría con uñas y dientes - rio Irin - Supe que ella estaba totalmente enamorada de alguien, o de la idea de alguien al fin y al cabo. Y Freen parecía tan segura de aquello...Recuerdo mirarla a los ojos y realmente sentir que estaba esperando algo. O tal vez a alguien - suspiró - Tal vez te estaba esperando a ti -

Becky suspiró. Quería contarle a Irin lo que ocurría, quería sincerarse y decirle que sí, que Freen la había estado esperando a ella aún sin saberlo ¿Pero cómo explicarlo? - Me encantaría pensar que me esperaba a mí, la verdad - sus ojos volvieron a empañarse y movió la cabeza varias veces para intentar que aquella emoción se desvaneciera - Pero ahora ya no sé qué pensar -

-Tal vez no tengas que pensar en nada - dijo Irin - Date algún tiempo mientras ella regresa a la tierra. Mañana es la noche de micro abierto, ¿vas a participar? - preguntó.

- No, no - se apresuró en contestar - No creo que pudiera cantar ni aunque quisiera -

-Oye quién sabe, tal vez te venga bien sacar algo que llevas dentro ¿no hacéis eso los cantautores? - se encogió de hombros.

- Hace un siglo que no escribo una canción - dijo negando con la cabeza - No creo que ahora vaya a salir nada interesante -

- Podrías intentarlo. A veces el drama es una buena fuente de inspiración - bromeó Irin - No hay prisa, no necesito que me confirmes si vas a subir o no al escenario. Eres VIP -

- Gracias, supongo - sonrió Becky - Y de verdad, gracias por esto. Necesitaba una charla así -

- No me las des y vete a componer algo triste y descorazonador que haga llorar al público - Irin se levantó y apretó el su mano el hombro de Becky en señal de apoyo.

*

Freen llevaba dos días encerrada en casa, con la única compañía de su gato. Nam quería quedarse con ella, pero tras jurarle que respondería a sus mensajes siempre que le escribiera, su amiga accedió a darle espacio quedándose en casa de Heng. El chico también había intentado hablar con ella, pero Heng conocía la versión menos accesible de Freen, y entendía que en unos días ella sería la que querría hablar.

No había dormido demasiado; cada vez que cerraba los ojos las imágenes de Becky soltando sus manos de la barandilla del puente aparecían nítidas como si su cerebro las hubiera reconstruido en alta definición. Ahora que tenía toda la información, hubiera preferido no acordarse nunca, porque la existencia de esas dos realidades completamente opuestas en su cerebro estaban acabando con ella.

La mente de Freen no paraba de elaborar teorías sobre aquella noche, y desde que llegó a casa su principal ocupación había consistido en navegar por internet buscando información sobre viajes interdimensionales, universos paralelos y agujeros de gusano. Todo lo que encontraba era una locura, pero no podía negar que existía una base científica que respaldaba la posibilidad de que todo aquel amasijo de información descabellada pudiera en cierto modo ser real. Aún así, sabía que en internet cualquier cosa era posible. Resopló y Sam la miró con los ojos entrecerrados - Lo siento - se disculpó Freen con su gato - Estoy un poco agobiada -

No había sido capaz de establecer ningún tipo de contacto con Becky, y no porque no quisiera; simplemente su cuerpo se bloqueaba al pensar en verla porque ahora mismo, lo único que podía reproducir en bucle con su cara era la noche del puente. Había pensado seriamente en golpearse la cabeza para ver si conseguía que aquellas imágenes volvieran a desaparecer, pero seguramente acabaría en el hospital sin haber conseguido absolutamente nada. - Ojalá pudiera olvidarme de todo - pensó - Ojalá pudiera volver al día de la lluvia torrencial y empezar de nuevo ahí, sin ningún recuerdo intentando colarse en mi cabeza - Su teléfono vibró sacándola de sus pensamientos.

Irin Trabajo: 14:14

Hola desaparecida. Esta noche tenemos las jornadas de micro abierto y la velada, te lo recuerdo. Sé que estás apagada o fuera de cobertura, pero necesito que dejes de ser un satélite y regreses a la tierra. Te echamos de menos.

Freen leyó el mensaje varias veces. No quería salir de casa. En casa estaba segura y salir implicaba una serie de riesgos que no sabía si podría asumir. Para empezar, encontrarse con Becky o con Patty, o simplemente que sus piernas se quedaran bloqueadas por el miedo y no pudiera regresar a casa. Aquella sensación le era familiar, y lo odiaba. Se suponía que había dejado atrás todas esas palabras que acompañaron a su depresión. Esa lista interminable de nombres que justificaban el comportamiento de Freen y que ella había ido tachando con mucho esfuerzo. Pero la mera idea de salir le provocaba un frío en el estómago como si un balde de agua fría se le hubiera derramado por el esófago. Sam la miraba con sus ojos amarillos - No me juzgues, Sam. Tú nunca sales de casa y pareces bastante feliz - dijo mirando a su gato que realmente parecía estar evaluando su comportamiento. Y entonces Sam se levantó del cojín en el que dormía al lado del escritorio de Freen y se subió a la cama, tumbándose sobre la almohada en la que siempre dormía Becky. Freen suspiró. - Yo también la echo muchísimo de menos -




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LEJOS  DE  ERIS  • FreenBecky •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora