TREINTA Y TRES

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Cuando Freen abrió los ojos seguía en la misma posición que cuando se tumbó sobre Becky. La chica respiraba acompasadamente, estaba dormida. De pronto se imaginó a Becky desvelada esperando a que le contestara aquel último mensaje y se le escapó una sonrisa. Estaba mucho más tranquila ahora, y los labios de Becky descansando sobre el nacimiento de su pelo le provocaron un terremoto en el pecho. Inconscientemente se abrazó más fuerte a ella aspirando el aroma de su camiseta, y notó cómo Becky se movía y emitía un sonido indefinido. Freen volvió a sonreír.

-Lo siento, no quería despertarte. No he podido evitar estrujarte. - dijo Freen escuchando la risa de Becky.

-¿Cómo estás, eh? - susurró la chica con miedo a que Freen siguiera en aquel estado en el que la había encontrado en el baño.

- Estoy bien... - dijo Freen, que de pronto sintió que lo último que quería hacer era hablar. Mientras decía esas palabras levantó su cabeza hasta llevar su nariz debajo de la oreja de Becky. Se giró levemente para apoyarse sobre su brazo hasta quedar de lado y abrió sus labios sobre su cuello.

Becky sintió el calor de la boca de Freen y le temblaron las piernas. Se le escapó un gemido muy bajo cuando sintió cómo la besaba despacio. Tenía miedo de moverse y romper el momento pero su cerebro parecía no tener comunicación con el resto de sus extremidades, y el brazo que tenía libre viajó hasta la espalda de Freen, que seguía dejando besos bajando hasta el cuello de aquella camiseta enorme que llevaba.

Cuando llegó a la altura de su pecho, Freen levantó la vista para encontrarse con los ojos de Becky que la miraba interrogante, como queriendo entender qué estaba pasando en esas horas tan extrañas desde que Freen apareciera completamente empapada por la lluvia.

Se miraron durante unos segundos hasta que Becky agarró la camisa de Freen por el pecho subiéndola hasta su altura para besarla. Una vez más sus labios se encontraron mientras Freen dejaba caer parte de su peso sobre Becky. La chica, al sentir como el cuerpo de Freen caía sobre ella, pensó que algo así debía sentirse el cielo. Freen se recostó sobre Becky sin dejar de besarse, y aún apoyada sobre uno de sus brazos para no aplastarla pasó una de sus piernas entre las de la chica que agarró su nuca atrayéndola aún más hacia ella, mientras le hacía espacio para que colocara su muslo justo donde ella quería.

El ritmo de aquel beso se intensificó de manera notable en cuanto Freen dejó caer su peso sobre la pierna que ahora descansaba entre las piernas de Becky, que bajó las manos por la espalda de Freen hasta ponerlas muy al sur, mucho más de lo que pensaba que sería capaz de hacerlo, y la empujaba contra ella para sentirla aún más.

-Por Dios Bec - susurró Freen contra sus labios cuando sintió cómo las caderas de Becky se levantaban para buscarla. - No sé cuánto tiempo voy a poder aguantar así -

- Bueno - contestó Becky sin separarse de ella - yo querría que aguantaras así para siempre pero...-

Con un movimiento Becky hizo que Freen se pusiera completamente encima suya, ahora apoyada sobre sus codos, uno a cada lado de la cabeza de Becky. Sus cuerpos estaban completamente pegados, y sus bocas separadas por unos centímetros.

-Quizás no se trate tanto de aguantar - continuó Becky - y de lo que se trate sea de repetir-

Aquellas palabras chocando directamente con sus labios terminaron por volver loca a Freen, que volvió a besar a Becky como si fuera la última vez que besara a alguien en la vida. Sus cuerpos perfectamente encajados siguieron a la perfección el vaivén de los besos y las manos de Becky volvieron a las caderas de Freen otra vez, pegándola totalmente a ella, arqueando su espalda para sentirla aún más.

Los besos empezaron a mezclarse con algunas palabras, sus nombres, algunas frases a medio terminar. Freen levantó la cabeza echando su pelo completamente hacia un lado y Becky aprovechó el momento para erguirse y morder con suavidad el espacio de piel que había dejado al descubierto.

Freen gimió totalmente fuera de control y a Becky le bastaron dos movimientos más de su cuerpo bajo el de la chica para que Freen se desplomara sobre ella con la respiración agitada. Su pecho pegado al de Becky rebotaba como si estuvieran estallando pequeñas bombas.

Becky acababa de descubrir su sonido favorito en el mundo entero, y era esa voz ronca de Freen que desconocía totalmente diciendo su nombre, y gritando de forma ahogada para no hacer demasiado ruido. Porque aquel momento en el que Freen seguía aún tumbada sobre la mitad de su cuerpo respirando en su cuello no podía compararse a nada que hubiera vivido hasta el momento. Y no tenía ni idea de cómo iba a conseguirlo, pero no iba a permitir que la vida volviera a alejarla de ella. 




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LEJOS  DE  ERIS  • FreenBecky •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora