SEIS

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-Espera, ¿me estás diciendo que una chica va a reabrir la floristería de Patty?- Preguntó Heng

- Eh...sí - dijo Freen - No sé dónde está el problema -

- Pero has dicho que...¿cómo se llamaba? - preguntó Nam

- Rebecca, se llama Rebecca -

Mejor Becky sonó en algún lugar de la parte trasera de su cabeza como un susurro poniéndole la piel de gallina.

- Eso, Rebecca -

La cabeza de Freen volvió a aquella floristería. A Becky apoyada sobre el mostrador con la cabeza ladeada mirando a Freen como si fuera una especie en extinción.

-Freen, ¡FREEN! ¿a dónde demonios te has ido? ¿Qué te pasa? - dijo Nam que por lo visto había continuado hablando tras aclarar el tema del nombre. - Te estoy preguntando que por qué no le preguntaste a Rebecca dónde podías ir a entregarle el libro a Patty personalmente, en lugar de dejarlo en la floristería.-

Aquella era una pregunta buenísima en la opinión de Freen.

-Si te soy sincera no se me ocurrió. - si te dijera que no fui capaz de decir nada mínimamente interesante - Me pareció de lo más lógico dejar el libro allí - Freen se sintió algo atontada. - La verdad no entiendo por qué no le pregunté dónde vivía Patty -

- Tal vez no lo sabe - dijo Heng.

- Seguro que lo sabe. Tú no le das las llaves del negocio de toda tu vida a una loca que has visto dos veces. Rebecca debe saber dónde vive Patty. Quizás podrías volver por allí a ver sí-

Pero Freen la interrumpió

- No, no, vaya que no creo que bueno, no sé. Seguramente ya le haya dado el libro así que para qué volver por allí ¿no?, tendría que necesitar un motivo para volver y no lo tengo, ¿no? no lo tengo. -

Nam la miró extrañada. Hacía años que no escuchaba a Freen enlazar tantas palabras seguidas en una misma conversación. Aunque la mitad no tuvieran sentido, la longitud de su argumento la dejó descolocada por un momento.

-Así que Rebecca- pensó Nam. Interesante. - Bueno, aún así creo que no estaría de más que le hicieras una visita a la mujer, hace mucho tiempo que no te ve. Eras como una nieta para ella, Freen -

La chica bajó un poco la cabeza. Aún no sabía muy bien cómo gestionar los vínculos con el resto de las personas. Al menos no con las que había entablado algún tipo de relación después de lo que ocurrió. Incluso la forma de relacionarse con sus amigos de antes, de los que solo quedaba Nam, era completamente diferente.

Tenía ese muro completamente levantado alrededor de su cuerpo, como una fortaleza de hielo que nadie podía atravesar. Ella estaba cómoda allí, sin implicarse demasiado. Por eso no sabía dónde vivía Patty. Por eso no sabía el segundo nombre de Irin. Freen llevaba mucho tiempo sintiéndose desconectada de todo, como si por más que lo intentara no consiguiera vibrar en la misma frecuencia que el resto de los humanos. Era capaz de ser bastante simpática, incluso podría parecer una persona cariñosa a su manera, pero Freen sabía que tenía un cable que no le hacía contacto desde hacía años. Sabía que aquel cable se había soltado aquella noche en el puente, junto con las manos de aquella chica de la barandilla de metal.

Sintió un escalofrío. ¿Por qué no podía recordarla? Es verdad que habían pasado seis años, pero algo así tendría que quedarse grabado a fuego ¿no? En el tiempo que estuvo en terapia le explicaron que era perfectamente normal que su cerebro hubiera hecho borrón y cuenta nueva de ese acontecimiento. Que el estrés funcionaba así. Que el cortisol se comía las imágenes. Pero aún así Freen y su masoquismo seguían rebuscando en su cabeza la cara de aquella chica. Al menos para saber si alguien la buscó o si salió en alguna noticia sobre desaparecidos. Pero nada, nadie nunca habló de aquello. Aquella chica no existió para nadie más que para Freen aquella noche de primavera, y la versión que se dio fue que Freen había tenido un ataque de pánico en el puente a causa del estrés y el alcohol, y que había alucinado que una chica se suicidaba. Una versión maravillosa - pensó Freen - que para nada la dejaba como una desquiciada.

Nam y Heng hacía rato que se habían dado por vencidos en su intento de que Freen les diera algo de conversación. La chica se había quedado abstraída en sus pensamientos una vez más, así que cuando ambos se levantaron y se despidieron de ella diciéndole que iban a buscar algo de comer obteniendo un sonido indeterminado por parte de Freen, salieron del apartamento dejándola sola en el sofá

- Creía que estaba mejor - dijo Nam una vez salieron a la calle.

- Y lo está, créeme - contestó Heng - Creo que todo lo del libro la ha desestabilizado un poco. Es normal. Seguramente ha sacado a flote algunas cosas que llevaban una temporada hundidas-

- Creí que se moría Heng - Dijo Nam deteniéndose de pronto en mitad de la acera. No sabía por qué le estaba contando aquello a aquel chico que prácticamente acababa de conocer. Pero él había visto la oscuridad más absoluta de Freen y no sabía de nadie que pudiera entenderla mejor que él - Te juro que pensé que se iba a morir de dolor. Nunca imaginé que alguien pudiera romperse por dentro y que se viera tan claramente por fuera. - suspiró - La perdí. La perdí por no acompañarla a casa a terminar su maleta. La perdí por pedirme una cerveza más. Nunca me voy a perdonar que Freen cruzara sola ese puente aquella noche -

Heng la miró en silencio. No sabía que Nam cargaba con esa culpa y estaba seguro de que Freen tampoco lo sabía. Siempre que hablaban de ella, Nam aparecía como su amiga feliz, como su amiga la que siempre intentaba hacerla reír. Pero la Nam que tenía delante ahora llevaba años cargando con algo que le encharcaba el corazón y lo hacía pesado como un fardo de tela en el agua.

-Lo siento no sé por qué te cuento todo esto, debes pensar que soy una aguafiestas, para tres días que vengo - dijo la chica intentando aligerar el momento dramático que se había generado.

-No tienes que disculparte. Querer a Freen de esa manera te hace entrar en mi top de personas favoritas de manera automática - dijo encogiéndose de hombros - así que felicidades - sonrió. Y Nam se relajó. - Venga vamos, me muero de hambre-

Mientras, Freen seguía en casa sin mirar a ningún punto fijo. Ella sabía cuando esa sombra empezaba a hacer acto de presencia. Conocía esa sombra. Así que aquella misma tarde tomó una decisión que sabía que tarde o temprano tendría que tomar. 




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LEJOS  DE  ERIS  • FreenBecky •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora