ONCE

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Freen tenía los ojos abiertos mucho antes de que la alarma de su despertador del móvil sonara aquella mañana. Cualquiera hubiera pensado que dormiría hasta tarde después de haberse pasado hasta las cuatro de la madrugada mirando el techo preguntándose por qué le dijo a Becky que no podía ir a la floristería con ella. Tenía que ir a trabajar a la librería, eso era verdad. Pero también era verdad que podría decirle a Irin que se iba a ausentar aquella mañana por asuntos propios. Aunque Freen no sabía en qué momento Becky se había convertido en un asunto propio.

La chica era guapa, sí. ¿Pero acaso ella estaba en el punto de apreciar aquello? No, no lo estaba. Más bien era curiosidad. Necesidad de saber más. Como queriendo identificar esa familiaridad extraña que sintió desde el primer momento en que la vio salir de aquella trastienda.

Y bueno, guapa era. Guapa era una barbaridad.

Freen calculaba que Becky debía medir unos seis o siete centímetros menos que ella. Tenía los ojos marrones como las avellanas y el pelo castaño claro, justo descansando en sus hombros, y aún seguía visualizando tal y como iba vestida anoche para la reunión, con una camiseta blanca - pegada Freen sí, pegadísima - por dentro de sus vaqueros rectos y un abrigo largo gris oscuro más bien informal. Todavía la veía alejándose con las manos en los bolsillos traseros con esa especie de decepción en la mirada ante el rechazo de acompañarla al día siguiente.

-Menuda carita traes - dijo Irin cuando Freen se quitó las gafas de sol tras entrar en la librería. - Cualquiera diría que estuviste de fiesta anoche.

- Qué va, yo ya ni recuerdo lo que era eso.-

- ¿Entonces qué? ¿Maratón de episodios de True Crime? -

- No podía dormir con tanto ruido - dijo Freen señalándose la cabeza. Suspiró. - Qué tal todo por aquí -

- Pues lo normal, ya sabes. Organizando el Festival de Arte que con el tema de la presentación de tu libro lo tenía algo abandonado.

- Joder es verdad. Se me había olvidado por completo. Perdona Irin he estado muy distraída estos últimos meses-

- Ni te preocupes. Es totalmente normal. Oye, ¿y al final conseguiste darle el libro a Patty?-

A Freen le dio un vuelco el estómago. Maldita sea, otra vez pensando en Becky. -Eh...sí, sí se lo he hecho llegar - dijo distraídamente intentando que la conversación acabara ahí.

-¿Y cómo está, eh? -

Pues no, no iba a acabar ahí. Freen suspiró. -Pues...no lo sé la verdad.-

-¿Pero cómo le has dado el libro entonces? - Irin levantó una ceja interrogante-

- Esto...a ver. Fui a la floristería y había una chica allí que ahora se va a hacer cargo y me dijo que se lo daría ella - Freen dijo todo esto a una velocidad pasmosa mientras ordenaba distraídamente la pila de libros que tenía en la mesa frente a ella.

- Espera qué-

- Si bueno; esta chica, Rebecca, pues le ha dado el libro a Patty. Fin de la historia.-

- Freen, no me estoy enterando de nada. ¿Pero quién es Rebecca?-

- Creo que Rebecca soy yo - se escuchó una voz cerca de la puerta que Freen reconoció de inmediato. Podría jurar que las rodillas le fallaron un poco cuando intentó girarse hacia la dirección de donde provenía.

La chica se acercó caminando entre las mesas hasta llegar a la altura de Irin. Freen no estaba segura de si seguía respirando. Becky la miró por unos segundos directamente a los ojos y sonrió antes de volver su atención hacia Irin.

LEJOS  DE  ERIS  • FreenBecky •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora