Capítulo 40

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La alarma del celular de Sabo y el tuyo, hicieron que abrieran los ojos lento y con pereza. Junto aquellos tonos, se escuchaba la lluvia golpeando el techo de la casa.

—Apaguen eso... —La voz adormilada de Ace se hizo presente.

—Levántate y apagalas tú... —Dijiste en el mismo tono.

—Pero son sus teléfonos, y están lejos...

Miraste de mala manera al pecoso, él te miró serio.

—El parcito... Bien, yo voy. —Sabo, fue quien finalmente se sentó en la cama para ir en busca de los celulares. Estaban en el suelo dentro de los bolsillos de la ropa de ustedes dos, así que al encontrarlos, apagó las alarmas, y volvió con ustedes.

—¡Gracias, Sabo!~

Cuando el rubio se recostó a tu lado, le recibiste con un abrazo, el cual fue correspondido enseguida. Sabo, quiso tomar una de tus piernas para colocarla sobre su cadera, pero enseguida tu rostro cambió y reclamaste.

—¿Te duelen las piernas aún..? —Sabo te soltó y volviste a tu posición anterior.

—S-sí... parece como si hubiese hecho nucho ejercicio...

—Bueno, en teoría...

Reíste luego de oír a Ace, aunque aún quejándote con un tinte rosado sobre tus mejillas. Sabo, acarició tu cabeza como consuelo pero sin dejar de tener una sonrisa en su rostro.

Te acurrucaste cerrando los ojos contra el cuerpo de Sabo, y Ace enseguida también volteó para abrazarte por la espalda. Los tres estaban aprovechando el calor corporal del otro para esta fría mañana.

De repente tus ojos se abrieron al oír una nueva alarma sonando, quedaste un poco confundida... pero luego recordaste, que ese tono de alarma, era para casos de emergencia. Enseguida te apoyaste sobre uno de tus brazos, y miraste a los dos chicos que estaban a tu lado completamente dormidos...

—¡¡Sabo, Ace!!

Tu grito los alarmó, y al caer en cuenta que los tres se habían dormido... se levantaron más que rápido. Aunque en cuanto pusiste un pie en el piso, sentiste nuevamente aquel cansancio en las piernas que te hizo reclamar y reír al mismo tiempo. Pero ya no había tiempo de nada, después de vestirse los tres salieron de tu casa corriendo con paraguas en mano y llamando al celular de Luffy, quien no contestaba...

Estando en casa de ellos tres, subiste rápidamente para despertar a Luffy quien se levantó luego de que lo sacudieras varias veces con desesperación. Cuando pasaste por el espejo en la habitación de Luffy, te quedaste quieta luego de verte el cuello...

—¡iiiihhhh! Ay no...

Tus pasos apresurados se escuchaban desde el primer piso, corriste por unas bufandas a las habitaciones de los mayores, pues era casi imposible encontrar una en la habitación de Luffy... tomaste tres, y te apresuraste en bajar.

En la cocina, viste como Ace lanzaba jugos en caja mientras que Sabo les preparaba un pan a cada uno. Comieron con prisa, se lavaron los dientes más que rápido, y salieron al fin de la casa en el auto de Sabo. Le entregaste a Ace la bufanda, quien te miró confundido, hasta que le señalaste su cuello y entendió. Además tuviste que arreglarle la ropa a Luffy, pues se había abotonado mal y tenía todo desordenado.

Llegando al colegio, todos tomaron sus cosas apresurados, por lo que no te fijaste habías dejado tu bufanda dentro del auto, e iban Ace y Luffy con un paraguas, tú y Sabo con otro. Al estar dentro del colegio, avanzabas por el pasillo tratando de colocarle la bufanda al rubio para tapar sus marcas...

Pasado pisado. (Sabo, Ace x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora