Capitulo 11

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Ace te llevó hasta la casa de ellos, ya que supuso que no tendrías cosas para las heridas y lesiones en la tuya.

Una vez estuvieron adentro de la casa, Ace con cuidado te bajó de su espalda y dejo las mochilas de ambos a un lado.

—Perdón... Ahora por mi culpa estás mojado también.

—No le des importancia, sólo hay que dejar secar las cosas. —Sonrió mientras se acercaba a la estufa para prenderla—. Ven, tus piernas están frías ¿No?

Asentiste devolviéndole la sonrisa y colocándote frente a la estufa para tomar algo de calor. De pronto Ace comenzó a quitarse la chaqueta y luego la polera, dejando a la vista su torso marcado. Era la primera vez que veías esa parte de su cuerpo al descubierto, sabías que sus brazos y piernas estaban trabajados pero... No habías visto su abdomen hasta ahora, y no podías negar que era algo llamativo para observar.

—Quitate la ropa por mientras. —Mencionó con normalidad.

Lo miraste en silencio, y sólo en ese momento se dio cuenta.

—N-no me refería a... Es para ponerla a secar y prestarte algo de cambio... —Excusó enseguida, mientras que sus mejillas se calentaban y coloreaban.

Se dio la vuelta y rápidamente caminó hacia las habitaciones del segundo piso dejándote en el living con una sonrisa divertida.

En cuanto terminó de cambiarse buscó uno de los polerones más largos que tuviese. Fue a la habitacion de Sabo por las cosas necesarias para curarte, y en un par de minutos ya estaba bajando las escaleras. Pero al mirarte abrió los ojos de par en par mientras que su rostro se encendía cual semáforo.

—¡¿P-por qué estás-?! —Al bajar te vio solamente en ropa interior sentada frente a la estufa.

—Tú dijiste... —Respondiste como si fuese lo más obvio. Él se quedó callado un momento.

—Tienes razón... Lo siento. —Te lanzó desde la distancia el poleron y unos pantalones para apartar la vista. Aunque inevitablemente miraba de reojo.

—Gracias.

Con tranquilidad te colocaste el poleron que Ace te había prestado, pero cuando llegó el momento de los pantalones... Estos en cuanto los soltaste se fueron hacia abajo quedando en el suelo.

Ambos guardaron silencio. Cruzaron miradas y comenzaron a reír por la situación.

—Creo que me quedaré sólo con el poleron. -hablaste una vez dejaron de reir.

—Si al parecer. Bueno, sientate. —Ante tu mirada confusa el levantó una pequeña cajita con varias cosas para tratar heridas además de un vaso con agua.

Ambos tomaron asiento en el sillón, y colocaste tus piernas sobre las del pelinegro. Así él comenzó a desinfectar, limpiar y curar los raspones con cuidado.
De la misma forma tomó el pie que se te había resbalado y comenzó a moverlo.

—¿El tobillo te duele?

—Más o menos... -Por esa respuesta, tomó una crema la cual colocó en la zona y comenzó a dar un masaje hasta generar calor. Sacó tambien un rollo de vendas para empezar a envolver tu tobillo.

Tú lo mirabas con atención, hasta que te dio un antiinflamatorio junto con el vaso de agua, enseguida tomaste ambas cosas y la pastilla desapareció. Al volver a mirarlo, él extendió su mano pidiendo las tuyas. Pues también tenías algunos raspones allí, los cuales se encargó de limpiar.

—Supongo que con eso bastará por hoy...

—Gracias otra vez Ace. —El mencionado te revolvió el pelo—. Por cierto, no sabía que tenías tatuajes.

Pasado pisado. (Sabo, Ace x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora