Capítulo 20

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Jeonghan se acomodó en la camilla donde la Beta le había dicho que se acomodara. Seungcheol estaba un poco distante de la situación sin saber cómo actuar en ese momento, solo veía cada movimiento que hacía su Omega en ese lugar.

Notó como las manos de la Beta viajaban al vientre de Jeonghan para levantar un poco la camisa que traía puesta, alterando un poco la cercanía que tenía con el Omega. Reaccionó de inmediato, cambiando su postura y dejando que sus feromonas se esparcieron.

—¿Señor...? —se dirigió al Alfa.

—Choi —respondió Seungcheol cruzado de brazos y su voz un poco ronca.

—Señor Choi —la Beta no lo observaba solo se dirigía a atender a Jeonghan—. Le aseguró que no pretendo hacerle daño a su Omega, ni tampoco a su cachorro —Seungcheol sintió su rostro enrojecerse, había hecho todo de forma automática—. De hecho, esto es para saber la salud de ambos —le dedicó una mirada.

—Lo siento... —murmuró.

La Beta tomó una botella de gel para colocarla sobre el abdomen de Jeonghan —que aún era plano—, y otro poco en el aparato del ultrasonido. Configuró todo antes de iniciar y llevó el aparato con sumo cuidado, moviéndolo suavemente y transmitiendo en la pantalla lo que pasaba en el vientre de Jeonghan.

Seungcheol lo veía a lo lejos, pero no distinguía nada a esa distancia. Llevó su mano a su pecho, acariciando la zona, pues sentía su corazón latir con fuerza, había cierta emoción en su interior.

—¿Por qué no se acerca? —preguntó la Beta atrapando a Seungcheol con la mirada fija a la pantalla—. Si se sienta a lado de Jeonghan, puede ver a su cachorro.

—No quiero incomodar... —miró hacía otra parte.

—No incomoda, ¿cierto, Jeonghan? —la Beta llamó la atención del Omega, brindándole una sonrisa.

—Claro —dijo en un murmuro.

La Beta le hizo una señal a Seungcheol para que se acercara, y con pasos lentos e inseguros tomó camino a un lado de Jeonghan, sentándose en la silla que estaba ahí, mirando fijamente a la pantalla, desde ahí podía distinguir perfectamente la pequeña silueta del cachorro que crecía en Jeonghan.

Era pequeño todavía, diminuto, era una bolita dentro del estómago de Jeonghan que supondría crecería al pasar el tiempo. Sintió un nudo en la garganta, incluso sus manos sudaban y se sentía mareado por el cúmulo de emociones que empezaban a florecer. Tuvo que bajar un poco la cabeza para que alguien lo viera en ese estado, pero creía que sus emociones se delataban solas en base a su aroma.

—En un segundo podrán escuchar los latidos del pequeño —comentó la Beta, que de inmediato activó el sonido para que los latidos se escucharan.

Un pequeño click bastó para que el sonido se reprodujera. Unos latidos fuertes y rápidos que podía distinguir perfectamente. No eran cualquier latido, eran los de su bebé. Un cachorro que le pertenecía a él, solo a él.

Se mordió el labio inferior con fuerza, al grado de encajar unos de los colmillos en su piel. Sintió el sabor metálico de la sangre en su boca, abriendo una pequeña herida en su labio por la fuerza que ejercía. Dejó escapar un jadeó, se puso de pie y miró a la Beta.

—¿Podría dejarme un momento a solas con Jeonghan? —pidió, haciendo que su voz se escuchara lo más normal posible. La Beta le dedicó una mirada al Omega con una sonrisa de complicidad.

—Por supuesto —dejó todo en orden, y le entregó a Jeonghan papel para que se limpiará el gel—. Entregaré unas cosas mientras y luego vendré para decirte algunos consejos sobre como cuidarte, ¿de acuerdo? —comentó a Jeonghan y el Omega asintió.

All My Love [3ra Parte Semicolon] - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora