Pasaron un par de semanas desde que vio al misterioso Omega por el campus de la universidad. Su vida iba con tranquilidad y del mismo modo que siempre. Creía que todo estaba marchando bien, pues dejó de pensar en él y en querer verlo. Volvió a salir con cada Omega que veía y estaba dispuesto a acostarse con él.
Al parecer, lo que había sentido solo fue algo de una sola vez, daba gracias por ello. No estaba dispuesto a enamorarse, no era una opción hacerlo. Así que siguió su vida normal, como siempre. Hasta que un día, su pesadilla estaba ahí.
Vio al Omega a lo lejos, lo reconoció por el intenso aroma a cereza que desprendía y no podía olvidar. No tardó demasiado en identificarlo, pues era de noche, el campus estaba casi solo y solo había algunas personas que tenían clases nocturnas. Y el Omega estaba entre esas personas.
Lo vio irse por un sendero que no lo llevaba a la salida, le pareció curioso que hiciera aquello, pues normalmente, acabando clases uno regresaba a casa o se iba con sus amigos, pero el Omega estaba solo. Quería irse, ya tenía medio camino recorrido para regresar a casa, pero su corazón latía desesperadamente y su instinto Alfa no paraba de decirle que lo buscara.
Se detuvo, dio media vuelta y regresó por su camino tomando poco después el camino que tomó el Omega. Lo perdió de vista, pero continuó por aquel camino hasta que el aroma se intensificó un poco. Siguió el rastro del aroma hasta llegar a las gradas de la cancha de fútbol de la universidad.
Escuchó sollozos, cerca de las gradas. Su curiosidad lo invadió y caminó en busca de la persona que causaba ese sonido. Hasta que finalmente, encontró al dichoso Omega que tanto había estado buscando. Estaba cohibido, detrás de las gradas, en el suelo y llorando.
El Omega todavía no lo había notado, así que podía irse antes de querer acercarse para consolarlo, pero justo cuando dio un paso hacia atrás, rompió una ramita de algún árbol y llamó la atención del Omega. El de ojos verdes azulados levantó la mirada, viendo a Seungcheol fijamente.
—Lo siento —murmuró Seungcheol sin saber qué hacer—. No quería ser inoportuno…
El Omega volvió a su posición original, pero ahora no lloraba. No hacía ruido, pero Seungcheol podía notar que de sus ojos seguían saliendo lágrimas.
Odiaba su maldito instinto Alfa.
Se acercó con pasos lentos y se sentó a lado suyo en el suelo, maldiciendo por arruinar sus pantalones. Acompañó al Omega en silencio, sin saber qué hacer, solo intentó hacerle compañía.
—Deberías volver a casa —comentó el Omega llamando la atención de Seungcheol—. Ya es demasiado tarde…
—Eso debería decírtelo yo a ti —dijo con un tono de fastidio—. Estás aquí, llorando, cuando cualquier Alfa puede hacerte daño.
—Eres un Alfa —sintió la mirada del Omega sobre él—. ¿Debería tenerte miedo?
—¿Qué dices?… —Seungcheol estaba algo ofendido—. Por supuesto que no, yo no soy de ese modo —escuchó una risa sin gracia por parte del Omega.
—Lo sé, eres otro tipo de Alfa —Seungcheol lo miró con cierta molestia—. Eres Choi Seungcheol, el Alfa que sale con muchos Omegas, heredero de una compañía.
—Vaya, sabes mucho de mí.
—Solo lo que todos dicen —el Omega se limpió los ojos—. Tengo que irme —se levantó del suelo, sacudió su ropa y dio unos cuantos pasos cuando Seungcheol lo tomó de la muñeca para detenerlo.
—Espera —pidió Seungcheol.
Su piel se sentía demasiado suave. Se levantó y se acercó notando como la luz de una farola iluminaba levemente el rostro del Omega. Él lo miró fijamente a los ojos, desconcertado por su petición y fue ahí, que Seungcheol notó que tenía un moretón en la comisura de sus labios.
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All My Love [3ra Parte Semicolon] - Omegaverse
FanfictionTercera parte de Semicolon Seungcheol es un Alfa menospreciado por su familia, fue minimizado desde joven. Un día conoce a un Omega que hace poner todo su mundo de cabeza, y a pesar de que lo ama demasiado, sus sentimientos se vuelven un terremoto q...