All My Love [3ra Parte Semicolon] - Omegaverse

Capítulo 30

La sesión de fotos había terminado. Seungcheol se encargó de acompañar al señor Oh hasta la salida de la empresa, era acompañado por Hansol, ese Alfa le provocaba una incomodidad enorme, le daba desconfianza pero no podía mantenerlo alejado por saber que era interno de la empresa con la cual tenían una sociedad.

—¿No cree que es extraño? —comentó Hansol en cuánto el auto del Señor Oh se había marchado de ahí. Seungcheol lo miró extrañado. ¿Hansol le estaba hablando como buenos amigos?—. Es extraño que tanto como ese ridículo Omega y el presidente Kim hayan desaparecido —Seungcheol se giró a verlo.

—¿Y tú quién se supone que eres? Solo limítate a tu trabajo —ordenó Seungcheol. Dio media vuelta y regresó dentro del edificio dejando a Hansol solo.

Odiaba que se metieran en sus asuntos de trabajo, pero lo que más detestaba es que se metieran con su familia. Mingyu era su hermano menor, y no iba a permitir que nadie levantara falsos en su contra, al menos necesitaba comprobar lo que sus mente estaba imaginando. Conocía perfectamente a Mingyu, y él era un Alfa fiel tanto a sus amigos como a su compañero de vida, y Jihoon era eso.

Llegó al piso donde se encontraba su oficina, caminó por el pasillo viendo que Wonwoo estaba ahí, junto con Seungkwan. Los dos Omegas parecían estar trabajando, pero Wonwoo estaba más distraído que atento a lo que estaba sucediendo en la pantalla de su computadora. Lo miró unos cuántos segundos y después ingresó a su oficina.

Se sirvió un poco de agua fresca antes de tomar asiento en el sofá de su oficina, trató de acomodar sus pensamientos. Seungcheol sabía que Mingyu estaba sintiéndose atraído por otro Omega, que incluso pensó en ese Omega mientras estaba con Jihoon. Solo había un Omega que había llegado a su vida, y ese era Wonwoo, un Omega falso que fue abandonado por un Alfa y que tiene un hijo. No veía a Mingyu como su pareja. Admitía que a Mingyu le encantaban los niños, consentía demasiado a Yeonjun por la falta de un cachorro en su vida, pero le causaba ruido pensar que Mingyu estaría a favor de cuidar un cachorro ajeno como lo era el hijo de Wonwoo. ¿Se llamaba Soobin? Le daba igual su nombre.

Dejó salir un amargo suspiro y mejor se concentró en continuar con su trabajo. Apenas apretó el botón de encendido de su computador, cuándo escuchó los gritos en el exterior de su oficina. Se abstuvo de mover un solo músculo para escuchar la conversación.

Era Jihoon quién se encontraba gritando en el exterior.

Se levantó alarmado, salió de su oficina y vio la escena pasar lento frente a sus narices.

—¡¿Qué carajos te pasa, Jihoon?!

Mingyu había llegado a parar todo el alboroto que estaba sucediendo afuera. Jihoon estaba furioso y herido por ver a Mingyu molesto con él. Seungcheol se quedó desconcertado, Mingyu no era el tipo de Alfa que defendía a otros antes que a sus amigos.

—¡¿A mí?! ¡Deberías preguntarle a la maldita puta que tienes como secretaria! —gritó Jihoon, con desesperación—. ¡¿Qué no ves que está tratando de alejarte de mí?! ¡Dile que se largue!

Por un momento, tuvo la esperanza de que las palabras de Jihoon hicieran entrar en razón a Mingyu y termine por despedir a Wonwoo de una vez, pero su sonrisa se borró al escuchar la respuesta de Mingyu.

—¡¿Qué estupideces estás diciendo, Jihoon?! —Mingyu se encontraba confundido, pero eso no evitaba que siguiera enfadado con Jihoon por lo que estaba haciendo—. ¿De dónde sacas esas tonterías?

—¡¿De verdad lo vas a defender?! —la voz de Jihoon se encontraba dolida, dejando callado a Mingyu.

—¡No tiene nada que defender porque yo no he hecho nada! —habló Wonwoo con irritación, él también se encontraba molesto por los insultos de Jihoon—. ¡Ya estoy cansado de esta situación! ¡Soporté esto porque de verdad necesitaba el trabajo, pero no me importa si es el esposo de mi jefe o del presidente de Corea! Yo no voy a permitir que me falten al respeto con cosas estúpidas —dicho eso, se dirigió a Mingyu—. Lo siento, presidente Kim. Me largo de aquí —tomó algunas de sus pertenencias y se marchó de ahí. Seungcheol finalmente podía sonreír.