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Jimin

Mientras bajo por el ascensor mi cerebro repite unas palabras que no sé de dónde sacó, "labios de seda". En algún lugar lo tuve que escuchar, tal vez en una película o en una serie, no lo sé, pero me parece un sobrenombre muy bonito.

—Adiós, Mike —me despido del portero y me dirijo hacia el parqueo del edificio.

Mi coche está ahí tal y como lo indicó Jungkook. Sonrío y no me tardo en entrar, quiero llegar lo más pronto posible a la reunión de esta mañana. Enciendo mi vehículo y dejo mi portafolio en el asiento del copiloto, y al hacerlo noto el café que reposa en el portavasos de la guantera. Lo tomo con cuidado, aún está caliente. En la parte trasera del vaso hay una notita pegada que dice:

"La mejor forma de iniciar el día es bebiendo un café, así que te compré uno. Espero que hoy no faltes a nuestra reunión, te estaré esperando, labios de seda"

–Jungkook

Mi sonrisa se amplía provocando que mis ojos se hagan dos rayitas y de pronto ya no puedo ver. Me obligo a dejar de sonreír para recuperar mi visión, pero la felicidad que siento no desaparece.

 Así que fue Jungkook quien usó el "labios de seda" para referirse a mí, seguramente lo hizo ayer, pero como no estaba en mis cinco sentidos como tal no lo recuerdo. No le doy mayor importancia al asunto y me apresuro a conducir, si antes quería llegar rápido ahora tengo muchas más ganas de hacerlo.

El universo parece estar a mi favor ya que todos los semáforos que hay en el trayecto desde mi departamento hasta Jeon's Company me permiten pasar sin complicaciones, es por eso que a pesar de la considerable distancia logro llegar en solo treinta minutos.

—Buenos días, joven Park —saluda el portero de la empresa—. Si gusta, yo me puedo encargar de aparcar su coche.

No lo pienso dos veces, salgo de mi vehículo y le entrego las llaves.

—Muchas gracias... —dirijo mi mirada hacia su pecho donde lleva un pin con su nombre—. Dongsun —termino la frase.

Comienzo a caminar hacia el ingreso del edificio cuando oigo mi nombre otra vez.

—Joven Park, olvidó su café —el portero me extiende la bebida.

—Oh, gracias otra vez —le dedico una sonrisa—. Eres muy amable.

Hace una reverencia y yo le devuelvo el gesto. Por el rango de posiciones yo no debería haber hecho la reverencia, ya que yo soy heredero de una de las empresas más importantes del país y él, un portero, pero desde que fui un niño mi papá me enseñó lo importante que es el respeto y Dongsun es una persona mayor a la cual le debo respeto sin importar el "estatus".

Ni bien ingreso al edificio de la empresa, la asistente de Jungkook aparece frente a mí, no recuerdo bien su nombre, creo que es Ann o Ana.

—Buenos días —saluda cortés con el rostro neutral—. El presidente Jeon lo espera en su oficina, ¿o prefiere verlo en la sala de reuniones?

—No, está bien en su oficina.

—En ese caso, acompáñeme —hace un gesto con su mano invitándome a seguirla y así lo hago.

Realmente siento esto muy innecesario porque ya conozco el camino hasta la oficina, pero me imagino que es una formalidad más.

Cuando llegamos, ella no se molesta en tocar la puerta, simplemente ingresa dejándome fuera por unos cortos segundos, mientras tanto aprovecho para desechar el vaso vacío de café no sin antes guardar la nota en mi bolsillo.

ⲯ﹍му σηℓу ℓσνє // кσσкмιη﹍ⲯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora