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Jimin

La fiesta inicia y no es como me lo había esperado. Creí que estaría llena de gente y que habría música movida, ya saben, lo común de una fiesta de cumpleaños. Pero en cambio, hay pocas personas, unas treinta a lo mucho y todo está muy tranquilo, sin embargo eso no es lo que más me sorprende, sino la presencia de mi familia, incluso primos que no veía hace mucho están aquí y no lo entiendo.

Los saludo a todos o bueno, a la mayoría y continuó de largo en busca de Jungkook. Lo veo conversando con uno de los mozos que atenderán esta noche y me acerco a él, pero en cuanto nota mi presencia se calla inmediatamente y le indica al mozo que continúe haciendo lo suyo.

—¿De qué hablaban?

—Nada, solo le daba algunas indicaciones.

Asiento sin creerle del todo, pues si solo fueran unas simples indicaciones no estaría tan nervioso ahora, me preguntó que pudo ser tan delicado como para ponerse así al pensar que pude haber escuchado.

Enlazo mi brazo al suyo y caminamos juntos por todo el lugar, saludando a otros invitados. Entre ellos visualizo a mis padres.

—¡Papá! —lo abrazo fuerte—. Hace semanas que no te veo, te he echado tanto de menos.

—Y yo, pequeño —besa mi sien—. Fue una pena no poder haber ido a la fiesta por el proyecto, pero sé que fue un éxito total. Te felicito, siempre logras superarte, estoy muy orgulloso de ti Jiminie y por supuesto que también de ti Jungkook.

Mi novio hace una reverencia y estrecha la mano de mi padre.

—Es un honor escucharlo decir eso, señor.

—Te deseo mucha salud y prosperidad, muchacho, feliz cumpleaños.

—Se lo agradezco.

—Feliz cumpleaños, presidente Jeon —mi madre que ha permanecido muda decide hablar, pero su voz es tan fúnebre que me produce escalofríos—. Honestamente no esperaba una invitación a su fiesta.

—¿Y por qué no? ¿Acaso no es la madre de mi novio? Sería muy descortés no tenerla en cuenta.

—Entonces solo es cortesía.

—Es lo mismo por lo que usted aceptó venir.

La tensión es palpable y si sigue así creo que esta celebración se va a tornar incómoda, no quiero eso así que con la excusa de hablar sobre algo, me alejo de mis padres llevándome a Jungkook conmigo.

—Amor, sé que mi mamá no es de tu total agrado, pero por favor, trata de no seguirle el juego cuando te intenta molestar —digo una vez que estamos a solas en un rincón apartado de las personas—. Solo arruinaremos esta noche y no queremos eso, ¿verdad?

—Tienes razón, labios de seda, está noche es muy importante como para dañarla.

Con dos pasos acorta la distancia entre nosotros y me rodea por la cintura apoyando su frente en mi hombro izquierdo.

—¿Te pusiste en modo bebé? —bromeó mientras acaricio sus cabellos.

—Sí, necesito que me mimes.

—Pero Kook, estamos delante de mucha gente, no puedo.

—Es mi cumpleaños, debes decir que sí a todo lo que te pida.

Río por su actitud, me encanta que a pesar de su edad no ha perdido esa esencia infantil que solo un niño posee. Su personalidad fría e inquebrantable ha quedado en el olvido, por lo menos conmigo es así.

—Chicos perdonen que interrumpa —Sujin nos encuentra—. Pero... ya es hora, hijo.

Como si esas palabras causaran un huracán en el interior de Jungkook, se suelta de mí con un sobresalto.

—¡¿Ya es hora?! —pregunta emocionado. Me recuerda a un perrito moviendo la cola.

—Así es.

—¿Hora de qué? —me atrevo a preguntar.

—Oh, solo dirá unas cuantas palabras por su cumpleaños —Sujin se encoge de hombros.

—Vamos —Jungkook toma mi mano y camina hasta el centro del local dejándome justo frente a él. Sujin se coloca a mi lado.

Los demás invitados también se acercan, pero ninguno intenta ponerse por delante mío.

—Buenas noches con todos —saluda Kook—. Les agradezco por haber aceptado la invitación y estar aquí. Cómo habrán podido notar no somos tantos como en las otras fiestas organizadas por mi madre —algunos ríen—. Pero eso es porque solo quería a la gente más cercana a mí y a mi novio —me señala haciendo que me sonroje. Es la primera vez que me llama así delante de otras personas que no son sus padres o mis padres—. Sé que muchos no lo sabían aún, pero ya llevo unos meses saliendo con este maravilloso chico. Antes de él no creía que podía enamorarme, pero ahora solo quiero estar con él en todo momento. Nunca tengo suficiente de Park Jimin. En este tiempo él se ha hecho lo más importante en mi vida y ahora no me imagino mis días sin su presencia. Esta mañana, él fue el primero que me felicitó por mi cumpleaños y además me hizo un regalo precioso —sonrió—. Pero ahora que lo pienso, creo que no es suficiente —la sonrisa se me borra.

—Pero que está diciendo —Sujin se golpea la frente con la palma de la mano.

—Si bien su regalo me encantó —Jungkook continúa—. Aún hay algo más que quiero, ¿quieren saber qué es? —hace una pregunta abierta a lo que todos o casi todos responden que sí, incluido yo—. Bien, se los diré. Como les dije ya no puedo imaginar una vida en donde mi chico no esté, así que lo que quiero es que Jimin esté conmigo... para siempre.

Algunos que entienden a lo que se refiere hacen un sonido enternecido y de sorpresa. Otros, como yo, que no tenemos ni la menor idea, nos quedamos con un gran signo de interrogación en nuestras cabezas.

—Jimin —me nombra—. Me has gustado desde el instante en que vi una de tus fotos por internet y cuando te escuché hablar por primera vez puedo jurar que sentí estar en la gloria. Enamorarme de ti fue tan sencillo y agradezco no haberme negado a ello porque es lo mejor que tengo ahora. Sé que sientes lo mismo y es por eso que me atrevo a hacerte esta pregunta.

—Kook...

Mi corazón palpita aceleradamente porque creo que ya me di cuenta lo que trata de hacer. Mis manos tiemblan con nerviosismo y mis ojos amenazan con soltar lágrimas. Entonces cuando veo a Jungkook sacar una cajita roja de terciopelo y arrodillarse ante mí, sé que mis pensamientos no son errados.

—Park Jimin, ¿me harías el regalo de pasar toda tu vida conmigo? —abre la cajita revelando un anillo precioso de compromiso—. ¿Te quieres casar conmigo?

Finalmente mis ojos dejan caer las lágrimas que estaban reteniendo y mi corazón da un vuelco dentro de mí. Asiento frenéticamente lanzándome a sus brazos, los cuales me atrapan y me estrujan con cariño, con amor.

—Sí, sí, sí, claro que me quiero casar contigo —sonrío entre lágrimas y Kook me pone el anillo—. ¡Te amo tanto!

Los aplausos no se hacen esperar, pero cuando estos cesan, el sonido de una copa estrellándose contra el piso capta la atención de todos. La gente se gira para ver quién a sido la torpe o el torpe y... ahora no, por favor.

—Mamá...

ⲯ﹍му σηℓу ℓσνє // кσσкмιη﹍ⲯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora