º9º

277 46 10
                                    

Jimin

Apenas entro a mi departamento me deshago de los incómodos zapatos, eran nuevos y a puesto a que me dejaron algún tipo de herida. 

Así descalzo, corro a mi habitación y me dejo caer sobre la cama mientras los pensamientos de lo que sucedió se apoderan de mi mente. La noche de hoy empezó mal, pero terminó siendo la más maravillosa que he tenido en mucho tiempo. 

La sutileza con la que Jungkook me sacó de la abrumadora fiesta y me llevó a aquel puente dio un giro de 180º a mi estado de ánimo, aunque debo admitir que cuando apenas lo vi me sentí más feliz. 

Sonrío al recordar las luciérnagas rodeándonos y el agua brillando, nunca había visto cosa igual, fue mágico.

—Qué patético Jimin —me digo a mí mismo—. Tienes veintiséis años y estás emocionado como un adolescente.

Me río de mi actitud y en ese momento mi móvil comienza a vibrar en señal de que estoy recibiendo un mensaje, lo saco del bolsillo de mi pantalón y reviso. Es Eunwoo preguntándome dónde estoy. "En casa" es lo único que respondo para tirar el móvil por algún lugar de la habitación.

Desaparecí de la fiesta hace casi tres horas y recién nota mi ausencia, vaya problema. Trato de no darle importancia ya que no sé si me afecta o no.

Últimamente me he replanteado mucho nuestro vínculo. No hemos retomado nuestro noviazgo y a pesar de que él ha pasado noches seguidas aquí conmigo nada se siente como antes. Los besos que nos hemos dado se sienten superficiales, las conversaciones son vanas, no hay sentimientos fuertes y eso me hace pensar que quizás estamos forzando algo que ya no va volver a ser lo que un día fue. Él ha cambiado al igual que yo, lo cual no es malo, sin embargo ya no encajamos como solíamos hacerlo antes.

—Hey.

La presencia de alguien más en mi habitación me hace sobresaltar. Me levanto de inmediato y descubro que es Eunwoo quien se encuentra aquí.

—¿Cómo entraste?

Alza un juego de llaves en mi dirección.

—Me las diste hace unos días, ¿recuerdas?

—Claro.

Nos sumergimos en un incómodo silencio, lo cual no hace más que confirmar que lo nuestro ya está roto.

Su mirada se pasea por toda mi habitación como buscando algún objeto del cual opinar y así continuar la casi nula conversación de hace un momento. Exhaló algo frustrado y gano su atención.

—¿Por qué te fuiste? —pregunta finalmente.

—Estabas ocupado —digo intentando no mencionar a la mujer con la que estuvo—. Simplemente no quise interferir.

—Oh, ella —frota su nuca—. Se llama Katherine, es una posible inversionista y mi padre quiere que me acerque.

—Tu padre... —río con ironía—. Siempre es él, ¿verdad?

—¿A qué te refieres?

—A que todo el tiempo vas a hacer lo que él quiere.

—Debe ser así hasta que logre ser el CEO de la empresa.

—Ya.

—Bebé —intenta abrazarme pero retrocedo evitándolo.

—Ya basta, no es así como imaginaba que sería reencontrarnos. Te esperé por años, Eunwoo, manteniendo la esperanza de que me amaras como yo lo hacía —mi voz se quiebra—. Soporté el hecho de que cortaras nuestra comunicación, incluso soporté que cancelaras nuestras salidas cuando volviste, pero ya no puedo más. Esto es desgastante, solo vienes por las noches y al llegar la mañana ya no estás. Ya nada es igual, ni siquiera has intentado tocarme más allá de los besos y en cierta forma yo me siento igual.

ⲯ﹍му σηℓу ℓσνє // кσσкмιη﹍ⲯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora