º11º

445 78 11
                                    

Jungkook

Cuando era niño, los lunes siempre fueron un día complicado para mí porque significaba regresar al colegio después de dos maravillosos días de descanso y ahora... ahora no ha cambiado. Odio tener que despertarme temprano y enfrentarme a la rutina repetitiva de la semana, odio tener que dejar atrás la libertad del sábado y domingo para ir a la empresa a las 8 a.m. y ver la cara soñolienta de ciertos empleados a los que les sucede lo mismo que a mí.

Sin embargo hoy es lunes y no me siento así, por alguna razón no he tenido problemas para despertar a penas sonó la alarma a las 5:15 am, es más, me sentí tan bien que decidí hacer un doble rutina de ejercicios. Me permití disfrutar de la vista al gran parque que queda frente a mi departamento e incluso le escribí un "Buenos días" a mi mamá. 

En fin, espero seguir con el mismo buen humor durante todo lo que resta del día.

Después de darle las llaves de mi coche a Dongsoon para que se encargue de aparcarlo, entro a la empresa y los saludos de los empleados no tardan en llegar, a todos les respondo con un asentimiento y una pequeña sonrisa, así continúo mi camino en dirección al ascensor y ya lo habría logrado de no ser porque soy interceptado por una persona.

—Buenos días, presidente Jeon.

Se trata de una mujer vestida formal de no más de veinticinco años a la cual nunca la había visto antes, pero por el identificador que tiene en su pecho sé que pertenece al área de relaciones públicas. 

El nerviosismo es notorio en ella, en ningún momento me mira a la cara y entiendo que es un signo de respeto, pero ¿tiene que ser así? Parece atemorizada de estar cerca de mí, hasta su respiración parece ser errática.

—Buenos días, Sana —leo su nombre en su identificador y parece sorprendida por lo que eleva sus mirada, pero en seguida la vuelve a bajar.

—Disculpe que me acerque así, pero mi equipo y yo tenemos algo urgente que conversar con usted y la señorita Lee Ann aún no ha llegado por lo que no pudimos informarle a ella.

¿Ann no ha llegado? Que raro, ella siempre está antes que yo.

—Está bien, en media hora tú y tu equipo pueden ir a mi oficina.

—Muchas gracias —hace dos reverencias y huye de mi presencia.

Suspiro y subo al ascensor, y en unos cuantos segundos llego a mi piso. Con mis ojos busco a Ann, pero su puesto está vacío por lo que confirmo que es cierto lo que dijo la empleada. Marcó su número esperando oír su voz, pero no contesta.

Entro a mi oficina con la preocupación latente en mi pecho. No sé qué hacer para obtener respuestas acerca del paradero de mi mejor amiga, quizás si tuviera el número de la recepción del edificio donde vive podría llamar y preguntar por ella, pero no poseo esa información.

—¡Ah! —doy un golpe sobre el escritorio de madera.

Si sigo aquí sin hacer nada me voy a volver loco, así que sin pensarlo dos veces me dispongo a salir a buscarla prometiéndome a mí mismo que la voy a encontrar así tenga que bajar al mismísimo infierno, pero todo esa intención se queda truncada porque en ese instante ella aparece bajo el umbral de la puerta.

La imagen que veo me desconcierta, Ann no se ve bien a pesar de tener una sonrisa en el rostro. Su coleta está mal hecha y su maquillaje está un tanto corrido que ni siquiera es capaz de cubrir las ojeras que yacen bajo sus ojos.

—Buenos días, Jungkook.

Me basta con oír su voz rota para correr y abrazarla, la sujeto tan fuerte que por un momento creo que se puede romper, pero ella no se queja, al contrario, me devuelve el gesto con la misma intensidad.

ⲯ﹍му σηℓу ℓσνє // кσσкмιη﹍ⲯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora