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Jungkook

—¿Y qué va a hacer al respecto, Park? —pregunto desafiante.

Esto es lo que quiero, que él tome la iniciativa, que tome el control.

Jimin no me hace esperar, sus dos manos se posan en mi cuello y sin perder el tiempo sus labios atrapan los míos dejándome inmóvil y con ganas de más. Sus besos descienden a la piel de mi cuello y sus manos se deslizan por mi abdomen hasta llegar al bulto que va creciendo dentro de mi pantalón. Ahí aprieta robándome un suspiro y haciéndome tirar la cabeza hacia atrás, el momento es perfecto, pero entonces se aparta sin explicación.

Vuelvo a mi postura inicial y aunque pretendo disimular que no quiero que siga explorando mi cuerpo, no puedo hacerlo, es demasiado evidente que me ha encantado como sus dedos se han hecho camino por mi anatomía y él lo sabe, su sonrisa de triunfo lo confirma.

—¿Eso es suficiente, presidente Jeon? —murmura inclinándose a mi oído— ¿O aún debo demostrarle mucho más cuanto lo amo?

En mis veintiocho años de vida nunca nadie me ha puesto tan nervioso como este rubiecito, debería tener miedo pero hace tiempo que perdí el temor a cualquier cosa que me pueda hacer sentir Park Jimin.

Al igual que él sonrío y jaló su cuerpo hasta que se pega por completo al mío, lo tomo de la cintura y con suavidad bajo hasta que mis manos atrapan sus glúteos, ahí masajeo. Sus labios se entreabren y me mira con oscuridad en sus ojos, él quiere esto tanto como yo.

—Quítate la blusa —ordeno dándole espacio para que lo haga, pero en respuesta solo ríe.

—No te equivoques, yo soy quien tiene el control. ¿Así te gusta, no?

Trago saliva con dificultad, mi oculta erección ya empezó a doler y en mi cabeza solo aparecen mil formas en las que puedo hacer mío a Jimin otra vez, sin embargo me prende aún más esta faceta suya, ¿qué si me gusta? me encanta y se lo dejo saber con un beso lento.

—Haz conmigo lo que quieras.

—Eso quería oír.

Mi pulso se acelera cuando lo veo alejarse, pero solo lo hace para poner el pestillo a la puerta, entonces la calma vuelve pero al instante es reemplazada por el deseo, la expectativa de saber que es lo que planea.

Vuelve a mí sin apartar sus ojos de los míos en ningún momento. Luego, cuando está a escasos centímetros, me toma de la corbata y así avanza hasta el sofá de cuero que está frente al ventanal, ahí me deja caer.

Me escanea de pies a cabeza y muerde su labio inferior al notar mi erección. Sin pensarlo dos veces se pone de rodillas y primero se deshace de la correa para luego desabrochar el pantalón. Juro que en este mismo instante podría morir, aún no ha hecho nada y siento que la respiración me falta.

Desde la primera vez que estuvimos de esta manera, lo hemos hecho muchas veces y en todas él ha sido quien se dejaba guiar, por lo tanto nunca me ha hecho una felación. Ahora, tenerlo de rodillas, arrancándome los pantalones con desespero mientras traga saliva con fuerza es una experiencia que debería ser ilegal. Podría correrme solo con la imagen de él entre mis piernas.

Cuando me se deshace del pantalón, sus manos van en busca de mi bóxer, no quiero esperar, pero necesito disfrutar esto al máximo. Con una calma fingida toma el elástico de la prenda y la va bajando con lentitud a la par que yo elevo las caderas facilitándole la tarea. Finalmente quedo expuesto solo para él.

Mi goteante miembro se pega a mi abdomen manchando con presemen a la camisa que traigo puesta, pero no me importa y a Jimin tampoco, por el contrario, creo que le parece un estorbo y antes de continuar me la quita dejándome solo con la corbata puesta.

ⲯ﹍му σηℓу ℓσνє // кσσкмιη﹍ⲯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora