Era una mañana tranquila en el puerto de Incheon, el sol brillaba fuerte, los pescadores recogían sus redes con la melodía de las olas chocando contra la madera del embarcadero y los chillidos de las gaviotas volando sobre el puerto, esperando a que los pescadores se despistasen para robar el pescado.
— Changbin ¿Has cambiado la bandera negra?
— Acabo de hacerlo capitán, estamos listos para entrar a puerto. — Chan sonrió de pie en la punta de la proa, y cerró los ojos escuchando el murmullo lejano del pueblo y sintiendo la suave brisa despeinar su rebelde cabello rizado.
— ¡Recoged las velas! — Gritó Chan con calma, notando el momentáneo revuelo que hicieron sus chicos a sus espaldas. El barco lentamente disminuyó su velocidad, y Minho al timón lo llevó a puerto.
Con un suave crujido, el Levanter se acopló en el muelle. La tripulación se apresuró a desembarcar, vestidos con ropas de tonos terrosos para pasar inadvertidos mientras reponían provisiones. Se mezclaron con la multitud en el puerto, y sabiendo sus tareas, en absoluto silencio, se separaron por el pueblo.
Hyunjin y Seungmin encontraron rápido el mercado. Los colores vibrantes y la mezcla de olores después de un larguísimo viaje en barco desde Australia se sentía como pisar el paraíso mismo. Entre los puestos, encontraron a un joven de aspecto amable colocando manzanas rojas de un puesto a su cesta y corrieron en su dirección.
— Hola, disculpa que te molestemos. — Comenzó Hyunjin a hablar, recibiendo la curiosa miraba confundida del chico. — No conocemos esta ciudad, acabamos de atracar en el puerto y buscamos provisiones para el viaje ¿Quizás podrías ayudarnos? — Hyunjin estaba nervioso, se mordía la piel reseca de los labios, arrancándola en un intento desesperado por calmar la tempestad de su mente.
El chico les sonrió y los piratas sintieron aquella expresión como un rayo de luz que impactaba contra ellos, arrollándolos sin dejar nada de cordura a su paso.
— Sin problema, yo siempre compro la fruta aquí, es lo más fresco y dulce que vais a encontrar en toda la comarca, estas manzanas son las favoritas del príncipe. — El chico de ojos afilados los analizaba con la mirada, tratando de aclarar si aquel par de chicos de más o menos su edad eran trigo limpio o no, guardando una última manzana antes de girarse hacia el dueño del puesto y pagar su compra.
El chico del puesto de frutas se identificó como Yang Jeongin, el sirviente del príncipe heredero del reino, Hyunjin y Seungmin decidieron inventar una rápida verdad-a-medias, y se presentaron como tripulantes de un pequeño barquito mercante que venía de Australia, habían parado en Tailandia, pero por el mal clima tuvieron que marcharse rápido, y se dirigían al norte de Japón, aunque los lugares eran los correctos, no planeaban decirle su verdadera identidad al chico.
— Si ya tenéis todas vuestras provisiones podéis ir a vuestro barco y yo a palacio ¿Os quedaréis más días? — Preguntó Jeongin colocando frente a si la enorme cesta de fruta que su mejor amigo le había mandado a comprar. Tenia una sonrisa tranquila y sus ojos gatunos miraban a los chicos con cierta emoción, pues había decidido que se fiaría de ellos.
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La Princesa Y El Gato De Mar
FanficJisung no se sentía querido, sentía su vida perder el sentido por momentos, encerrado en esa jaula de oro en la que siempre había vivido. Para un pequeño grupo de piratas que por casualidad se enteraron del problema del príncipe, la solución se veía...