15: Al borde del abismo

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Es posible que no estéis muy felices conmigo después de este capítulo...

— ¡He visto soldados en el pueblo! Jisung y Minho han debido huir, por eso no volvieron anoche

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— ¡He visto soldados en el pueblo! Jisung y Minho han debido huir, por eso no volvieron anoche. — Hyunjin llegó gritando a la mansión de los Seo, llamando la atención de su tripulación, quiénes estaban al borde de la desesperación al no haber visto volver a sus amigos la noche anterior. — Estan preguntando por ellos por el pueblo, tienen carteles de se busca con la cara de Minho y se los están enseñando a todo el mundo, tenemos que encontrar a los chicos y marcharnos lejos cuanto antes.

— Saldremos a buscarlos en tres grupos, nadie se queda solo, tomad cada uno uns bengala, si alguien encuentra a esos dos, que la lance y se marche hacia el Levanter, si vemos la bengala, vamos al barco inmediatamente ¿Queda claro? — Las palabras del capitán resonaron en las paredes de la mansión, encontrando una respuesta sólida y decidida de los cinco miembros restantes de su tripulación.

Con decisión, Chan agarró la mano de Felix y se adentraron juntos en el bosque, dirigiéndose hacia el norte y ascendiendo por las montañas de Songkhla. El capitán sabía bien cómo pensaba su mejor amigo, si había tenido un encontronazo con la guardia real en el pueblo, querría alejarse lo máximo posible, manteniéndose lejos de ellos. También conocía a Jisung, y su falta de costumbre por el esfuerzo, Minho debía haber escogido una montaña poco empinada por él.

Félix, lleno de determinación, se transformó y le gruñó a su capitán con voz ronca, para nada humana, que montarse en su espalda para ganar velocidad. Cada segundo contaba si querían escapar los ocho de Tailandia con vida. Chan sintió las frías escamas del chico bajo sus manos y tuvo que abrazarse a él mientras Félix volaba esquivando los árboles hacia lo alto de la montaña.

No tardaron más de un par de minutos en alcanzar la cima, Chan bajó del lomo del dragón y corrió hasta el claro. Al llegar sonrió, respirando de nuevo tranquilo al ver que sus amigos estaban bien. Minho y Jisung estaban aún dormidos sobre un lecho de hojas secas, junto a las brasas apagadas de una fogata. Félix llegó a su lado, de nuevo en su forma humana y no pudo evitar una pequeña carcajada, ambos parecían cómodos aún abrazados, tratando de mantener el calor del otro. Las manos de Minho abrazaban la cintura del principe por debajo de la chaqueta oscura que Chan había robado para él en Busán.

— Me da pena despertarlos... Se les ve muy cómodos juntos. — Chan trató de aguantarse la risa, y sacó la bengala, una cerilla y la prendió fuego, viendo como explotaba en el cielo. — ¡Arriba bellos durmientes! ¡Nos vamos! — El grito del capitán y la explosión de la bengala, hicieron saltar asustados a los chicos, que se separaron como si les quemase el tacto.

— ¿!Qué demonios te pasa Chris!? — Gritó Minho, tratando de recuperar la respiración después del susto.

— Hyunjin ha visto soldados reales, por lo visto vosotros también ¿No es cierto? Nos vamos de aquí antes de que vuelvan a encontrarnos, Jeongin y Seungmin han ido a preparar el barco, no tenemos tiempo que perder. — Habló Chan comenzando a caminar montaña abajo, seguido de cerca por Félix y un poco más atrás por el par de chicos que aún no terminaban de despertarse del todo.

La Princesa Y El Gato De MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora