Changbin no era como los otros niños de alta cuna con los que su madre estaba obsesionada que se relacionase, las niñas solo se preocupaban por si su peinado estaba bien hecho, o si sus vestidos de adecuaban a la etiqueta y los niños eran tan aburridos como tablas de madera, ni siquiera jugaban entre ellos.
Desde pequeño Changbin se fijaba en los otros niños, los hijos de los campesinos que corrían por los campos, y los hijos de sus criadas que corrían por los pasillos de su mansión, riendo y jugando sin saber que el menor de los hijos del duque los observaba, deseando ser uno de ellos.
Uno de esos niños llamó especialmente su atención, era quien organizaba los juegos e inventaba las normas para que fuera siempre más divertido. Ese niño inteligente planificaba cómo, cuándo y dónde jugarían para no ser regañados por sus padres y no ser vistos por la familia noble, nunca había un solo fallo en sus planes. Sin embargo, Changbin era demasiado tímido como para acercarse a ese niño y pedirle ser su amigo. Sabía que sería rechazado porque había oído al criado hacer planes para evitarlo a él también.
Después de varios años limitándose a observar, un día acompañó a la mamá de ese pequeño criado inteligente a comprar a la lonja. El chico se llamaba Kim Seungmin. Su madre le habló largo y tendido sobre su hijo, feliz de saber que Changbin quisiera ser su amigo.
— Minnie es demasiado listo, pronto esta mansión se le quedará pequeña y planear juegos inocentes no será suficiente... ¿Crees poder seguirle el ritmo a mi pequeño cachorrito? — Changbin asintió, ahora que tenía el visto bueno de su madre se sentía lleno de confianza para hablar con el criado.
Ese mismo día Changbin vio con horror como aquella amable mujer daba la vida para que una carreta que iba sin frenos hacia él no lo arroyase, y con su último aliento le animó a que fuera valiente. El noble le prometió que jamás volvería a ser cobarde, por mucho miedo o vergüenza que sintiera, iba a cumplir siempre con aquella promesa
Seungmin le ignoraba, le gritaba, corría lejos de él, pero Changbin no se rendía, iba a lograr ser amigo de ese criado aún que le costase toda una vida.
Meses después llegó un extraño adolescente al puerto, a penas tenía diecisiete años pero navegaba solo con un enorme y hermoso barco con la figura de una sirena presidiendo el mascarón.
— ¡Hola! ¿Sabéis dónde puedo encontrar un buen lugar para comer algo? — Dijo el joven con una enorme sonrisa que marcaba un par de hoyuelos en sus mejillas.
Seungmin llevaba una cesta al igual que Changbin, quién había salido con él de nuevo con la insistencia de que lo dejase ayudarlo con sus recados, ambos estaban extrañados por el extranjero frente a ellos pero decidieron ayudarle. Lo llevaron a comer y después al mercado para que supiera dónde comprar buena comida para el viaje.
— ¿Cómo tienes tanto dinero siendo tan joven? — Preguntó Changbin, llevaba toda la mañana aguantando las ganas de resolver sus dudas con aquel extraño y joven marinero.
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La Princesa Y El Gato De Mar
FanficJisung no se sentía querido, sentía su vida perder el sentido por momentos, encerrado en esa jaula de oro en la que siempre había vivido. Para un pequeño grupo de piratas que por casualidad se enteraron del problema del príncipe, la solución se veía...