19: El precio de la lealtad

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El médico había vuelto a coser la herida, aun que halagó el buen trabajo del australiano cerrando y desinfectando el corte

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El médico había vuelto a coser la herida, aun que halagó el buen trabajo del australiano cerrando y desinfectando el corte. Parecía estar cicatrizando bien, y según su opinión, Minho ya estaba prácticamente fuera de peligro. Aún debía evitar hacer esfuerzos y levantar peso, pero podía hacer tareas básicas, y estaba feliz de poder volver poco a poco a ser el pirata de siempre.

No había tenido tiempo para tener una conversación en condiciones con Jisung, esos últimos días había tenido mucho tiempo para pensar en su última conversación, arrepintiéndose totalmente por cada palabra que dijo.

En aquel momento había sentido que estaba bien decirle a Jisung sobre sus sentimientos sin pensar demasiado en el cómo, ahora no paraba de pensar que había sido demasiado repentino y comenzaba a creer que el príncipe huía de él.

¿Cómo demonios se supone que la gente común maneja esas situaciones? Su única fuente de experiencia en el amor eran las historias de los libros que Hyunjin le explicaba, y los largos monólogos de Chan sobre cierto dragón australiano. Los sentimientos lo sobrepasaban y no tenía idea de como gestionarlos.

Como guinda del pastel, la falta de una conversación apropiada con Jisung lo tenía en constante tensión, sin embargo lo aterraba recibir un rechazo rotundo.

Al fin y al cabo era la primera vez que se enamoraba de alguien.

— ¡Minho! — Gritó Jisung emocionado. El pirata se secaba las manos después de limpiar por tercera vez la cocina para mantenerse entretenido cuando la voz del príncipe lo hizo sobresaltarse. — ¿Podemos hablar?

El pirata se vio en blanco, luchando consigo mismo para responder, había algo dentro de él que le pedía huir y esconderse debajo de la cama. De alguna manera logró asentir y esperó a que Jisung hablase primero.

— Es sobre lo que hablamos el otro día en Kuala.

— Sobre eso... quizás no fue el mejor momento, pero iba en serio. — Minho vio una pequeña sonrisa crecer en los labios del chico. Chan siempre le decía que tenía que mantenerse firme cuando tomaba una decisión, y aun que no estuviera seguro de que fuera a funcionar, no podía volver atrás y evitar abrir la boca.

— Lo se, te tocas las orejas cuando mientes.

— No lo hago.

— ¿De verdad no te das cuenta? — Jisung lo miró de arriba a abajo, cruzando los brazos. Su sonrisa se hizo más grande al notar la expresión confundida de Minho. — No vengo a hablar sobre tus manías, quería darte una respuesta a tu pregunta del otro día, lo he estado pensando mucho aunque no lo parezca.

No quería escucharlo, Jisung le diría de nuevo que cualquier cosa entre ellos era imposible. A pesar de llevar mes y medio a bordo, no había sido capaz de dejar caer del todo la corona.

— ¡Jisung joder! Por fin te encuentro. — Seungmin irrumpió en la cocina, dándose cuenta al momento de que no había interrumpido algo importante. — Siento interrumpir, pero es urgente, Chan lleva quince minutos buscándote, deberías ir a hablar con él antes de que se arranque todo el pelo... Creo que es importante.

La Princesa Y El Gato De MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora