Antes de empezar el capítulo, como siempre os quiero decir que espero que os guste, apoyadlo votando y comentando qué os parece.
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Abro un ojo y después el otro. Noto como la luz entra a través de la ventana cegándome, haciendo que vuelva a cerrar los ojos rápidamente y me esconda dentro de las sábanas. Hoy no tengo ganas de nada. Me apetece quedarme en la cama y jugar a algo o simplemente ver algún programa.
Después de evitar levantarme de la cama, tras una hora y media, me obligo a hacerlo. Me dirijo al baño y le enciendo el agua caliente, al máximo. Sí, necesito que mi piel arda con una ducha. Cuando veo como va subiendo el vapor, entro en la ducha dejando que mi cuerpo se humedezca. Es una sensación muy relajante, a tal punto de que me podría quedar dormida de pie. Podría ser un caballo, jajajaj, hace unos años aprendí que los caballos dormían de pie, me resultó curioso y algo extraño la verdad. Yo pienso que si todos los días durmiera de pie llegaría un momento en el que me tiraría al suelo, no creo que aguantara jajaja.
Me concentro en enjabonar mi cuerpo y el jabón con olor a rosas invade mis fosas nasales, transportándome a mi infancia. Cuando jugaba todo el día sin preocupaciones, bueno, cuando en realidad mi única preocupación era no llegar a tiempo para ver mis dibujos animados favoritos. De pequeña nunca me gustaron las muñecas. Recuerdo una vez que era Navidad, mi tía me preguntó qué le había pedido a Papá Noel y yo respondí que un coche teledirigido y un balón. Cuando llegué a la casa de mi tía, me encontré con una muñeca. Mi tía me dijo que me la había comprado ella porque Papá Noel no había podido, que estaba muy ocupado. Mi madre le dijo que a mi no me gustaban las muñecas, mi tía sacó la muñeca de la caja, me la dio y me dijo que jugara con ella. A los pocos minutos después de desaparecer por la casa, aparecí por el pasillo arrastrando a la muñeca de los pelos por todo el suelo. Mi tía me preguntó que por qué jugaba así con la muñeca y mi madre le dijo que se lo había advertido, que no me gustaban las muñecas.
Sí, a los 5 años era una niña "rara", vamos a decir que era diferente a las demás. No me gustaban los vestidos, ni tampoco las muñecas, ni jugar a papás y mamás... En el colegio las niñas me apartaban, nunca querían jugar conmigo porque decían que era rara. Un día, un chico de clase me dijo que jugara con ellos y desde entonces empecé a juntarme con los chicos. Con ellos no había complicaciones, era una más. No me miraban con odio, ni me juzgaban. Al contrario, me invitaban a jugar siempre y debo decir que no se me daba nada mal el fútbol. Así acabé por apuntarme al fútbol cuando tenía 6 años y fue una de las mejores cosas que he hecho en mi vida. Tengo muy bonitos recuerdos de esa parte de mi infancia. Dejando a un lado los desplantes, desprecios de mi propia familia y más cosas. Porque sí, mi propia familia me despreciaba, bueno, me desprecia.
La hermana de mi padre era mi madrina y como vivía cerca de nosotros era el familiar al que más veía. Tengo el vago recuerdo de un día que fui a verla, tal y como hacíamos a cada dos semanas. Cuando mi madre y yo entramos todo era normal. Al pasar una hora si no recuerdo mal, nos despedimos. Antes de que nos alejáramos de la puerta de su casa me dijo unas palabras que se quedaron incrustadas en mi mente: "Tú ibas a ser un chico pero en el último momento te convertiste en una chica". Sinceramente, duele mucho que tu propia tía te llame así, solo por tener gustos diferentes a los que una chica suele tener con frecuencia. Tras ese momento, taché a mi tía de mi vida.
Bueno, ella no es la única que me jodió psicológicamente. Mis abuelos murieron antes de que yo naciera y la madre de mi padre también por lo que no pude conocerlos. En cambio conocí a la que desearía no haber conocido. Sí, la madre de mi madre, una señora que no merece ni que la llame abuela. Desde que era pequeña mi madre me obligaba a ir a verla cada domingo. Cada domingo para mí se convertía en una tortura. No podía jugar porque le molestaban los ruidos que hacía, no podía ver dibujos animados porque siempre tenía puesta la telenovela que ella veía... Ni siquiera podía hablar porque le fastidiaba el sonido de mi voz. En todas las fiestas que celebrábamos todos juntos notaba como a mis primos los trataba diferente a mí. Yo era a la que reñía cuando ponía los pies en el sofá para salir o cuando corría por la casa jugando con mis primos. Todos lo hacían, ¿por qué yo no iba a hacerlo? No era diferente, era su puta nieta al igual que los demás. ¿Por qué su trato hacia mí era completamente diferente al resto? Mi madre lo notaba. Lo sabía.
Tengo un recuerdo vago jugando con mi tío Manuel, mi tío favorito, y con mis primos Manuel y José Ángel, sus hijos, en la calle. Era Navidad, en concreto Nochebuena. Yo jugaba fuera con un frasco de nieve mientras no paraba de reír. Mi tío es de esas personas que hacen que valga la pena cada segundo, cada minuto. Es increíble, siempre le he admirado. Como con un simple comentario es capaz de hacer que a todos no nos sea posible parar de reír. Unos minutos después, vi salir a mi madre, mi padre y mi hermana enfadados. Me agarraron de la mano, me metieron en el coche y no me pude despedir de mis primos o mi tío. Comencé a llorar, no entendía que estaba pasando y tampoco entendía por qué no me decían nada. Me gritaron que no llorara y yo seguí llorando silenciosamente mientras miraba la luna llena a través de la ventana. Cada lágrima mojaba mis mejillas como si fuera un pequeño riachuelo surcando por los poros de mi piel.
Unos años después comprendí por qué nos fuimos así aquella noche de esa cena. Mi madre se enfrentó a mi abuela pues no era normal que el trato hacia mis hermanos y hacia mí era tan diferente al del resto. Desde ese día solo tenemos relación con mi tío favorito. Fue el único que admitió que era cierto, era el único que lo veía y eso dolía. Ni mi propia familia me aprecia. ¿Cómo voy a pensar que alguien me puede apreciar si ni ellos lo hacen? ¿Cómo una persona puede ser así con su propia sangre? ¿Cómo la infancia de una niña se puede romper a pedazos con cada año que iba pasando? ¿Cómo se supone que debo unir los pedazos de mi corazón para sentirme yo, para ser yo misma?
Abro los ojos, los cuales había cerrado hace un rato mientras mis lágrimas se fusionaban con las gotas de agua que parecían fuego líquido. Termino de ducharme y salgo. Me pongo un pijama nuevo, agarro mi teléfono y le pregunto a mi hermana y a mi hermano cómo les va. Correcto, soy la pequeña. Tengo dos hermanos más pero como ya se fueron hace ya varios años de casa, yo no los mencioné.
Paso todo el día haciendo un maratón de "Fast&Furious". Sí, también me gustan los coches, aunque no soy experta reconozco cuando un coche es bonito y hay uno en particular que me gusta mucho. La que más me gusta de todas es la tercera película "Tokyo Drift" donde aparece el coche de mis sueños y ¿por qué no? Uno de mis crushes "Han".
Al llegar la noche miro el móvil. Nada. Otro día ha pasado y ningún mensaje de los Bronston. ¿Habré sido otro simple juguete? ¿Habré sido otra simple diversión de unos días para unos chicos que no parecen querer nada serio aunque digan lo contrario? Pienso que sí, que sólo fue un juego en el que yo me tomé cada palabra en serio, cada frase y cada propuesta. Odio sentirme tan tonta, tan inútil, tan maleable y tan influenciable. Sé que es mi culpa por abrirme así, de esa forma, ante unos completos desconocidos pero me transmitían la confianza y la paz que necesito y creía que me la otorgarían pero ha resultado todo lo contrario. Voy a centrarme en que en unos días empiezan las clases y podré conocer gente nueva. Hace años que no socializo pero no creo que sea tan difícil hacer nuevos amigos, ¿no? Me olvidaré de los Bronston antes de darme cuenta. Solo estuve unos días cerca de ellos, no creo que sea tan complicado después de haberme olvidado de personas que formaron parte de mí durante toda mi vida.
Vuelvo a la película y tras unos minutos me quedo completamente dormida. Tranquilizándome con el ruido de los motores. Noto una suave brisa de olor a madera y notas dulces pero no consigo distinguir más y caigo en el sueño de Morfeo.
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Holaaa, espero que os haya gustado el capítulo de hoy (largo e intensito).
Nuestra pequeña Ámbar tuvo una infancia bastante dura, ¿no creen? Los Bronston no han vuelto a dar señales de vida ¿Qué le deparará el futuro a Ámbar? ¿Qué les habrá pasado a los hermanos?
Gracias por el apoyo❤️.
Pd: arriba dejo una imagen de la muñeca que le regalaron a Ámbar.
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Te doy mi vida (+18) - Miracles
RomanceÁmbar lleva colada de Jackson desde el instituto aunque nunca han estado juntos, ya que lo que pasaba entre ellos nunca se convirtió en algo serio. Está cansada de que su cabeza no pare de pensar en él. Ámbar se va de su hogar a conocerse a sí misma...