Ámbar lleva colada de Jackson desde el instituto aunque nunca han estado juntos, ya que lo que pasaba entre ellos nunca se convirtió en algo serio.
Está cansada de que su cabeza no pare de pensar en él.
Ámbar se va de su hogar a conocerse a sí misma...
Los días han pasado volando, no he vuelto a saber nada de los Bronston desde aquel día y, aunque debo admitir que me duele que hayan desaparecido así, prefiero que lo hayan hecho a los días de haberme conocido a que lo hubieran hecho después de unos meses de conocerme.
Es hoy, por fin llegó mi primer día de clase en la universidad de California. Me levanto de la cama y me visto con una minifalda gris y un jersey fino de color blanco acompañándolo con unos botines de tacón color negro.
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Agarro mi portátil, mi horario y mi bolso. Pillo una chocolatina para comérmela antes de ir a mi primera clase del día. Anatomía. Genial, recuerdo que se me daba bastante bien en el instituto y que nunca tenía que estudiar mucho. ¿Qué le hago? Soy una chica aplicada, de las que considerarían una "empollona". Nunca me molestó que me llamaran así, ya que eso me diferencia de las personas con poco cerebro como ellos.
Camino hacia el aula 5, entro y observo que no hay nadie todavía. Supongo que he llegado pronto. Elijo un asiento en primera fila, ya que me gusta pillar apuntes de toda cosa que explique el profesor. Miro el papel del horario donde viene el nombre de los profesores y busco la asignatura de Anatomía. El profesor se llama "Uriel Bianchi", el apellido parece ser italiano...
Pasan los primeros 15 minutos de la clase y el profesor no aparece. Literalmente nadie ha aparecido además de mí. Después de que hubieran pasado otros 5 minutos, decido ir a preguntar a secretaría si alguien sabe algo. Me levanto y me dirijo hacia la puerta. Justo cuando voy a abrirla, alguien la abre haciendo que yo caiga. Cierro los ojos antes de caer al suelo, esperando el impacto. Después de unos segundos noto que no he caído, abro los ojos y veo unos ojos verdes aceituna mirándome intensamente. Noto sus grandes brazos rodeando mi cintura, impidiéndome que caiga, tal y como si fueran una red.
- Perdona, llegaba tarde y no te había visto (se disculpa el hombre).
- No te preocupes, yo iba a... A... A buscar a alguien porque el profesor de Anatomía no llegaba (le respondo ya incorporándome algo sonrojada).
Joder Ámbar, no puedes ser más patosa...
Bueno, no está mal ser patosa si caemos en unos brazos como los suyos...
Conciencia, no es momento, por favor.
- Encantado. Soy tu nuevo profesor de Anatomía, Uriel Bianchi (me dice Uriel extendiendo su mano).
- Encantada, me llamo Ámbar Morales y soy una de sus estudiantes de Anatomía. Aunque no sé qué pasa porque no ha llegado nadie más (le respondo extendiendo mi mano).
Estrechamos nuestras manos de forma firme y amistosa. Después de unos segundos, nos soltamos las manos y procedo a sentarme en el sitio que había elegido. Él se sienta en su mesa, agarra un papel y lo lee detenidamente.