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Antes de empezar el capítulo, como siempre os quiero decir que espero que os guste, apoyadlo votando y comentando qué os parece.

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- ¿Ámbar? ¿Estás ahí? ¿Estás despierta? Necesito hablar contigo, es importante que me escuches...

Reconozco la voz que proviene desde la puerta de mi habitación.

- ¿Qué se supone que haces aquí? Después de haber desaparecido por varias semanas no tienes derecho a presentarte aquí, delante de mi puerta, como si nada. Me habéis hecho mucho daño y eso no se resuelve con un simple perdón, confié en vosotros y me pagasteis alejándoos sin explicación alguna. ¿Crees que me merecía ese abandono después de haberme abierto a vosotros dejando que supierais toda mi historia junto a todos mis traumas? No creo que lo mereciera aunque puedo entender perfectamente que os podáis cansar de mí pero hubiera preferido que me lo dijerais a la cara antes que esfumaros del mapa sin ningún por qué (digo a través de la puerta mientras me levanto de la cama acercándome cada vez más a ella).

- Ámbar... Sé que lo hicimos mal y, por eso estoy aquí... Bueno, estamos aquí... Necesitamos que escuches lo que tenemos que decirte... Es una muy buena razón para hacer lo que hicimos... (dice Azazel con voz triste).

- No es que queramos justificar que lo hemos hecho muy mal en lo que respecta a ti, pero cuando te contemos todo lo podrás entender (dice Azariel con un tono serio).

- Por favor... Necesitamos explicarte todo y desde el principio... (dice Arakiel sollozando).

Uriel pone su mano sobre mi hombro haciendo que gire para mirarle a los ojos. Con una mirada me suplica que les deje explicarse y es entendible ya que él sabe el por qué lo hicieron aunque no me lo quiso decir. Lo miro unos instantes más hasta que le abrazo y asiento con la cabeza. Le indico que se siente en la cama porque esta conversación supongo que será bastante larga.

Me acerco a la puerta y giro el pomo. Mientras la puerta se va abriendo, mi visión pasa por las 3 figuras diferentes que hay tras ella. Encuentro a un Azazel delante de todos con los brazos cruzados y un signo de preocupación en su rostro, un Azariel detrás de Azazel que luce algo intranquilo y parece presentar algún que otro tic nervioso y, por último, un Arakiel en el suelo, abrazando sus rodillas y sin parar de llorar.

No voy a mentir. No soy una roca sin sentimientos y verles así me duele mucho. Nunca en mi vida le he deseado el mal a nadie porque sé lo que se siente que lo hagan. Ver así de roto a Arakiel me duele, así que, aunque estoy enfadada con ellos, salgo de la habitación importándome más bien poco que vean a Uriel ahí dentro y sentado en mi cama sin camiseta. Me acerco a Arakiel, me agacho poniéndome de rodillas y con mi dedo índice le levanto la cara.

- ¿Estás bien? (le pregunto mientras le seco las lágrimas que surcan su rostro).

Me mira con esos ojos de color azul intenso debido a las lágrimas mientras sigue llorando. Arakiel, que sigue sin poder producir una respuesta por el nudo de la garganta que sé con seguridad que se está formando tras su nuez de Adán, se abalanza sobre mí, abrazándome fuerte. Tardo en reaccionar pero, viendo como está, opto por corresponder el gesto. Sé que lo necesita, y, si lo hubiera necesitado yo, sé que me lo habría dado sin ningún problema. Una vez que noto que está algo más calmado, me separo. Antes de poder alejarme más de él, me agarra la mano queriendo seguir teniendo un contacto físico conmigo, ya que parece que le tranquiliza. Se lo permito y miro a sus dos hermanos sorprendidos por lo que acaba de ocurrir. 

- Todos dentro, ya (les digo de forma seria y autoritaria).

Asienten y comienzan a entrar uno a uno. Le indico a Arakiel que me suelte y entre, lo hace y ya paso yo y cierro la puerta.

- ¿Uriel? ¿Qué haces tú aquí? (pregunta Azazel interrogante).

- No es momento de que le preguntes a alguien que estaba en mi propia habitación por qué está o no aquí. Así que si me disculpas, preferiría que sueltes todo lo que me tienes que decir y rapidito, gracias (digo enfadada sentándome en la cama junto a Uriel).

Azazel se queda callado y se sienta en una silla junto a sus otros dos hermanos. Les miro esperando a que empiecen a contar qué fue lo que pasó y por qué se evaporaron como el agua.

- Bueno Ámbar, empezaré a contar la historia desde el principio. Nuestra historia. La tuya y la nuestra... (dice Azariel mientras se levanta mirándome a los ojos).

- Puedes empezar cuando quieras (indico con dureza en mi voz).

- Todo comenzó mucho antes de que tú nacieras. Hace unos 1000 años, nuestro padre Hades nos tuvo a nosotros 3. Somos ángeles, Ámbar, y tú también lo eras (dice Azariel con una sonrisa triste).

- ¿¡Perdón!? ¿Que soy qué? Creo que has bebido y te has pasado mucho, túmbate en la cama y descansa mientras tus hermanos me cuentan la verdad, porque menuda mentira acabas de soltar por tu boca... (digo completamente confusa).

- Es verdad Ámbar, eras un ángel y nosotros también (responden Azazel y Arakiel a la vez).

Esto no me puede estar pasando. Esto no puede ser real. No puedo ser un puto ángel y ellos tampoco lo son. Es imposible. Los ángeles no existen o, al menos, eso es lo que siempre me habían dicho.

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Holaaa, espero que os haya gustado el capítulo de hoy. Ha sido más largo de lo normal para celebrar el 1,5k de lecturas.

Nuestra pequeña Ámbar, está muy a gusto con Uriel ¿Los Bronston eran ángeles y Ámbar también lo fue? ¿Qué le deparará el futuro a Ámbar? Seguiremos resolviendo preguntas en el capítulo de mañana ;)

Gracias por el apoyo❤️.

Te doy mi vida (+18) - MiraclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora