Ámbar lleva colada de Jackson desde el instituto aunque nunca han estado juntos, ya que lo que pasaba entre ellos nunca se convirtió en algo serio.
Está cansada de que su cabeza no pare de pensar en él.
Ámbar se va de su hogar a conocerse a sí misma...
Uriel vuelve a acercarse a mí y me coge de la mano mientras que Azariel divertido me agarra la otra, dejando a Azazel y Arakiel a nuestra espalda. Nos adentramos en un paseo muy divertido por la playa hasta llegar a la casa de los chicos, ya que me han dicho que comeremos allí después de cambiar de opinión unas tres veces.
Entramos a la majestuosa casa y menos mal que ya estuve aquí, sino ya estaría otra vez demasiado sorprendida como para escuchar lo que me dicen los chicos. Sigo sus pasos hasta que llegamos a la cocina y me quedo mirando a todos extrañada.
- ¿Qué se supone que vamos a cocinar guapos? (pregunto intrigada).
- Tú no vas a hacer nada. Te vas a limitar a observar y a disfrutar del espectáculo princesa (dice Azariel con una amplia sonrisa).
- De acuerdo. ¿Alguien se viene conmigo? (digo con tono sexy).
- No, todos se tienen que quedar a ayudarme que tengo pensado un gran plato. Quiero sorprenderte, como dijiste antes princesa...(dice Azariel mirándome intensamente).
Asiento sin decir ni una sola palabra más y procedo a irme al salón que no estaba no muy lejos, lentamente mientras muevo mis caderas en un vaivén hipnótico. Me siento en el sofá de color gris claro y miro a través del amplio ventanal que hay imitando el espacio de una pared.
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Observo tranquilamente el ir y venir de las olas sobre la arena humedecida. Noto como poco a poco la arena que está seca comienza a mojarse gracias a que las olas cada vez suben más y más. Es la hora de subida de la marea y se puede escuchar como rompen las olas en el silencio de esta casa. Es raro, pero aunque la cocina está cerca del salón, no consigo escuchar a los chicos hablando. Me levanto, voy de puntillas para no hacer ruido y me dirijo a la cocina. Me asomo ligeramente sin que se me pueda ver y observo la que están liando mientras me río por la escena de ver a todos llenos de harina aún habiéndose puesto un delantal.
- Zel, corta la cebolla; Kiel, tú te encargas de cortar el guanciale; Uri, tú te encargas del queso. Perfecto, la masa ya está reposando para esta noche y ya están los huevos listos. Venga chicos, vamos a hacer que nuestra chica disfrute de la comida (dice Azariel con una sonrisa).
Sonrío ante el hecho de lo que están haciendo por mí. No puedo creer que me den tanta atención y se preocupen tanto en hacerme feliz. Yo haré lo mismo, o, al menos lo intentaré.
