Domingo, el fin de semana estaba terminando para mi desgracia. Yo seguía encerrada en mi casa luego de aquel trágico viernes que acabó con mi vida como la conocía. Vestida y con apariencia de toda una pordiosera, fui hasta la cocina, abrí el congelador y saqué el bote de la nieve, tomé la cuchara más grande que tenía y me dirigí a mi habitación para seguir viendo las películas románticas que siempre había amado, y que en ese momento empezaba a odiar.
- ¡No es cierto, no le creas! - grité a la pantalla cuando el protagonista masculino le dijo a la chica que la amaba.
Con cada escena tontamente romántica hacía gestos de molestia. No podía creer que todas las protagonistas mujeres cayeran siempre ante las palabras de los hombres. Me irritaba que cada una de esas películas terminaran tan felizmente, cuando en la vida real eso no era cierto. El amor para siempre no existía, era una frase tonta que nos vendían como historia barata en los cuentos de hadas que yo adoré por completo.
No sólo había dejado de creer en el amor, sino también en los hombres. Pensé que todos eran iguales y me prometí no volver a enamorarme jamás. Mi celular sonó como por quinta vez y nuevamente lo ignoré.
Mi familia y amigos se habían enterado de lo que sucedió y me buscaban para saber cómo estaba. Los ignoraba porque sabían que ellos eran una bola de chismosos, muchos solamente querían saber la historia completa recitada de mi boca. Desde un día antes me refugié en mi casa, viviendo con mi propia soledad, y fingiendo que por ahí no existían dos mascotas a las que atender.
Mi madre y mi hermano menor fueron a la casa para supuestamente apoyarme, pero únicamente recibí regaños y ordenes por el estado en que estaba, pues a mi madre no le parecía que sólo me estuviera alimentando de papas fritas, nieve y alcohol. Ella trató de convencerme para que me diera un baño y me cambiara la ropa que llevaba desde el viernes, obviamente no le hice caso y me encerré en mi habitación con seguro para que no pudieran entrar.
Cuando se retiraron de la casa luego del éxito no obtenido, corrí a cerrar todas las puertas con llave y seguro para que no volvieran. En seguida de aprisionarme, abrí una nueva botella de vino tinto, y sin tomar una copa de vidrio, comencé a beberla directamente del envase. La verdad es que me encontraba profundamente perdida. Sabía que tenía que parar, que me hacía daño, aun así seguí destruyéndome, al final de cuentas creía que ya todo estaba perdido.
En medio de la madrugada recordé que el día siguiente era lunes y por lo tanto tenía que ir a trabajar. Medité por unos minutos si me presentaría a la oficina y al final decidí no acudir. Me encontraba tan mal que no me importaba perder mi empleo, el cual me había costado demasiado conseguir.
Totalmente ebria quedé noqueada en la sala después de unas cuantas visitas al baño para vomitar. Si me hubieran podido ver, mirarían a una chica que daba lástima, toda sucia con manchas de vino tinto, nieve, salsa picante y vomito en la ropa y rostro. En ese instante no era ni una pequeña sombra de lo que había sido en aquellos ayeres cuando todo era perfecto.
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Simplemente yo
Romance"Él había sido el amor de mi vida. Yo le había dado todo lo que era, mis días buenos, mis besos, mi tiempo, mi cuerpo, y ahora todo se resumía a nada, a un punto muerto." Katherine era una chica que vivía solamente para una persona, su mundo giraba...