Simplemente yo

Día 31 sin ti

La mañana del lunes me levanté con unas ojeras tremendas, puesto que nuevamente no pude dormir, para mi desgracia había soñado con David y cómo le rompí el corazón.

Arreglé mi maleta y me dirigí a la recepción para hacer entrega de la habitación. Salí a recorrer por última vez las calles de Colima. Mientras lo hacía, sentí que no había disfrutado por completo de aquel lugar. El fantasma que me acompañaba ensombreció el viaje hasta que David apareció, convirtiendo todo a tonos grises claros.

Me senté un momento en una cafetería para tomar un desayuno ligero. Gracias a David había empezado a comer otra vez, quizás no lo suficiente, pero por algo se comenzaba.

Ese viaje hizo un leve cambio en mí, mientras disfrutaba del café que recorría mi boca, me sentí menos rota que antes. Y cuando pensaba que algún día lograría sobrevivir, me llegó una notificación que me arrastraba otra vez a mi doloroso pasado. Se trataba de un mensaje de texto de un número que no conocía. Lo abrí y me di cuenta de que únicamente venía una fotografía.

En ésta se mostraba la mano de una chica tomando otra de tez morena. Me paralicé por completo, mi corazón se volvió a partir en pedazos, la herida se abrió dos centímetros más, ya que reconocí el reloj que llevaba puesto esa mano morena.

Traté de ahogar un grito de dolor y con eso mis lágrimas. Ese reloj pertenecía al hombre responsable de todos mis males. Entendí que al parecer él ya me había olvidado, y ahora tenía nueva novia.

Una gran ansiedad me invadió. Mi cabeza comenzó a dar vueltas. Solamente llevábamos un mes separados y aquel hombre al que alguna vez le di mi corazón, ya estaba rehaciendo su vida con alguien más.

Tomé mi maleta con fuerza, y luego de pagar la cuenta, salí corriendo como desesperada hacia el sitio en el que me recogería el splinter, que me regresaría a casa.