Un horrible sol me despertó, puesto que descubrí que me estaba quemando el rostro. Me moví un poco incómoda y luego abrí los ojos, vi el sol directo y me tapé la cara. No entendía nada, me sentía pegosteosa. Me levanté y extrañada observé a mi alrededor, observé que me encontraba a la mitad del patio, al parecer había pasado la noche dormida sobre el césped. Un dolor punzante acaparó la cabeza, no podía pensar claramente, la cruda me jugaba una mala pasada. Revisé mi ropa y el vómito me hizo recordar la borrachera que tuve.
Fui hacia el baño para darme una ducha, no soportaba más oler de esa manera. A la pasada vi el reloj de pared de mi habitación, el cual me anunciaba las doce del mediodía, entonces mi mente se aclaró y volví a ver la hora asustada. Cuando verifiqué que las manecillas del reloj no me mentían me puse como loca, por andar de borracha me había quedado dormida y por ende había faltado al trabajo. Como pude tomé el celular y marqué a mi jefe, mientras timbraba conformaba mentalmente la excusa que daría por no haberme presentado a la oficina.
No tuve ningún problema engañando a mi jefe, como siempre he sido buena trabajadora, se creyó la mentira de que me encontraba bastante engripada y que el medicamento me había dejado noqueada, lo suficiente como para no poder avisarle de mi estado de salud. No podía creer lo buena actriz que fui, pues no sólo justifiqué mi falta del día, sino que también conseguí no presentarme lo que restaba de la semana para que me recuperara por completo.
Al colgar mi consciencia me reclamó lo que había hecho, puesto que mentí para seguir en la miseria en la que me hallaba, porque desgraciadamente sabía con claridad que mientras estuviera en casa, con menos razón saldría de la depresión en la que vivía, permanecer encerrada me hundiría más de lo que ya estaba.
Desafortunadamente mi parte racional fue acallada de inmediato y volví a la rutina que me había creado, tomar vino y comer helado sin importar nada ni nadie. En plena borrachera aventé todo lo que me encontré a mi paso en la casa, la negación se había terminado, ahora llegaba la etapa de la furia que en ese momento me dominaba por completo.
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Simplemente yo
Romance"Él había sido el amor de mi vida. Yo le había dado todo lo que era, mis días buenos, mis besos, mi tiempo, mi cuerpo, y ahora todo se resumía a nada, a un punto muerto." Katherine era una chica que vivía solamente para una persona, su mundo giraba...